Directora húngara Krisztina Goda: “El cine de mi país se mueve entre la reflexión y el entretenimiento”


Durante el último Budapest Classic Film Marathon, estuve expuesta a un cine al que no tuve la oportunidad previamente de ver de tan cerca, el cine húngaro clásico. En este contexto, tras ver los clásicos del cine internacional y el aporte de Hungría en ellos, se presentó la gran oportunidad de conversar con la directora húngara Krisztina Goda (Budapest, 1970), una de las voces más activas del cine contemporáneo de su país. Su filmografía se mueve entre el cine comercial y el autoral, combinando sensibilidad artística con una mirada accesible para el gran público. Entre sus trabajos destacan Home Guards (2015), The Romance of Ida (2022) y Children of Glory (2006 – imagen de portada).

Tuve la suerte de poder conversar con ella sobre el estado del cine de su país, una curiosidad que comenzó a crecer desde que pude ir al Festival de Cine Clásico de Budapest, y de cómo ve el estado del cine internacional en general. 

¿Cómo describirías el momento actual del cine húngaro y qué lo diferencia de otros cines europeos?

Creo que es un momento muy interesante. Tenemos cineastas extraordinarios como Ildikó Enyedi o László Nemes Jeles, que este año presentaron películas en el Festival de Venecia. Por un lado, hay una efervescencia en el cine de autor, y por otro, una nueva ola de cine comercial que está logrando atraer al público local.

Yo misma coescribí y produje How Could I Live Without You (2024), una película que logró un millón de espectadores, lo cual equivale al 10% de toda la población húngara. Me considero una realizadora “en medio”: mis películas suelen ser comerciales, pero busco que tengan un valor artístico. A veces eso me juega a favor, a veces no, pero es donde me siento cómoda.

Directora Krisztina Goda. (Foto: Recorder)

En América Latina, y en Perú particularmente, no siempre tenemos acceso al cine húngaro fuera de los festivales. ¿Qué crees que falta para que llegue a más público internacional?

Las plataformas de streaming son una oportunidad, pero también un problema. Permiten que cualquier persona vea películas de todo el mundo, pero al mismo tiempo hay tanto contenido que es difícil encontrar lo que uno busca. Mi película The Romance of Ida, por ejemplo, tuvo un éxito inesperado en Sudamérica. Fue doblada en varios países y recibí muchas cartas de fans que me conmovieron. Creo que el espíritu de esa historia conectó con la sensibilidad latinoamericana, y eso me hizo muy feliz.

Como creadora, ¿cómo manejas la relación entre tus películas y los algoritmos que deciden qué se ve y qué no, en las plataformas de streaming?

No me ocupo directamente de la distribución, pero entiendo lo difícil que es destacar entre tanto contenido. En los años 90, en Hungría teníamos copias piratas en VHS, igual que en muchos países de América Latina. Así descubríamos a Orson Welles o a Béla Tarr. Hoy es más fácil acceder a todo, pero paradójicamente, más difícil encontrar algo que realmente te interese. Mi hija tiene 16 años y le encantan las películas de autor. Ella me muestra cosas nuevas todo el tiempo, y eso me encanta.

¿Qué temas de la historia o la cultura húngara te inspiran más en tu trabajo?

No hay un periodo histórico específico, pero sí un tema recurrente: la relación entre el individuo y el poder. Me interesa cómo las personas son manipuladas o adoctrinadas, y cómo reaccionan frente a ello. Es algo que aparece una y otra vez en mis películas. Por ejemplo, Home Guards cuenta la historia de un grupo de jóvenes manipulados por un líder carismático que los convierte en una milicia al servicio de sus intereses. Aunque se desarrolla en otro contexto, me parece muy actual, porque hoy vivimos una época donde las personas son fácilmente influenciadas por lo que ven en sus teléfonos.

Mencionas la manipulación y las fake news, algo que se siente muy contemporáneo. ¿Cómo ves este fenómeno desde el cine?

Hace veinte años, si alguien quería informarse tenía que comprar un periódico. Hoy basta con abrir el móvil y leer titulares que ya te dicen cómo pensar. Las noticias falsas y la polarización están dividiendo sociedades enteras, en Hungría y en todo el mundo. Mi película no muestra teléfonos, pero trata exactamente de eso: de cómo la manipulación puede transformar una comunidad. Vivimos un tiempo donde la información es inmediata, pero también más volátil, y eso cambia la forma en que sentimos y reaccionamos ante los conflictos.

¿Qué consejo darías a los cineastas que quieren representar la violencia o la manipulación sin caer en el impacto vacío?

No creo que existan reglas. Cada historia tiene su forma natural. Si una película necesita mostrar violencia para transmitir una verdad, entonces está justificado. Lo importante es que no sea un recurso gratuito, sino que sirva a un mensaje más profundo. La libertad creativa es esencial, pero también la responsabilidad de usarla con sentido.

¿Qué te gustaría que los espectadores de otras latitudes, como Perú, descubran en el cine húngaro?

Creo que si el público peruano se acerca al cine húngaro, encontrará muchos puntos en común. Los húngaros somos apasionados, intensos, sensibles. Siento que eso también describe a los peruanos. Tal vez nuestras geografías sean distintas, pero compartimos una emocionalidad parecida. Además, Hungría es un país muy bello, con una historia compleja y una generación de cineastas que está mirando hacia el futuro sin olvidar sus raíces. Ojalá más festivales latinoamericanos inviten a directores húngaros, sería un intercambio muy enriquecedor.

Krisztina Goda filma actualmente la segunda parte de How Could I Live Without You y viene desarrollando dos guiones ambientados en la Segunda Guerra Mundial. Su obra combina reflexión política, sensibilidad popular y una mirada femenina sobre el poder y la libertad. En sus palabras, el cine húngaro “vive un momento vibrante, con autores que dialogan entre la historia, la emoción y el presente”. Y al escucharla, confirmamos algo: en tiempos de saturación audiovisual, aún hay espacio para un cine que busca conectar más allá de las fronteras.

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