Ils
Dir. David Moreau, Xavier Palud | 77 min. | Francia – Rumanía
Intérpretes:
Olivia Bonamy (Clémentine), Michaël Cohen (Lucas), Adriana Mocca (Ilona), Maria Roman (Sanda), Camelia Maxim (Maria), Alexandru Boghiu (El niño), Emanuel Stefanuc (Adolescente 1), Horia Ioan (Adolescente 2), Stefan Cornic (Adolescente 3), George Iulian (Adolescente 4)
Estreno en Perú: 4 de octubre de 2007
Ellos, terror en el bosque somete a sus protagonistas, una pareja que vive en una casa de campo, a la tensión del hostigamiento y acecho por parte de unos desconocidos. La cinta de David Moreau y Xavier Palud se inscribe en la vertiente del horror, pero se desmarca de las modas y estilos de marca registrada -las extensiones de cabello asiáticas o los efectos especiales americanos- y se decanta por un tratamiento más clásico, utilizando el suspenso como principal arma para lograr su cometido. Cinta discreta y cumplidora que refresca la cartelera desde un género que ya no emociona hace tiempo.
Casa tomada
Ellos o Ils es una producción francesa rodada en Rumanía que se inscribe en la vertiente del horror, pero que desmarcándose de las modas y estilos de marca registrada -las extensiones de cabello asiáticas o los efectos especiales americanos- se decanta por un tratamiento más clásico, utilizando el suspenso como principal arma para lograr su cometido.
Ils somete a sus protagonistas, una pareja que vive en una casa de campo, a la tensión del hostigamiento y acecho por parte de unos desconocidos. Los directores David Moreau y Xavier Palud nos brindan la información apenas necesaria, sin más explicaciones que lo que podemos recoger de la pantalla. Se trata de una pareja joven posiblemente recién casada, o conviviendo, en una casa fuera de la ciudad, en una país que no es el suyo: franceses en Rumanía. Ella es una profesora de francés en una escuela y él ,un escritor en ciernes. Las primeras secuencias nos los presentan en su rutina de pareja. Será con la aparición de “ellos” – de quienes conocemos su forma de ataque gracias a un breve prólogo – en su sistemática operación de cerco que echaremos de menos conocer los espacios de la mansión y las inmediaciones, porque entonces el peligro se instala en cada esquina y cada cuarto por “explorar”, en el ático y los baños que se prestan para el juego enfermizo de gato y ratón.
Así, también se nos niega conocer la identidad y motivaciones de los atacantes -sobre lo que retornaremos más adelante- porque no son necesarias para el desarrollo del film, lo que prima en el relato es la sensación, la necesidad de sobrevivencia de los dos protagonistas cuya paz y hogar han sido quebrados. Esta se conduce principalmente a través de un acertado trabajo del sonido (en off). La imagen, grabada en digital, de la que nos esforzamos por arrancar formas del negro, genera en esa imposibilidad técnica mayor expectativa y aporta inseguridad al ambiente. La cámara en mano y el recorrido subjetivo de los espacios desorienta -especialmente en un bosque que recuerda a la Bruja de Blair– y suma dentro de lo funcional. Las secuencias en la casa y el bosque están muy bien logradas, pero la resolución en los túneles se vuelve recurrente, cansina y apela a los clichés del género cuando la ayuda que llega inesperadamente, y nos brinda, por último, una vuelta de tuerca que trunca toda expectativa de forma congruente pero poco sorpresiva. A pesar, de ello, Ils demuestra que es el tratamiento y no los efectos -especiales o sobrenaturales- los que pueden entregarnos una experiencia intensa de horror, que es el miedo a lo desconocido y la posibilidad de la muerte la materia principal del horror antes que las alunadas tramas de fantasmas, zombies y monstruos terrestres o alienígenas que nos traen los blockbusters. Cinta discreta y cumplidora que refresca la cartelera desde un género que ya no emociona hace tiempo.
Por otro lado, regresando sobre los “ellos”, que conocemos en el último plano de la cinta: unos adolescentes, se nos presenta una interesante lectura e interrogante sobre las películas del género. Hace unos días, conversaba con Juan José Beteta sobre las películas de horror/terror, o más simple “de miedo”, porque cada vez se hace menos tangible el límite entre ellas. Y concordábamos en que tienen como público primario a los jóvenes y adolescentes. Estos últimos las toman como un trance, una viaje o prueba de madurez en la que soportan el susto frente al referente grupal. Ahí en especial, y como cualquier espectador, sintonizan con los protagonistas/víctimas, reconocen unas normas de interacción y regulación social a no transgredir so pena de muerte, y por último vencen, matan y/o se sobreponen al antagonista/amenaza de turno. ¿Pero, qué pasa si se identifican con el victimario en vez de la víctima? ¿Qué elementos morales se dejan sueltos? Ellos subvierte el género en ese plano, y ensaya una respuesta inquietante, si tenemos en cuenta que el filme está basado en hechos reales, que bien pudieron merecer un policial cuando no este relato de horror.
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