Kung Fu Panda (2008)

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Dir. Mark Osborne y John Stevenson | 92 min. | EE.UU.

Intérpretes: Jack Black (Po), Dustin Hoffman (Shifu), Angelina Jolie (Tigress), Ian McShane (Tai Lung), Jackie Chan (Monkey), Seth Rogen (Mantis), Lucy Liu (Viper)

Estreno en Perú: 3 de julio de 2008

Estreno en España: 11 de julio de 2008

Kung Fu Panda es una piruleta de categoría del cine de animación. Un trabajo a la altura del primer Shrek, y mucho más sofisticada que Madagascar. Los responsables de crear cine para niños están comprendiendo la importancia de dar protagonismo casi humano a los animales, y la de dar a conocer al infante especies que tal vez estén extintas cuando esos ojitos que miran pasmados tengan más de veinte años. Cautivadoras escenas de acción trepidante, con las que más de un peque, muy peque, ha llorado al acaparar la pantalla el villano guepardo de las nieves, Tai Lung, que llega hasta hacérsenos simpático.

Saltos acrobáticos y filosofía oriental

La lucha entre los gigantes dragones ya se está dando en las gradas de la gran pantalla. Tanto Disney/Pixar como Dreamworks Animation, más algún que otro espontáneo como la Fox , Blue Sky Studios o Columbia Pictures, están sudando la gota gorda por dotar a las películas de animación de poderosas armas de atracción visual. Y así andamos algunos mayores, con la mirada desviada hacia otro lado cuando tenemos que hacer cola entre tantos papis con niños y preadolescentes palomiteros y gominolateros (asombrada estoy que un chaval de 10 años pueda engullir un tanque gigante de palomitas+ chuches mil a las cuatro de la tarde). Pues decía, que con gafas de sol y el disfraz de espía ahí ando yo, en medio de esos espectáculos animados con animalitos, que me pirran. Y es que mi archivo memovisual es bastante completo, para no estar acompañada de niño alguno, y lo mismo va de Disney a la fábrica de sueños de los tres mosqueteros con Spielberg a la cabeza: Monstruos Inc, Shrek, Ice Age, Buscando a Nemo, Bee Movie, Madagascar, Ratatouille, Los increíbles, o Stuart Litlle. Por lo tanto, ¿cómo iba yo osar perderme este pastelito que se presenta en avanzada gestación tecnológica, con ínfulas de filosofía oriental, y con un precioso y gordinflón oso Panda? ¡Impossible, my friend!

Kung Fu Panda es una piruleta de categoría del cine de animación. Un trabajo a la altura del primer Shrek, y mucho más sofisticada que Madagascar. Los responsables de crear cine para niños están comprendiendo la importancia de dar protagonismo casi humano a los animales, y la de dar a conocer al infante especies que tal vez estén extintas cuando esos ojitos que miran pasmados tengan más de veinte años. Esta vez tocaba la cultura oriental, más concretamente la china, si bien es la más conocida por occidente, emigración globalizada mediante. Muy apropiado resulta el estreno de Kung Fu Panda en el año de las olimpiadas chinas, además de por el atractivo que hace tiempo tienen las películas de guerreros con emblemas de dragones y artes marciales adornadas con saltos inmortales. Si a esto añadimos el legendario éxito del Kung Fu, que dejó su huella indeleble desde David Carradine, y la vuelta al héroe imperfecto, cercano a nosotros en todos y cada uno de sus meteduras de pata, aunque provisto de una pequeña esperanza para descubrir su punto fuerte, ya tenemos la fórmula secreta, aunque la moraleja sea precisamente que no existe formula secreta, (¡y toda la vida engañados con lo de la fórmula de la Cocacola!).

Todos los elementos de una de Kung Fu tiene este atractivo y colorido metraje para darlos a conocer a la juvenalia del siglo XXI: el gran maestro Oogway (rememorando La guerra de las Galaxias), encarnado en la figura de una paciente y vieja tortuga (la reflexión es cosa de lentitud), su comandante en jefe, Shifu, maestro de los cinco furiosos y de Tai Lung, el favorito extraviado pero no menos querido que devendrá el malo, malísimo, a combatir por el gran guerrero del Dragón, éste aún por dilucidar por el gran maestro. Y es aquí donde comienza la historieta repleta de enseñanzas y vivacidad. Mensajes que son muy valiosos en un mundo de consumismo desaforado, tal que el esfuerzo y la creencia en uno mismo, la apología de la sencillez, la de que los accidentes no existen, la de saber que el pasado no volverá, el futuro es un misterio, y el presente es un regalo, de ahí su acepción de presente. Hasta el nombre del paraje donde habitan dichas criaturas deliciosas, compuesto con una excelente mano en el diseño de contrastes paisajísticos, es revelador: Valle de la paz. Aquí es donde vive un oso panda gordinflón y soñador. En principio encaminado a ser cocinero de sopas, como su padre. Pero el futuro es un misterio, como decía, y puede deparar muchas sorpresas.

Cautivadoras escenas de acción trepidante, con las que más de un peque, muy peque, ha llorado al acaparar la pantalla el villano guepardo de las nieves, Tai Lung, que llega hasta hacérsenos simpático. La productora ha sabido ir por delante, en una carrera sin aliento que se fagocita tecnológicamente. Slow motion, imágenes aceleradas con otras ralentizadas a lo bullet time, sin que falten elementos delicados mecidos por la cámara lenta, trucos hijos de “Matrix” que aquí le dan una belleza inusitada tanto al aprendizaje de Po (el encantador oso Panda), como a sus luchas contra el infalible Tai Lung.

Sin olvidarnos de algo esencial, la carcajada está asegurada, así como la sonrisa perenne en todo el metraje. Contando, además, con el regalo de voces del firmamento de Hollywood: Jack Black, Dustin Hoffman, Jackie Chan, Lucy Liu y Angelina Jolie, entre otros.

Yo lo he pasado bomba, queridos lectores.

Esta entrada fue modificada por última vez en 16 de julio de 2008 15:54

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