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The Town, Ciudad de ladrones (2010)
El fondo del lienzo, The Town, Ciudad de ladrones, está formado por los grupos mafiosos irlandeses que mantienen el arquetipo familiar a lo Soprano, más alguna coalición (véase la mirada hacia otro lado del policía del barrio), conformando las leyes, respetos debidos y deberes obligados a todo componente de la familia, de la que no hay escapatoria posible.
Y eso viene a ocurrirle a Doug, un contenido pero eficaz Ben Affleck, al enamorarse de la directora de uno de los bancos atracados. Enamoramiento al que el personaje está más que predispuesto por su espíritu fatigado del entorno. Como en Heat, la soledad del arquitecto del grupo le conduce a una relación limpia, con alguien fuera del ambiente, y con ella llega la idea del retiro en soleados parajes. Como en Heat, la mujer se acerca a la vista del buscado y trata de mandarle el mensaje de que tiene invitados. -
Atracción peligrosa (2010)
The Town, segundo largometraje de Ben Affleck, respira mucha calle, la malograda y perversa, caracterizada por la fricción y el encono, y la otra, pródiga en espacios abiertos y soleados.
Todo el metraje está cargado de tensión y efectividad, pero es especialmente notable la secuencia de la persecución policial, la cual Affleck confiesa que está inspirada en las escenas similares de Amores perros, la opera prima de un director que admira, el mexicano Alejandro Gonzáles–Iñárritu.
Cada frenada, curva, choque y ráfaga se ven y, sobre todo, se escuchan muy reales, armoniosamente chirriantes y con cámara a la altura de las llantas, luciendo gran capacidad de la puesta en escena en potenciar dramáticamente la fisonomía casi vecinal de Charlestown, de calles cortísimas y pistas estrechas en las que sólo cabe un vehículo a la vez, y de una urbanización tal que facilita la treta y la huida discretas. -
Recuérdame (2010)
Recuérdame es el segundo largo de Allen Coulter, el director de Hollywoodland (2006). Esta vez cuenta con el protagonismo del ídolo juvenil Robert Pattinson.
Narra el encuentro de Tyler Hawkins y Ally Craig, dos jóvenes que aún no han dado el salto definitivo a la vida adulta, buscando desatarse de sus pesados vínculos familiares, y que han experimentado en diferentes momentos de sus vidas probablemente el luto más lacerante, el provocado por un ser querido que se despide voluntariamente.
Apelando a algunas situaciones forzadas, como el clásico amigo bobo que apoya la conquista amorosa y enrostra a su compadre meterse en líos, Coulter se las arregla para que Tyler y Ally se conozcan y empiecen una relación viciada en su origen, que oculta la verdadera motivación del flirteo, el episodio policial con el iracundo padre de Ally (Cooper).