Críticas de la semana: amor, Eros, secretos íntimos y más


Reseñas de varias películas diferentes y de algunos ciclos en centros culturales es lo que encontramos en las publicaciones nacionales esta semana. Revisamos lo que escribió la crítica impresa:

Manual de Amor

Fedérico de Cárdenas vio Manual de Amor y la comenta en La República:

En síntesis, Manual de amor es una cinta que se deja ver y apela a la simpatía del espectador en base a fórmulas gastadas pero eficaces. Permite también medir el tiempo y la distancia pasados desde el auge de la comedia a la italiana. Se puede soñar imaginando lo que sería este material en manos de dos maestros del cine popular: los hoy nonagenarios Dino Risi y Mario Monicelli.

También, Andrés Cotler comenta sobre Secretos íntimos en Somos:

Las relaciones entre las líneas dramáticas -la principal y las secundarias- anticipan una catástrofe, aunque el final fallido de la película vaya por otro sendero: mientras la trama principal desarrolla la satisfacción sexual y sentimiental, y la necesidad de evasión en Sarah y Brad, la línea paralela -la ruptura de orden social y mental- de Ronnie, un maniático sexual en pleno ejercicio de su libertad, podría prever una sanción latente por la ruptura que Sarah y Brad ensayan.

En Correo, Enrique Silva aburrido de la cartelera recomienda el ciclo de Eros en el Cine y en especial la cinta Eros:

Destaca primeramente la inclusión de Eros (2004), una ambiciosa cinta compuesta por tres episodios, dirigidos respectivamente por el asiático Wong Kar Wai, el estadounidense Steven Soderbergh y el italiano Michelangelo Antonioni. El segmento más logrado es el de Wong Kar Wai, un impecable ejercicio visual a la vez que un sólido drama sobre el amor a partir de la relación entre una prostituta y su sastre.

Alonso Izaguirre de Peru21 ve El vidente, y se decepciona del envase sin contenido:

El vidente es producto arquetípico. Cada plano del filme es concebido con minuciosa perfección plástica; cada movimiento de cámara es un despliegue técnico al servicio de la espectacularidad de cada secuencia de acción. No obstante, esa condición de ‘producto bien hecho’ es, al mismo tiempo, una condena: en muchas de estas películas no hay alma ni sentimientos; los artesanos cinematográficos de antes pensaban en el dinero pero se apasionaban con su trabajo. Los industriales de hoy filman como si se tratase de un pesado deber.

En La Soga, Servat recomienda algunos lanzamientos en el mercado de DVDs originales: El informante de Micheal Mann, El pibe de Chaplin, Tirador de Antoine Fuqua y Para atrapar al ladrón de Hitchcock, de la que comenta:

Vista sin apasionamientos, se trata de un filme menor de su autor y pese a ello, todo en la producción tiene sabor a gloria. (…) El mismo director señaló años después que «Para atrapar al ladrón» funciona mejor como comedia romántica que como filme de suspenso. Es cierto, uno se siente más interesado por el abierto coqueteo entre los protagonistas que en descubrir al nuevo ladrón de joyas.

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