Se trata de una iniciativa concebida al interior de la Cámara Nacional de la Industria Cinematográfica y del Videograma (Canacine), que de esta manera busca compensar la presencia hegemónica de la producción hollywoodense, que explota alrededor de 80% de las aproximadamente 4,000 cinemas, y contrarrestar la rapidez con que una importante cantidad de filmes mexicanos salen disparados de ellas. «Se está trabajando en eso, yo espero que en menos de un mes esté formado el circuito, primero en la ciudad de México y luego en la periferia y luego viendo los resultados nos iremos a la provincia», expresó José Díaz, dueño de los Cinemas Lumiere, una de las cadenas principales que operan en la nación azteca, que compartirá el circuito con sus pares de Cinépolis, Cinemex y Cinemark. El empresario aclaró que la cantidad de pantallas y el tiempo de permanencia va a depender del potencial de cada cinta, pero que «se está buscando la fórmula de que nunca, ninguna película mexicana se quede menos de dos o tres semanas para que el público la pueda ver».
(Vía Mundo52)
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