“¿Dónde está el pirata?” no es una nueva película del director de El premio o Alias La Gringa. Es su más reciente publicación, un libro sobre la piratería audiovisual en el Perú. Un tema que siempre resulta polémico. Porque en él siempre se enfrentan intereses empresariales contra culturales, como una consecuencia de la eterna dualidad del cine como arte y producto comercial; y porque genera cuestionamientos morales en el ciudadano de a pie.
En este caso, lo interesante es que un director, y productor, se anime a escribir sobre la materia, enfocándolo de manera objetiva y desde la visión del consumidor de cine. El propio autor explica sus motivaciones en la introducción de su libro. Cito:
Finalmente, voy a contar cómo nace este libro. Durante varios años estuve al frente de una organización internacional que defendía los derechos de los productores cinematográficos, y entre cuyos fines obviamente estaba la lucha contra la piratería de películas. En el año 2006 ingresé como alumno de la Maestría en Comunicaciones de la Facultad de Ciencias y Artes de la Comunicación de la Facultad de Ciencias y Artes de la Comunicación de la Pontificia Universidad Católica del Peru (PUCP). Durante los dos años que duró dicho programa de estudios, estuve expuesto a una serie de lecturas que me llevaron a reformular la posición que hasta entonces yo mantenía, con reparos y sentimientos encontrados, frente al tema de la piratería. En el mes de junio del 2008 presenté este texto en forma de tesis a la PUCP.
El libro presenta de manera escueta -no tiene más de 75 páginas-, pero clara y didáctica la evolución del problema de la copia no autorizada de imágenes en el Perú, desde la llegada del primer Betamax, allá a mediados de los 70, pasando por los videorents, hasta la situación actual de DVD y descargas de Internet. Se detiene en sus formas, tanto del lado de las empresas distribuidoras, como de los piratas; y le dedica algunas páginas a la situacion legal y económica del asunto. Recordemos, aquí, que Chicho, además de cineasta, es economista. Aún sin abundar en números -una lástima para los que quisiéramos datos más concretos-, su investigación resulta ilustrativa, llegando a incluir elementos como entrevistas a vendedores piratas, y otros apuntes que le dan un color local. Acoto un “pasaje” (pun intended):
La comercialización de películas piratas es una actividad tan normal y extendida que me atrevería a decir que tiene imagen de legalidad. Es decir, no se vende bajo la mesa, ni a escondidas, sino abiertamente delante de los ojos del público y de las autoridades. En el Perú […] te emiten sin problemas un recibo por la compra de un DVD pirata.
Durant finaliza cuestionando el (des)equilibrio entre bien privado y bien común en el caso de la piratería; y en particular en el caso peruano, donde la brecha cultural se ve ahondada, por las diferencias económicas, por las que “los originales” resultan prohibitivas para la grandes mayorías. Dos párrafos.
La pregunta que subyace entonces es ¿por qué los Estados han optado por legislaciones que favorecen a unas industrias y corporaciones, en detrimento de los intereses de la sociedad? ¿Por qué las legislaciones sobre propiedad intelectual se van endureciendo, afectando y cerrando así las posibilidades creativas que la tecnología permite?
Los usos y costumbres desarrollados por la población en torno al comercio informal de películas han terminado alimentado una confrontación entre la sociedad y la legalidad. […] ¿Cómo aceptar normas que están al servicio de unos pocos en detrimento de muchos?
Vale la pena leerlo, e iniciar el debate. Se puede encontrar en algunas librerías de Lima. Yo encontré un ejemplar en Crisol. Su precio es de 19 soles.
Yapa: El libro tiene una licencia CreativeCommons. Como para que, si lo fotocopias, no te sientas mal.
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