«Elvis» (2022), Austin Butler sorprende como el rey del rock

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La figura de Elvis Presley en el cine no se reduce a las más de treinta películas en las que su nombre aparece en los créditos, tampoco a la infinidad de veces que alguna de sus canciones ha sonado en algún largometraje (personalmente, recuerdo mucho la introducción de El amor cuesta caro de los hermanos Coen y a la cinta de animación Lilo & Stitch, cuya banda sonora posee el récord de más canciones de Elvis para una película) ni, mucho menos, a la gran cantidad de producciones irregulares en la que se ha usado su imagen como parte del argumento (3000 millas al infierno, Elvis & Nixon, En busca de Graceland y varias otras están directa o indirectamente relacionadas a él). Sin embargo, descontando su influencia en la música, en la que su título de “rey del rock” nos puede dar una alguna señal de su relevancia, posiblemente la industria cinematográfica no había hecho, hasta la fecha, un esfuerzo consistente por llevar a la pantalla grande su historia con la magnanimidad que el músico criado Memphis merecía, salvo por un poco conocido telefilme setentero dirigido por John Carpenter (sí, el director de Halloween) y protagonizado por Kurt Russell.

Por ello, que el cineasta australiano Baz Luhrmann (El gran Gatsby, Australia) se encargue de un biopic de Elvis, que recibe por título su nombre de pila, generó una gran expectativa por el famoso estilo barroco que se le reconoce al también director de la premiada Moulin Rouge (2001), ya que este podía incorporarse grandilocuentemente a la historia de excesos que conocemos de Presley, propia de una de las estrellas de rock más grandes de todos los tiempos. No obstante, el guion coescrito por el propio Luhrmann, Craig Pearce (quien lo acompaña desde su debut como director en la comedia romántica Strictly Ballroom) y Sam Bromell (también comparte créditos en El gran Gatsby), decide tomar al personaje del coronel Tom Parker (Tom Hanks), representante del cantante durante más de dos décadas, como narrador del relato de principio a fin, en el que conocemos desde el acercamiento de Elvis Presley (Austin Butler) en su infancia a las influencias musicales afroamericanas hasta su temprana muerte a la edad de cuarenta y dos años. Incluir los hechos de una vida entera en poco más de dos horas y media es una labor complicadísima, pero lo es aún más para alguien que llevó una vida tan compleja como la del rey del rock, aunque ya sabemos de que pie cojean estas producciones biográficas que tenemos año a año, en su decisión de no enfocarse en una etapa en particular.

Elvis, de esta manera, nos muestra tanto la oportunidad que vio Tom Parker, de un prostético Tom Hanks, para hacerse millonario a costa del talento de Presley, como la persecución que sufrió el artista por los grupos conservadores a causa de los movimientos provocativos en sus espectáculos. También observamos el efecto que tuvo la muerte de su madre Gladys (Helen Thomson) en él y el inicio de su relación con Priscilla Presley (Olivia DeJonge). Repasamos, por supuesto, su regreso triunfal en el especial navideño televisado de 1968 y, lógicamente, su etapa más oscura en Las Vegas. Un hecho tras otro transcurre en el largometraje con un libreto temeroso de salirse de la estructura clásica de películas similares del género, pues aquel progreso de descubrimiento, ascenso, debacle y redención ya lo conocemos de memoria por Johnny & June: Pasión y locura, Bohemian Rapsody e incluso, Rocketman -y por varias otras, sinceramente.

Claro está que, dentro de esa mencionada estructura, hay diferentes estilos para presentar, en esencia, lo mismo y allí es cuando la mano del director debe maquillar el producto final. La estridencia (en el mejor sentido de la palabra) de Baz Luhrmann, en tal sentido, es marca registrada de la casa para elaborar anacronismos eficientes que contribuyen a la magnificación del espectáculo tanto en su fulgurante estética visual como en el dinamismo intenso de sus argumentos. Lo hemos visto a lo largo de su filmografía, con Romeo + Julieta como una adaptación pop moderna del clásico de literatura, con Moulin Rouge exponiendo números musicales ostentosos de canciones ochenteras cuando la ambientación del filme era de 1800 y también con El gran Gatsby, aplicando sus formas para el otrora clásico de F. Scott Fitzgerald. Para Elvis, en tanto, también disfrutamos de pinceladas de ese eclecticismo del director australiano, aunque bastante más contenido que en sus anteriores títulos. Sí, en efecto, hay muchísimo material para desplegar las funcionalidades que más identifican a Luhrmann y en ningún momento se podría decir que no es una película que tenga el sello de su director que, para su caso particular, necesita de una gran edición de montaje que esté alineada a su dinámica, pero la cinta cae constantemente en pozos de ritmo que no permiten que este resonante estilo aparezca en todo su esplendor. En parte, esto es responsabilidad de un guion que se decanta por ser recatado en las partes más sensibles. Sin embargo, hay determinados pasajes, como en el que Elvis interpreta “Suspicious Minds” en el International Hotel en Las Vegas que suscitan la oportunidad perfecta para que la mano de Luhrmann se note por todo lo alto.

Es Elvis, hasta este punto, un biopic musical estandarizado que tiene ciertos tintes de cine de autor, pero la película cuenta con un elemento diferenciador que la convierte en un título imprescindible de este año y es nada menos que su protagónico. Austin Butler le ganó la audición a Harry Styles y a Miles Teller, entre otros, y justifica la elección en cada segundo de interpretación. No se trata únicamente de estar mimetizado dentro del personaje que encarna, sino que, más allá de su inobjetable personificación, desprende una incansable energía que arrastra el largometraje hacia el extraordinario espectáculo que Presley sabía ofrecer. En palabras simples, el papel jamás le queda grande, ni siquiera en los momentos de mayor exigencia física y artística e, incluso, algunas canciones que interpreta el protagonista son la voz del actor. Es él por quien vale la pena pagar la entrada para ver Elvis pues, sin que la cinta sea una decepción, posiblemente esperaba mucho más de Baz Luhrmann para esta ocasión, siendo finalmente Butler quien me brindó esa recompensa.

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4 respuestas

  1. Avatar de Jim Burrows
    Jim Burrows

    Ok, entiendo entonces que no eres de la rama limeña. Un abrazote desde Centro America

  2. Avatar de Guillermo Perez Arguello
    Guillermo Perez Arguello

    Eres algo de los Rodrigo, a saber Arturo (QEPD) y Augusto, mis compañeros de colegio? Muy bueno tu articulo. A mi entender, solo le falto focalizar su relato en los 5 momentos donde Presley realmente le cambio la vida a millones. A saber, i) lo de la polio, que influyo en 32 millones de adolescentes en 1956, ii) lo de los 250,000 refugiados hungaros, que huian de la invasion Sovietica, y se radicaron de por vida, en Austria e Inglaterra, en 1957 iii) lo de la construccion del Arizona Memorial, que atrae a la fecha a 160 millones de turistas, en 1961 iv) lo de su ayuda a los niños, por la via de St Jude’s y v) a SHARE esta ultima una organizacion que se ocupa de las mujeres que sobreviven el cancer de mamas y de ovarios. Todo esto no le hubiese costado ni un centavo mencionarlo….

    1. Avatar de Rafael Santisteban
      Rafael Santisteban

      Tienes mucha razón Guillermo, creo que tenemos un problema a partir de la decisión de hacer que el representante y antagonista tome la figura de narrador, pues se enfoca en «Elvis estrella de la música» y se desentiende del ser humano que está detrás y el impacto social (más allá del impacto comercial) que generó.
      PD. Soy de Trujillo, al igual que gran parte de mi familia, y lamentablemente no ubico a familiares cercanos con los nombres que menciona.

      1. Avatar de Jim Burrows
        Jim Burrows

        Hola!! Y lo peor es que Luhrmann tenia que haber sabido que tres de esas decisiones fueron o ideadas o aprobadas por Parker. por lo que hubiera sido muy facil que el las «pronunciara.» como parte del guion. Lo de SHARE y lo de los hungaros no tuvo que ver con Parker, pero lo de la poiulo, lo del Arizona Memorial y lo de St Jude’s en 1964 fueron ideas suyas. Fijate lo que dice la viejita que fue entrevistada no hace mucho https://www.youtube.com/watch?v=78ReCjxFrS4&t=6s

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