“Mátate, amor” (2025): atrapada en su mente


Lo nuevo de la cineasta escocesa Lynne Ramsay es de lo más incómodo que podrían ver en una pantalla grande o chica este año. Basada en la novela del mismo nombre de la argentina Ariana Hanwicz, Mátate, amor (Die, My Love, 2025) es una experiencia que nos adentra de lleno en la mente de una mujer que poco a poco va descendiendo a la locura. Protagonizada por una extraordinaria Jennifer Lawrence, la película nos dice mucho sobre la depresión y la psicosis posparto sin sentirse como una lección universitaria, concluyendo de forma altamente simbólica y, quizás para algunos espectadores, frustrante. Al parecer, las funciones de cine del filme han estado llenas de gente que se salía a media función; lamentablemente, no me sorprende.

La protagonista es Grace (Lawrence), una escritora treintañera que se ha mudado a una casa de campo en medio de la nada junto a su novio, Jackson (Robert Pattinson). Al comenzar el filme, los vemos explorando el interior de dicha casa en un plano extenso y quieto, que hace un gran énfasis en lo gastado, sucio y claustrofóbico que es el lugar. De hecho, la película ha sido grabada en formato 4:3 casi cuadrado, lo cual no hace más que destacar la forma en que Grace se siente a lo largo de la película. Es una mujer que se siente atrapada no importa dónde esté, y que gradualmente se va dando cuenta de que no sabe qué hacer con su vida.

Meses después —y luego de una secuencia de sexo salvaje y fugaz—, Grace da a luz a su bebé y se ve obligada a quedarse en casa mientras Jackson sale a trabajar. Es aquí donde ella comienza a tener comportamientos extraños: gatea por el pasto con una navaja en mano, no limpia ni ordena mucho en la casa, y comienza a alucinar en sueños con un hombre misterioso (LaKeith Stanfield), que le otorga lo que su novio no le puede dar. Después de todo, Jackson ya ni la toca, por más que le pida encarecidamente que tenga sexo con ella. Y lo peor es que no puede hablar esto con nadie. Grace no tiene padres, y su suegra, Pam (Sissy Spacek), está lidiando con la reciente muerte de su esposo, Harry (Nick Nolte), a quien solo vemos en flashbacks.

Nunca lo dicen explícitamente, pero queda claro casi de inmediato que Grace está lidiando con depresión y psicosis posparto. Sin embargo, me gusta que el guion nunca diagnostique al personaje; después de todo, la historia entera se percibe desde su perspectiva, la cual mezcla realidad con sueños; verdad con mentira; lo onírico con lo literal. Puede que ella esté consciente de su situación a nivel mental, pero lo que más le importa es lo que tiene y lo que no; lo que Jackson le da, pero también lo que se rehúsa darle. Y por qué no, la posibilidad de que la esté engañando con otra mujer (tiene condones en la guantera de su carro, los cuales jamás usa con ella).

Es así que Mátate, amor se va desarrollando con una experiencia muy subjetiva, que transmite con suficiente intensidad la forma en que Grace va descendiendo a la locura. Se supone que es una escritora, pero no puede escribir. Se supone que debería estar feliz con su bebé, y aunque lo quiere mucho, no podría estar más triste y frustrada. Y su novio, con quien antes se comunicaba muy bien tanto física como verbalmente, parece no entenderla. Consideren, sino, que de pronto traiga un perro a la casa, otorgándole una responsabilidad adicional a una Grace que más saturada no podría estar. Que el pobre perro sea incapaz de dejar de ladrar (constantemente) ciertamente no ayuda.

La película termina siendo una experiencia no solo sobre la depresión posparto, entonces, lo cual podría haber resultado en un filme frío y exageradamente educativo, sino también sobre las relaciones, la comunicación, el sexo y la verdad. La verdad de Jackson es que su esposa no se está comportando como él esperaría que se debería comportar una esposa (y lo que vio con su madre toda la vida). Y la verdad de ella es que nadie entiende verdaderamente cómo se siente; su esposo no la comprende, no la desea y ciertamente no considera ni sus sentimientos ni sus necesidades. Se ha formado un muro entre ellos, gatillado por la llegada de un bebé que no tiene la culpa de nada.

Jennifer Lawrence da lo que se podría considerar como la mejor actuación de su carrera (hasta ahora). La popular actriz utiliza la energía caótica y carisma que tan bien le sirvieron en comedias y blockbusters de acción para desarrollar a Grace como una mujer imprevisible, que para ojos de los demás no está actuando de manera racional, y que está viviendo en otro mundo. Por momentos graciosa y en otros perturbadora, Grace parece ser capaz de todo, desde matar a un animal hasta meterse a una piscina llena de niños en su ropa interior o caminar desnuda por un bosque. Es una interpretación audaz, honesta y constantemente fascinante.

Por su parte, puede que Robert Pattinson tenga el personaje menos “vistoso”, pero igual logra demostrar por qué se trata de uno de los actores más interesantes de su generación. Su Jackson es un tipo que esconde mucho; que no ha dejado de querer a su novia, necesariamente, pero que al parecer ha perdido todo tipo de deseo sexual por ella, enfocándose más en las realidades de su vida familiar y en las expectativas que se tienen de los hombres y mujeres atrapados en roles de género tradicionales. Y del reparto secundario, destacan Sissy Spacek como la única mujer que parece ver de verdad a Grace, LaKeith Stanfield como la idea de un hombre misterioso y Nick Nolte como un padre en los últimos años de su vida.

Evidentemente, Mátate, amor no es una película tradicionalmente entretenida. Le exige al espectador liderar con temas que usualmente no son expuestos de manera tan cruda, ya sea en el cine o en la vida real. Mucho se escribe y se dice sobre la depresión posparto, pero verla retratada de esta manera en una cinta, de forma tan explícita y directa, puede causar reacciones viscerales en el espectador. Pero felizmente el trabajo de Ramsay nunca se siente explotador; si el material es crudo, no es porque ella esté exagerando o dándole un tono melodramático a la historia, sino más bien porque nos muestra las cosas como son (o suelen ser). No creo que vuelva a ver Mátate, amor en un buen tiempo, pero es precisamente por eso que termina siendo un filme recomendable… para ciertas audiencias.

Nota: Vi este film gracias a un screener cortesía de Mubi.

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