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[Entrevista] Daniel Hendler protagoniza “Astronauta”, ópera prima de Paul Vega

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El reconocido actor uruguayo Daniel Hendler (Montevideo, 1976) estuvo en Lima el pasado mes de abril, filmando “Astronauta”, el debut como director del también actor Paul Vega. En esta película, Hendler interpreta a Nicolás, un presentador de TV y escritor frustrado que aparenta tener una exitosa vida en el trabajo y en el amor. Pero cuando está por mudarse a la casa nueva que ha comprado con su esposa, conoce a una vieja alma que lo lleva a hacerse preguntas sobre su monótona vida.

Semanas atrás tuvimos la oportunidad de visitar el rodaje de “Astronauta” y entrevistamos ahí en exclusiva a Daniel Hendler. Conversamos sobre su personaje en esta nueva película, así como el proceso creativo que emprendió junto con el director Paul Vega y los otros actores del elenco: Angie Cepeda, Gustavo Bueno y Salvador del Solar. Además, recordamos parte de su trayectoria como actor (“25 Watts”, “El abrazo partido”, “Las fiestas”) y director (“Norberto apenas tarde”, “El candidato”), su visión sobre la importancia del cine a nivel cultural, industrial y diplomático, entre otros temas.

Esta entrevista ha sido editada y resumida, por motivos de longitud y claridad:

Juan Carlos Ugarelli: Daniel, ¿qué nos puedes comentar sobre tu personaje en “Astronauta”?

Supongo que es un alter ego de Paul. Nunca lo hablé directamente con él, pero todos sospechamos eso. Y creo que eso siempre es algo que me interesa, es como una veta actoral que me interesa, porque si hago una retrospectiva de las películas que he hecho, en general son personajes emparentados con los directores o directoras. Mi personaje es un tipo que tiene su trabajo y su estabilidad gracias a un programa de televisión, pero empieza a desarrollar en paralelo la necesidad de otro tipo de expresión y de otro tipo de lugar en el mundo. Y esos dos universos empiezan a colisionar, pero él tarda en darse cuenta, así que se produce una crisis en su vida y en su pareja. Es un personaje con cierto hermetismo porque le cuesta sacar para afuera todo eso que le pasa. Y supongo que eso es lo que genera también una potencial relación interesante con la cámara, cuando la cámara tiene que robarle al personaje algo que él por sí mismo no expresa porque ni siquiera lo conoce en profundidad.

Laslo Rojas: ¿Y cómo es que llegas a esta producción peruana?

Eso no lo sé bien porque me llamó en un momento Jorge Constantino [productor de la película] diciéndome que Paul Vega había pensado en mí para este personaje, y cuando conocí a Paul nunca le pregunté por qué o qué había visto en mí. Y nos embarcamos, me interesó el guion y venir a filmar a Lima, pero no sé bien cuál es el origen.

Daniel Hendler en un alto del rodaje de «Astronauta».

JC: Paul Vega tiene una larga trayectoria como actor en el Perú y este es su primer largometraje como director. ¿Cuál es la principal diferencia que observas entre los directores que no son actores y aquellos que sí lo son? Que es el caso de Paul, e incluso de ti mismo.

Es difícil generalizar porque además también depende de dónde provengan las formaciones. En mi caso yo empecé a dirigir y actuar al mismo tiempo. Y después también hay actores, como en el caso de Paul, que se nota que aprendió mucho estando en sets. No todos los actores en sets tienen un interés en la operativa de un rodaje, pero se nota que Paul conoce muy bien algunas cosas, incluso siendo un director de ópera prima quizá sea mejor que alguien que estudió en una escuela de cine y se lanza a hacer su primera película. O sea, nadie aquí en el set nota que Paul esté dirigiendo una película por primera vez.

Me parece que en general los directores de cine llegan desde diferentes lugares a entender el lenguaje, algunos con formación académica, otros con formación en el set, pero en cualquier caso para ser directores, más allá de dónde lo aprendieron, hay que tener unas ganas y una necesidad de contar algo a través de la cámara y eso Paul lo tiene, así que quizá el hecho de que sea actor haga que se acerque a los actores de una manera más íntima, o entendiendo de qué manera pueden fluir mejor cada uno desde su problemática. Pero también hay directores que no tienen idea sobre actuación, que nunca han subido a un escenario y aun así tienen muy buena química para dirigir incluso sin tener idea cómo el actor está elaborando sus problemas actorales, pero se establece un buen diálogo cada uno desde su rol. Así que no creo que para nosotros sea mejor ni peor.

LR: ¿Cómo fue en tu caso? ¿También tenías esa curiosidad cuando estabas en los sets, de todo el proceso de producción y de dirección?

No, en realidad yo empecé a hacer las dos cosas al mismo tiempo. Cuando estudiaba arquitectura y cuando entré a estudiar teatro empecé a dirigir un grupo de teatro y hacer cortos con compañeros míos que estudiaban cine, dirigíamos, actuábamos e intercambiábamos información. En realidad empecé a vivir más de mi trabajo como actor y hacerlo con más frecuencia, pero nunca dejé de dirigir. En todo caso la primera vez que me tocó dirigir un largometraje sí sentí ese vértigo de estar dirigiendo por primera vez un largometraje, pero siempre me sentí orgánico en las dos áreas.

JCU: Hablando de esa trayectoria, has dirigido obras de teatro, televisión y cine, incluyendo las comedias “Norberto apenas tarde” y “El candidato”, así como la serie web “La división”. ¿Qué te atrae del género de la comedia para abordar temas sociales?

En realidad ahí tomo algo que decía un profesor mío y es que para él, los géneros puros son la comedia y la tragedia, así que todo aquello que no involucre a la muerte o al menos a la vida en alguna situación extrema sería comedia. Y creo que esas cosas que dirigí no son comedias en el sentido más conocido como la comedia del humor o al menos de risas. El humor se desprende en todo caso de las realidades y de las verdades que se van encontrando, pero no se empuja a la risa o no se pretende necesariamente lograr la comedia como un pasatiempo. Y lo social también se mete en todo caso en las inquietudes, en los miedos, en las preguntas que uno se hace sobre el mundo y sobre el contexto en el que vive, y es perfectamente compatible con una historia sobre las relaciones humanas que básicamente es lo que define la comedia.

LR: ¿En el caso de “Astronauta”, también hay elementos de humor?

Sí, el humor en esta película va por debajo, en algunos momentos emerge en ciertos encuentros del personaje de Nicolás con distintos entornos. Sobre todo el hecho de que él esté tapando lo que le pasa, o no pudiendo conectar con lo que le pasa, lo expone a situaciones incómodas que pueden generar humor o que conllevan una mirada con humor.

LR: Estaba leyendo otras entrevistas que te han hecho, donde se menciona que incluso se comenzaba a hablar de una suerte de “humor hendleriano”, que se había generado a partir de tu filmografía…

¡Yo nunca habría dicho eso, por Dios! (risas).

LR: ¿Podías comentarnos qué sientes cuando se habla de la manera en que tú abordas el humor en las películas, eso que llaman el “estilo Hendler”?

Volviendo a lo que decía al inicio, hay algo que sí puedo encontrar como un factor común en los proyectos que he hecho y es que casi todos son alter egos o personajes cercanos a los directores, lo que te obliga a una relación más íntima con el autor o la autora. Y eso quizás es algo que no sé si fue accidental o casual, o es que es una zona en la que me interesa meterme. Y lo del humor, en todo caso, yo no sé si no está más asociado a algo uruguayo, que es quizás como una cierta sobriedad o una cierta austeridad que creo que compartimos en Uruguay y que genera un humor más subrepticio, que no está puesto tan al frente, que no se expone, sino que emerge. Al menos creo que es lo que nos sale mejor o nos interesa más abordar, pero no es del todo consciente.

JCU: En “Astronauta” compartes escenas con Angie Cepeda, Salvador de Solar y Gustavo Bueno. ¿Qué tal ha sido la experiencia de ensayar y filmar con ellos?

Encantadora la experiencia. Todos son magníficos compañeros. Y si bien no los había conocido personalmente y a algunos tampoco los conocía mucho como actores, creo que nos sentimos cómodos desde el primer encuentro. Es un placer, son todos muy diferentes, pero estamos encontrando un lenguaje común gracias a la escucha y a la apertura que es una de las herramientas principales de los actores. Con quienes más comparto escenas es con Angie y Gustavo. Con Salvador tuve solo un encuentro y fue muy agradable. Con Angie y Gustavo se produjo un lenguaje común y confianza inmediata. Me parecen muy valiosas personas y actores los tres.

JCU: Comenzaste tu carrera como actor en el teatro y el cine en Uruguay. Alcanzaste buen reconocimiento con “25 Watts”. ¿Cómo evalúas el impacto que tuvo esa película? Se habló incluso de un resurgimiento del cine uruguayo a partir de “25 Watts”.

Sí, porque cuando hicimos “25 Watts” todavía no habían políticas públicas muy claras con respecto al cine. Apenas empezaban a aparecer algunos apoyos y lo hicimos con un presupuesto mínimo, creando una cooperativa y eso sí fue algo novedoso que no se había hecho hasta entonces, o quizás sí, pero al menos no lo conocíamos. Y el hecho de que los directores Juan Pablo Rebella y Pablo Stoll se animaran a contar una historia tan personal e íntima, lejos de las expectativas que podían pesar sobre una película uruguaya, que por hacerse tan esporádicamente, quizás se les pedía que aparecieran iconos o estereotipos muy representativos del Uruguay. Y en “25 Watts” no aparecía ni el mate ni la rambla ni nada de lo que los uruguayos podríamos, desde un lugar diplomático, querer mostrar al mundo. Y eso abrió una puerta a que cada uno pueda contar su propia historia y encontrar su propio lenguaje y además sus propias herramientas de producción que en este caso eran muy limitadas. Y yo creo que ayudó también el recorrido de esa película y la repercusión que tuvo afuera y adentro, a que las autoridades públicas asumieran la importancia que tenía el cine no solamente desde el aspecto cultural, sino también industrial e incluso diplomático, que a veces cuando se trata de estudiar la importancia del cine en las políticas públicas se las analiza solo desde uno de esos aspectos y es cierto que como industria puede ser tener una rentabilidad menor, como cultura es parte de una articulación compleja de la cultura y muchas veces no se observa la parte diplomática que tiene el cine, las puertas que abre en la  relación con otros países, las inversiones que trae en coproducciones, lo que moviliza en pequeñas economías por su misma naturaleza de proyectos efímeros que involucran a mucha gente y donde el capital que se invierte se bifurca y no se concentra.

Entonces, esa capacidad virtuosa que tiene el cine de regenerar pequeñas inversiones y movilizar en tantos sentidos es algo que a veces nuestros países demoran en darse cuenta, porque a veces también las rentabilidades son indirectas, más allá de que las películas pueden traer inversiones y ganancias, no solamente movilizan el sector gastronómico, hotelero, de transporte, de insumos de todo tipo, que generan trabajo, sino que además son capitales culturales a los que el público puede acceder y puede discutir. Eso es algo por lo que todavía luchamos y creo que acá en Perú es una deuda grande, porque sé que tanto el cine como el teatro tienen un apoyo muy reducido para lo rica y lo diversa que es la cultura aquí. Yo llego aquí conociendo y admirando mucho la música peruana, pero con necesidad de ver y conocer más teatro y cine. Yo sé que el cine ha crecido mucho, pero creo que igual hay una deuda ahí en las políticas públicas.

Daniel Hendler en «25 Watts» (2001).

Laslo: Existe esa dificultad de conocer nuestros cines dentro de Latinoamérica, es decir, hay mucha nueva producción de películas, pero difícilmente las conocemos en nuestros países si es que primero no tiene alguna repercusión internacional en un festival europeo, que gane cierto prestigio para que recién podamos conocer esas películas. Como actor y director, ¿cómo ves esa problemática?

Creo que se genera un problema cuando el circuito necesita de la mirada de afuera para volver adentro y lo que ahí puede suceder es que nosotros empezamos a pensar nuestras propias historias bajo una mirada extranjera y ahí aparece esa expectativa sobre qué quieren ver de nosotros y nosotros quizás podemos terminar amoldándonos un poco a esa expectativa, que tiene mucho de moda también. Quizás haya alguna película muy genuina que abre ciertas puertas de reconocimiento en circuitos y en mercados extranjeros y a partir de entonces esos mercados quieren más de lo mismo, porque siempre el mercado quiere encajonar y generar perfiles de consumo claros y eso nos restringe un poco a veces esa libertad de encontrar nuestras propias historias y poder discutirlas entre nosotros sin ese pasaje, sin esa auditoría previa. Pero creo que todo sucede en simultáneo y que siempre aparecen nuevas manifestaciones autorales que rompen con esas tendencias y hacen que nuestro cine se mantenga vivo a pesar de todo y a pesar de la dificultad de pelear contra la hegemonía del cine sobre todo estadounidense que ha sido muy proteccionista durante mucho tiempo, ha logrado conquistar los mercados y pone una vara muy difícil en los mercados para poder competir contra eso. Aun así, creo que hemos dado pelea gracias a que siempre surgen autores y autoras interesantes que encuentran su propio camino.

JCU: Por la comedia argentina “El abrazo partido” ganaste el Oso de Plata el mejor actor en el Festival de Berlín. ¿Sientes que esa película y ese premio marcaron un hito en tu carrera y te abrieron nuevas puertas?

Yo creo que sí. En su momento quizá no lo reconocía así, porque yo tenía la suerte de estar con muchas oportunidades de trabajo y de haber participado en películas y en obras de teatro que me interesaban y no quería modificar ese camino, pero si hubo en todo caso algo que se modificó, sí, fue para bien con todo lo relativo que son los premios, porque uno sabe que siempre son accidentales y que hay mucha suerte de por medio ahí. La película además gracias a esos premios tuvo mucho recorrido internacional y también se abrieron algunas nuevas puertas.

Daniel Hendler en «El abrazo partido» (2004).

JCU: Recientemente se ha estrenado en la plataforma streaming Star+ la película “Las fiestas” que protagonizas junto a Cecilia Roth, Dolores Fonzi y Ezequiel Díaz. ¿Cómo lograron crear esa dinámica y la credibilidad de parecer una familia real?

Yo creo que ahí tuvo mucho que ver el director Ignacio Rogers que también es actor y que nos convocó pensándonos como familia y se generó un vínculo un poco familiar. Los actores y actrices ya de por sí somos como una especie que tendemos a empatizar. En mi caso particular, yo adoro a los actores y a las actrices. Más allá de que a veces renegamos o que nos gusta decir “Ah, los actores son así o asá”, en el fondo creo que todos nos queremos y somos una comunidad un poco hermanada. Y ahí se potenció eso también porque yo conocía solo a Dolores Fonzi y a los otros los conocía, pero no demasiado. Dolores fue también un poco la madrina de ese encuentro porque conocía a todos y creo que se generó eso, una hermandad inmediata y es algo que Ignacio supo cómo aprovechar y dejar que eso fluya en la cámara y se meta en el guion y le dé también otra dimensión, que creo que es el valor que tiene la película.

JCU: Cuando te convocan a una película, ¿qué es lo que esperas encontrar en el guion para que te seduzca y aceptes participar?

Cuando leo un guion, hay algo difícil de analizar porque tiene que ver con lo intuitivo y es cuando hay verdad. La verdad no necesariamente tiene que ver con el realismo, con el naturalismo, sino una verdad en la mirada del autor o la autora. Cuando hay verdad, yo quiero ser parte y no me importa mucho qué personaje me toque hacer. Cuando me meto en un proyecto, la realidad es que me gusta el proyecto y formar parte de una experiencia, de una película. Tiene que ver con las personas que conforman el equipo, el elenco y quién dirige, mucho más que con lo que a mí me toca hacer. Es como si fuera un equipo de fútbol del que quieres formar parte y si te mandan a la defensa o al ataque, no importa, tú quieres formar parte y ponerte esa camiseta. Sobre todo son las personas que forman parte y la mirada de quien dirige.

LR: Tomando esa referencia al fútbol, en el rodaje de “Astronauta”, ¿en qué posición estarías jugando dentro del equipo que se ha formado aquí?

En este elenco puede ser que todos juguemos varios roles. Creo que tengo algo de 9 de área, que cabecea, pero también es un personaje que creo que puede estar en varias posiciones porque también hay algo de armar juego y de defender. En este caso podría decir que es una multifunción, más bien como que vamos rotando todo el tiempo. Me parece que por ejemplo Salvador podría ser un jugador con muy buena pegada que ponen en el segundo tiempo para asegurar en un tiro libre o en la tanda de penales, es de esos fundamentales que entran para ganar el partido. Gustavo Bueno creo que puede ser un volante con ataque porque está por el costado de la película, siempre está en paralelo, es casi un mundo paralelo que tiene la película y desequilibra. Y Angie creo que puede ser un mediocampo creativo.

Laslo: La historia en la película sucede aquí en Lima. ¿Tu personaje es limeño?

No, Nicolás es un rioplatense que vive aquí hace un tiempo, pero que conserva su acento así como el personaje de Angie conserva el suyo [colombiano]. Bueno, trato de despegarme un poco de ciertas pronunciaciones para neutralizarlas, creo que uno naturalmente cuando está en otro país empieza a mimetizarse, pero también sí, el acento lo conserva, porque creo que es más difícil ponerme a intentar algo que ni siquiera me estaban pidiendo y que implicaría poner casi toda la concentración ahí, así que nos dedicamos más a jugar y a enfocarnos en otros aspectos de la actuación.

JCU: En otras entrevistas has hablado de tu admiración por directores como Bergman, Cassavetes, entre otros. Dentro del cine uruguayo y del cine latinoamericano en general, ¿qué directores te gustan más o consideras referentes para ti?

Eso es muy difícil porque tengo tantos amigos a los que quiero y admiro que corro el riesgo de olvidarme alguno y la omisión es mucho más notoria que la inclusión. Entonces yo diría que en el cine uruguayo claramente Juan Pablo Rebella y Pablo Stoll fueron para mí, además de grandes directores con los que trabajé, amigos desde la adolescencia junto con Federico Veiroj y entonces tiene que ver también con mi época de formación y con quienes experimentábamos, y sí puedo decir que son muy influyentes y además muy admirados. Pero bueno, después me he cruzado con tantos buenos directores que si tuviera que elegir hablaría mucho de ellos. Luego hay grandes clásicos que marcaron e influyeron mucho en la cinematografía argentina, como Favio o Aristarain, pero bueno, es difícil elegir.

LR: En los últimos años se ha generado en Latinoamérica  una mayor cantidad de producción de películas directamente para las plataformas de streaming, que no pasan por las salas de cine. ¿Cómo ves ese cambio que está dándose?

Es difícil verlo con perspectiva porque estamos en pleno cambio. Lo que sí creo es que quizás asistimos a una burbuja donde las plataformas estén tratando de ganar terreno, invierten en producciones, pero eso empieza también a pasar a otro estadío ya con los suscriptores más establecidos y quizás esa burbuja ahora empieza a diluirse un poco, para no decir a explotar. Y entonces hay que ver ahí qué papel van a jugar las plataformas y cómo van a hacer también las cinematografías para seguir peleando por ir regulando el mercado y peleando por tener una voz propia y una producción representativa.

LR: Apple TV+ y Prime Video están cambiando un poco, pues han vuelto a realizar estrenos en salas para promocionar sus películas, de modo que primero ganen cierto prestigio ahí antes de pasar a las plataformas. Entonces, como tú dices, no es que se revienta la burbuja sino que las plataformas se dan cuenta que la idea original de la industria no era tan mala después de todo.

Con respecto a eso, a la exhibición y a las salas, sí, siempre se diagnosticó la inminente muerte del teatro y del cine frente a nuevas tecnologías que tenían que ver con el consumo individual como el VHS en su momento o el DVD, pero hay algo del encuentro de la sala y del ámbito ideal para ver una película, que por más home theater que puedan tener algunos, el hecho de ir a una sala lejos de tu cocina y de tus elementos personales, y escuchar y ver como amerita una película supongo que seguirá existiendo, eso espero.

JCU: ¿Cuáles son tus siguientes proyectos, ya sea como actor o director? ¿Qué nos puedes comentar sobre lo que se viene?

Tengo ahora un par de proyectos en los que estoy involucrado este año. Una película que es una coproducción entre Uruguay, República Dominicana y España en la que hago un personaje secundario y después tengo una película con Martín Mauregui, un director argentino. Y tengo también una serie, justo estoy metido este año en varios proyectos. Después estoy con un guion mío que me gustaría filmar el año que viene si es que conseguimos financiarlo.

Entrevista realizada por Juan Carlos Ugarelli y Laslo Rojas, el 10 de abril de 2023, en La Molina.
Fotos: Marco Condori.

Esta entrada fue modificada por última vez en 5 de junio de 2023 23:58

Juan Carlos Ugarelli

Periodista cinematográfico y crítico de cine. Miembro de la APRECI - Asociación Peruana de Prensa Cinematográfica. Editor del blog de cine Las Horas Rojas.

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