Festival de Lima: “Bajo las banderas, el sol” (2025), la dictadura como archivo de horror


A partir de material de archivo de distintas partes del mundo, se reconstruyen los 35 años de dictadura de Alfredo Stroessner en Paraguay, mostrando cómo el régimen pasó de la esperanza inicial al desencanto y la represión, además de su vínculo con operaciones internacionales y crímenes encubiertos.

Siempre he sido un gran entusiasta de los documentales construidos enteramente con material de archivo. Desde lo hecho por Asif Kapadia en Diego Maradona (2019) hasta lo realizado por Pavel Giroud en El caso Padilla (2022), es de mi agrado ver cómo un director es capaz de armar un relato cohesivo y contundente sobre un hecho o una persona basándose únicamente en registros ya existentes. Este trabajo demanda gran habilidad y criterio, motivo por el cual entusiasma ver al paraguayo Juanjo Pereira sumarse a esta forma de hacer cine, abordando un caso histórico tan importante como trágico en la historia latinoamericana: el régimen dictatorial del general Alfredo Stroessner.

Los 35 años de gobierno de este nefasto presidente pueden no ser recordados con la misma claridad que otros procesos dictatoriales de la región, en parte porque Paraguay no suele ocupar un lugar central en las discusiones históricas. Sin embargo, ahí radica uno de los grandes valores del documental. Pereira realiza una radiografía minuciosa de esas casi cuatro décadas de dictadura a partir de material encontrado en diversos países que hablaban de Stroessner. En esos archivos se observa primero a un líder visto como esperanza en Paraguay, para luego convertirse en un lastre del que costó mucho liberarse. Lo más fascinante está en ese mosaico de miradas: de lo informativo se pasa a lo puramente propagandístico, como si las imágenes permitieran seguir en tiempo real el proceso de encanto y desencanto del pueblo paraguayo frente a su gobierno.

De este modo, incluso quien desconozca lo sucedido entiende la magnitud del régimen sin necesidad de explicaciones extensas. Pereira recurre a comerciales, reportajes, fotografías y archivos desclasificados que sorprenden por la riqueza de detalles que ofrecen. Cada hallazgo revela dimensiones más oscuras, como la participación del dictador en el Plan Cóndor, orquestado por la CIA, o el encubrimiento del criminal de guerra Josef Mengele. No obstante, lo más interesante es que no se trata únicamente de una lección de historia. Pereira no se limita a ordenar el archivo: se apropia de él y lo manipula creativamente para enfatizar ideas, resignificar símbolos y crear atmósferas que intensifican el relato.

En el aspecto visual destaca la resignificación del color rojo. Stroessner, miembro del Partido Colorado, lo utilizó como emblema de esperanza y prosperidad. Pereira, sin embargo, lo convierte en el símbolo de la sangre derramada por el pueblo paraguayo a causa de la violencia que marcó su largo mandato. En lo sonoro, el filme alcanza un nivel perturbador: sonidos que irrumpen de forma repentina amplifican el carácter macabro de las imágenes, construyendo una atmósfera inquietante. El director juega con los recursos cinematográficos disponibles y eleva así su propuesta más allá de la simple exposición de archivos.

Eso es lo que hace de Bajo las banderas, el sol un gran documental. Pereira, con su ojo preciso para seleccionar entre largas horas de archivo extranjero, reconstruye una época oscura de Latinoamérica como si se tratara de un relato de terror. En las potentes imágenes se percibe la presencia de un mal que parece aún rondar y que, de algún modo, sigue vigente en la actualidad. Si bien en sus últimos minutos quizá no era necesario incluir material nuevo, el plano final no deja de ser poderoso: pone de manifiesto que lo sucedido, aunque oficialmente concluido, aún amenaza con regresar a la región. Esa advertencia, transmitida desde la memoria, convierte el documental en una obra necesaria.


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