Seis serán los largometrajes nacionales que se estrenarán en el Festival Transcinema 2019. Uno de ellos lleva el singular título de «La chucha perdida de los Incas», dirigido por un realizador igualmente peculiar, el artista plástico Fernando Gutiérrez Cassinelli (Trujillo, 1978), conocido en el ámbito cultural como ‘Huanchaco’.

La ópera prima de ‘Huanchaco’, un documental experimental, nace de un par de exposiciones creadas por el artista que giran en torno a dos personajes en apariencia disímiles, Antonio Córdova Quezada, fundador del culto espiritual y religioso Alfa y Omega; y Mario Poggi Estremadoyro, controvertido psicólogo que devino en una popular figura de la sociedad peruana.

Sinopsis: La búsqueda del director sobre la identidad de su país y cierta falta de figura paterna a partir del encuentro con peculiares mentores como Mario Poggi y Antonio Córdova.

«La chucha perdida de los Incas» obtuvo uno de los premios del Concurso Documental DAFO del 2016, en la categoría ‘Documental en construcción’. El jurado en aquella ocasión sustento así su fallo:

«Porque constituye una propuesta documental que prioriza el elemento experimental y lúdico sin descuidar el rigor argumentativo sobre los distintos niveles de realidad y los mitos y leyendas rurales».

Con motivo de su próximo estreno en el Transcinema, que inicia este 6 de diciembre, conversamos a continuación con el director, ‘Huanchaco’:

Alguna vez comentaste que inicialmente pensabas en este proyecto como un video para galería y terminó siendo un documental bastante híbrido y ambicioso. ¿Cómo se dio esa transición?

Si bien el orden narrativo en el que se desarrolla el documental es tal cual se fueron sucediéndose las cosas, originalmente los pensé como proyectos independientes, tanto el de Mario Poggi como el de Alfa y Omega. Son dos proyectos en los que desarrollé obras para exhibiciones en galerías. En ellos el video tiene un rol como performance y registro, pero está pensado en diálogo con otro tipo de piezas. Pero Mario Poggi me sembró la necesidad de algo. Si bien mi tema con él era desde una visión más del viajero del Siglo XIX y su rollo con la arqueología, Mario me planteó desde un inicio que yo tenía un tema con el padre, y ahora estoy seguro que lo decía porque en un punto mas macro pensaba que como sociedad tenemos un rollo con el padre. Luego, la muerte de Mario, la de Antonio [N.E.: Antonio Córdova Quezada, fundador de Alfa y Omega] y la de mi abuelos mientras yo estaba en la selva, más otros acontecimientos, condicionaron para que sea más permeable a la idea paterna que Mario planteó rápidamente desde el inicio.

¿Qué particularidades reconoces en el cine como medio expresivo en diferencia al video e incluso a las artes plásticas? ¿Cómo intervienes esas diferencias de lenguaje?

Posiblemente cada vez las diferencias que pueden existir, o que tradicionalmente han existido, son menos legibles. Este proyecto lo he pensado posiblemente desde mi formación plástica-visual. La cámara y el registro sonoro han funcionado como una herramienta, con la cual iba dialogando a medida que sucedía el tiempo y mi propio proceso. El proyecto fue dándose y poniéndose la camisa de documental, se levantó y ya está.

Por más que la película tenga tintes ficcionales, ¿qué tan autorreferencial es? ¿Qué asuntos personales y estéticos abordas a propósito de la película?

La película es completamente un retrato de mí en un momento, el documental va subiendo todo el rato, arriba y más arriba, y posiblemente en un momento ya no sabes qué está pasando. Sumado a que los personajes parecen de ficción, pero todos son reales, en algunos ni siquiera se profundiza, solo están para acompañarnos en esta vehemencia absurda. Pero ellos son el resultado de una investigación y unos vínculos conmigosuper reales lejos de toda ficción.

¿Qué crees que dejaste zanjado con la misma?

Hasta ahora las piezas que he trabajado y se han convertido en documental son procesos íntimos, y algunos jodidos como es este (los que me conocen bien lo saben). El documental no lo pienso como tal, en un inicio no lo he pensado en términos de público, ni siquiera pensé en definirlo. Un documental como este, que es tan personal, me permite convivir un tiempo con situaciones y personas que luego puedo ver con distancia en el registro y al editarlo, procesarlo. Es por eso que no creo que quede zanjado, pero el documental me evidencia la pregunta inicial y poco nitida que tenía, pregunta que se hace legible para mí, y no creo, o no sé si para el resto.

¿Qué idea tienes del cine luego de este primer largometraje? ¿Alguna reafirmada o renovada? ¿Qué reflexiones y experiencias se dieron en el camino?

No ha sido fácil, sobre porque construyo mis procesos de manera obsesiva pero con la contradicción de otorgarle gran responsabilidad a la casualidad. Es como leer la ruta, al trabajar con un equipo esta vez es como obligarlos a actuar por fe y sin pensar en un resultado. Y es más, tal vez hasta sacando el resultado de la ecuación. Pero este proceso, y trabajar con los que he trabajado, me ha enseñado más de lo podría haber imaginado y me reafirma en un interés por la imagen continua en relación a la imagen fija que venia trabajando. Ambas le confieren elementos completamente diferentes a la misma imagen.

¿Qué planes tienes ahora para la exhibición de la película?

Moverla en algunas salas, pero también darle su lugar en otros espacios donde normalmente presento mis proyectos y en donde el público también puede ser un poco distinto.

¿Tienes algún proyecto cinematográfico nuevo en desarrollo?

Sí, estoy pensando en un proyecto meramente de ficción, ya he venido trabajando en ello, pero estoy pensando en cómo abordarlo, cómo sería esa no-estructura para desarrollarlo.

Entrevista: John Campos
Edición y textos: Laslo Rojas

La chucha perdida de los Incas (2019)

Ficha técnica
Duración: 83 minutos
Género: Documental experimental
Director: Fernando Gutiérrez “Huanchaco”
Productora: Carolina Denegri
Reparto: Mario Poggi, Antonio Córdova, Roberto Cores, Carlos Romero, Reonel Roman.
Guion: Fernando Gutiérrez “Huanchaco”
Música: Carlos Gutiérrez Quiroga
Fotografía: Omar Quezada
Sonido: Willy Ilizarbe
Edición: Juan Daniel Fernández Molero