Intérpretes:
Pietro Sibille (Santiago Román), Milagros Vidal (Andrea), Marisela Puicón (Elisa), Alhelí del Castillo (María), Lili Urbina (Mamá), Ricardo Mejía (Papá), Erik García (Coco), Ivy La Noire (Inés)
Estreno en Perú: 30 de setiembre del 2004
Dentro del panorama más reciente del cine peruano sin duda es esta película (opera prima de su realizador) la más interesante realización. El seguimiento al itinerario existencial de un heróe de apariencia ordinaria adquiere niveles insólitos dentro de lo que se había visto anteriormente. La lucha interior del ex combatiente por sobrevivir en la ciudad y bajo sus reglas no se desarrolla aquí como un alegato social sino hacia un más allá, hacia un nivel mucho más profundo e indistinguible. Es la enfermedad del hombre y su conflicto con los peores adversarios: su propia mente y espíritu.
Santiago (potente actuación de Pietro Sibille) es un ex combatiente de la Marina de Guerra del Perú acostumbrado a imponer una forma de orden lejos de la civilización. Allá donde los ojos acusadores de cualquier ente pasivo y pensante no se atreven a mentar la ley. Allá donde se viven los restos de lo que fue una cruenta lucha contra el terrorismo en su peor época y una fracasada y corta bronca con un país vecino, que puso en evidencia el abandono de esas zonas producto del patológico centralismo. Como él mismo se define, allá era alguien. Un hombre de acción que como león enjaulado debía someterse a otras reglas de regreso a la gran capital. El conflicto entre su particular ideología con la de la polisémica y caótica Lima (y de cualquier seña de vida y convivencia) es el centro mismo de la película.
Conflicto que se desenvuelve en los diversos episodios que se suceden alrededor del ex héroe convertido en expresión de tantos otros jóvenes de otras ficciones nacionales cuyos problemas tangibles (desempleo, desarraigos familiares) son los elementos reguladores de insatisfacciones más profundas. El caso de Santiago es insólito pues carga consigo el recuerdo poderoso de cuanto acto realizó como parte de su formación de joven pero que paralelamente le otorgó una especie de estatus, casi como dueño de su propio destino. Por ello se imagina con la invariable y terca consigna de dar la última palabra. Su obsesión por el control de todo apenas si se resume en una frase parca pero precisa: “sin orden nada existe”. Casi recuerda al reyezuelo Kurtz de Apocalypse Now pero como si hubiera regresado a la lustrosa Norteamérica solo para lamentar la pérdida de su precioso trono allá en la jungla.
Y la película crea su interés en base a la contrastada y conflictiva mirada hacia esa trayectoria errática casi en círculos (como la de cualquiera pateando latas). La ruidosa realidad de cláxones y combis, de pitos y griteríos, de caminatas y tropezones de la informal Lima solo puede ser evitada si crea alrededor de él una barrera que lo aísle, una barrera mental que como siempre no tardará en lindar con la locura. Más bien los únicos momentos de paz serán los vividos allá en algún simulacro de misión en la punta del cerro o en la extensa playa donde el horizonte parece ser lo único armónico en el mundo. Tal trayectoria lo acerca a un ser fantasmal al cual distinguimos nosotros pero nadie más a su lado.
Jorge Esponda
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Acabo de ver esta pelicula la verdad impresionante la pelicula, desde todo punto de vista, es muy interesante ver esta pelicula , se las recomiendo a todos.
esta pelicula esta buenaza se la recomiendo a todos
Sres:
Me interesaria poder ver esta pelicula, soy argentina, por favor necesito informacion de donde conseguirla, remitanmela al mail.
Gracias