Continuando con lo ofrecido, hoy les presentamos la entrevista realizada por el magazín Arriba Perú, suplemento del periódico La Raza Hispana, de Orlando (EE.UU.), con Tula Rodríguez y Jesús Aranda, protagonistas de la exitosa película peruano-argentina Chicha tu madre.

Entrevista con Tula Rodríguez

¿Cómo recibiste la noticia de la selección a Venecia de Chicha tu madre? ¿La esperabas?
Llena de emoción. Nunca imaginé que la película llegara tan lejos, ¿no?

¿Cómo fue que te seleccionaron para participar en la película? ¿Fue difícil?
Pasé un casting como todos los actores y salí seleccionada. Sí, esperar la llamada fue un momento difícil.

¿Cuánto hay de ti en el personaje que interpretas?
Nada, porque ella está sola en la vida y vende su cuerpo por necesidad y tiene su abuela enferma, y Tula Rodríguez no pasa por ninguna circunstancia similar.

¿Cómo fue tu relación con el director, Gianfranco Quattrini? ¿Y con Jesús Aranda?
Con Gianfranco hay una relación amical y laboral muy buena, y con Jesús una excelente química.

¿Fue difícil dejar las plumas y lentejuelas para pasar a actriz? ¿O sientes que fue un paso natural?
Difícil al inicio pero tenia que evolucionar profesionalmente. La verdad, era un paso que tenia que dar.

Entrevista con Jesús Aranda

¿Cómo recibiste la noticia de la selección a Venecia de Chicha tu madre? ¿La esperabas?
Lo recibí con mucha alegría y satisfacción ya que no es nada fácil ingresar a un festival tan importante como lo es el Festival de Venecia y como buen peruano que soy me siento muy orgulloso, no sólo por mi trabajo si no por la película en general.

No me lo esperaba y pese a que yo hago mis trabajos con mucha humildad siempre uno está a la expectativa de lo que pueda pasar más adelante como es éste el caso y éste es otra de las alegrías que me da mi trabajo como actor en Chicha tu madre. La primera buena noticia fue cuando la película ingreso a competencia oficial en el Festival Internacional de Cine del Mar del Plata en Argentina, donde me invitaron a dicho evento, llegué a ir y recogí elogios no sólo de mi trabajo, ya que es un trabajo de equipo, sino también en fotografía, sonido, dirección de arte, los trabajos de mis compañeros actores, etc.

¿Cómo fue que te seleccionaron para participar en la película? ¿Fue difícil?
Siempre es difícil sobre todo tratándose de un protagónico, me vieron en una fotografía en Internet, me llamaron para el casting y me dijeron que era para escoger al protagonista y yo dije es una broma, yo mido 1.66 m. y no soy un adonis (risas). No es por menospreciarme tampoco mi trabajo, pero no es lo usual, tampoco sabía de qué película y me dijeron que estaba dentro del tipo que querían, así que fui e hice mi casting, me dijeron que el director estaba en Argentina y que a los tres días iba a venir a ver las pruebas; así que pasaron los tres días y me llamaron en la noche de la agencia de casting Spiral Models diciéndome que al director Gianfranco Quiattrini le había gustado mi trabajo en la prueba que hice, obviamente había otros más, me citaron y ahí empezó todo.
Por un período casi de un mes estuve yendo, ya que el director me estaba probando y a la vez puliendo con los lineamientos generales del personaje para ver si yo daba con el mismo, entonces al final me dijo: “Jesús, tú vas hacer el protagonista de la película”, dijo que tenía la sensibilidad y el carisma para hacer el papel. Yo no lo pude creer hasta que estaba filmando, lo tomé con mucha responsabilidad y a la vez con mucha alegría, pues era mi prueba de fuego y para Gianfranco su ópera prima, entonces tú comprenderás que no ha sido nada fácil.
También me enteré de que ya habían hecho el casting durante cuatro o cinco meses y no habían encontrado al protagonista, cosa que me sorprendió y trabajé duro.

¿Cuánto hay de ti en el personaje que interpretas?
Tuve una transformación para el personaje, física y psicológica, ya que me subieron más de 8 kilos de sobrepeso, de 63 que tenia a 72 aproximadamente. Y psicológicamente tuve que agarrar conciencia de lo que era J.C.: Julio César, un típico taxista que además de ‘recursearse’ con el carro y otras cosas, también leía el tarot porque estudió con un maestro. Y para agarrar conciencia sobre todo de este tema del tarot, que es tan difícil por la filosofía que lleva y otras cosas importantes, tuve que estudiar con mi director, que es el que en todo momento me aleccionaba con estos temas, preparándome hasta agarrar una misma idea de lo que se quería. Creo que se logró llegar. También tuve que poner algo de mi experiencia actoral, ya que tengo 18 años como actor profesional, pero éste es mi primer protagónico y agradezco a mi director por la oportunidad y el haberse fijado en mi trabajo y la confianza que me dio.
Creo que el personaje lo que puede llevar de mí es la esencia como ser humano y la lucha constante del día a día, una persona con sus defectos y sus virtudes, con una familia; lo chicha y la creatividad para el ‘recurseo’.

¿Cómo fue tu relación con el director, Gianfranco Quattrini? ¿Y con Tula Rodríguez?
La relación fue muy buena, no solo con Gianfranco y Tula, sino con todos mis compañeros. Desde el inicio que nos conocimos, nos caímos bien y hubo química. Siempre un director es difícil con su trabajo y porque son muy perfeccionistas. Te meten presión pero hay que saber llevar las cosas, hay que saber escuchar y con tolerancia y respeto mutuo, y eso fue lo que hubo.

¿Fue difícil pasar del teatro al cine?
En el cine es otro lenguaje y uno se tiene que liberar de esos excesos como lo es el teatro, que siempre es más marcado, más arriba todo. En el cine es más natural la expresión que puedas dar, por ejemplo con los ojos: me refiero a una mirada, un gesto o una palabra. Tiene que ser creíble y eso se logra tan sólo con estar ahí, y sacarlo de adentro. Para trasmitirlo al público, no fue nada difícil. Se trabajó bien.