«Historias de shipibos»: entrevista con Omar Forero, director

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Omar Forero Alva (Trujillo, 1969), destacado realizador norteño, nos presenta su quinto largometraje, titulado «Historias de shipibos» (2023). El film tuvo su estreno absoluto el año pasado, en el Festival de Cine de Lima, en la Competencia Ficción, y desde este 17 de mayo empezará su recorrido por salas alternativas en distintas ciudades del país. Empezando por Pucallpa, región en donde se filmó la película, específicamente en la comunidad shipiba San Francisco. Es ahí donde se narra la historia de vida de Bewen, un nativo shipibo a quien vemos crecer desde los 8 años de edad, viviendo sus primeras aventuras dentro de su comunidad, y luego, con su traslado a la ciudad, conoceremos las dificultades que tienen los shipibos por insertarse en la sociedad urbana, y el conflicto de identidad que sufren, al ver cómo su idioma y sus costumbres no son bien recibidas por los foráneos.

En una pequeña épica amazónica, de casi dos horas de duración, Forero nos entrega el que quizá sea su trabajo más ambicioso hasta el momento, contando hasta con cuatro no actores para interpretar el rol principal, a lo largo de su vida; siendo además su primera incursión fuera de la serranía y la costa norteña, donde ha grabado sus películas anteriores.

Con motivo del estreno alternativo de «Historias de shipibos», conversamos a continuación con su director, Omar Forero. Esta entrevista ha sido editada y resumida, por motivos de longitud y claridad.

El director Omar Forero (der., con gorra y lentes), en el rodaje de «Historias de shipibos»

Laslo Rojas: A diferencia de tus anteriores filmes, que se desarrollaban en Trujillo o regiones de La Libertad, aquí te trasladas a la Amazonia, a Pucallpa. ¿Cómo así se origina esta película, y por qué tu interés en la comunidad shipiba?

Omar Forero: En mis proyectos siempre he tenido la intención de retratar a peruanos no muy conocidos en los medios, o mejor dicho que son mal conocidos. Porque muchos sí son conocidos pero de un modo folclórico, lleno de prejuicios. [En mis películas anteriores] ya había filmado en la sierra, y pensé que me falta retratar la selva. Allá tenemos personas que son aun más exotizadas, que no se conocen mucho, así que pensé que podría hacerlo en Pucallpa. Sobre el interés en los shipibos en particular, fue porque un día un maestro ayahuasquero shipibo fue a Trujillo con un amigo mío. Lo conocí y me dijo que tenía la intención de ayudarme. Yo había pensado hacer el proyecto, no sobre shipibos específicamente, sino sobre indígenas amazónicos. Entonces el maestro me invitó a ir a su tierra, estuve diez días allá, eso fue el 2013. A partir de ahí ya se definió que haría la película sobre los shipibos. Además ellos, a diferencia de otras etnias, son muy abiertos, muy curiosos, siempre están dispuestos a entablar contacto con los demás. Eso también facilitó el trabajo.

Laslo Rojas: ¿Cómo fuiste desarrollando este relato? Que es una historia de vida, de una persona que representa a toda una comunidad.

Omar Forero: Sí, yo hice un estudio, esto forma parte de una tesis de maestría, que se llama Proyecto de película “Historia de shipibos”. El tema lo decidí en ese momento, sería justamente cuando los shipibos empiezan a tener más contacto con la vida en la ciudad, sea por estudio, por trabajo. Ellos se empiezan a contactar [con la sociedad externa] desde tiempo atrás, pero desde los años 70 eso se intensificó. Entonces pensé que un personaje que ahora tiene 50 años, de niño habría vivido esa época. 

Para mi tesis había hecho entrevistas a personas de todas las edades, sobre todo a los más ancianos, porque ellos tienen conocimientos ancestrales que ya se han perdido. Hice entrevistas de vida a personas de 40, 50, 60 años. Todos ellos me contaban casi las mismas situaciones: estudiaron la primaria en su comunidad, otros ya la estudiaron en la ciudad junto con la secundaria, y así es que vivieron todo lo que vive Bewen, el personaje de la película, situaciones de bullying, de maltrato, por no hablar bien el español. Casi todos coincidían en lo mismo, por eso la película se llama “Historias de shipibos” [en plural], es la historia de esa generación.

Yimmy Marquez (der.) interpreta a Bewen en su juventud.

Laslo Rojas: Una vez que ya tienes la historia y tienes que hacer el rodaje, ¿cómo fue tu inmersión en la comunidad?, para poder tener ese nivel de acercamiento con el personaje y que todo fluya con tanta naturalidad.

Omar Forero: Antes de pasar unos días allá, en el 2013, primero contacté a algunos antropólogos que habían trabajado con shipibos, y me describieron a varios nativos que eran sus amigos, me dijeron que sí me iban a recibir pues son bien abiertos. Así contacté a varias personas, uno de ellos era Ronald Suárez [N.E.: Presidente del consejo shipibo-conibo]. Durante esos 10 días, yo decía: “ya, que sea lo que pase, lo que vaya ocurriendo, yo me voy adaptando”. Así, Ronald me decía para ir por la comunidad, y yo lo seguía. Por esos días había muerto su tía, entonces estuve ahí, en el velorio. Me quedé todo ese día con él. Yo iba siguiéndolos, en todo lo que hacían. “Él va a hacer una película”, les decía a sus amigos cuando me presentaba. Ronald no se ‘palteaba’ porque ellos ya estaban acostumbrados, muchos sociólogos, antropólogos van a su comunidad y se portan bien con ellos.

Entonces desde ahí ya tenía un vínculo chévere con los shipibos, porque veían que yo no era alguien malo, que quiere sacarle cosas, me tenían confianza. Después, cuando empecé la maestría, viajé allá unas cuatro veces, y viví todo tipo de experiencias, estuve una semana viviendo con una familia shipiba. Así que en el momento de hacer el guion de la película, tomé todas las historias que me contaban, trate de armar entre todos una sola historia. Y eso pasó también en el rodaje, porque ellos, al filmar, reconocían qué era lo que habían vivido. Reconocían algunas costumbres antiguas, sobre todo los más ancianos, y me decían: “mira, esto era así, así pasaba”. Todo era algo cómodo de hacer para ellos, no era que yo los estaba haciendo filmar actitudes que ellos no tienen, sino que eran cosas naturales para ellos. Otra parte cómoda del rodaje era que les contábamos cómo iba a ser tal escena, y les preguntaba: “¿tú qué crees? ¿Así puede pasar esto?”.  Es decir, había una preparación con ellos, de cómo podía ser tal conversación. Además, en el momento se improvisaba, como ellos hablaban en idioma shipibo, teníamos una persona que nos traducía, pero no al momento, sino que surgían cosas nuevas en cada repetición de tomas.

Andry Azán interpreta a Bewen a los 12 años de edad.

Laslo Rojas: ¿Cómo fue el proceso de casting de actores, y luego de dirección de los tres actores principales, que interpretan a Bewen?

Omar Forero: La película se empezó a rodar en el 2020, justo empezábamos y vino la pandemia. Ya teníamos el casting completo, y tuvimos que parar. No habíamos filmado mucho, pero ya habíamos hecho el trabajo de preproducción. Todo eso se perdió, porque pasados dos años, los niños estaban más grandes y ya no podían hacer el personaje. Entonces debido a esa para hubo algunos cambios, pero todo eso contribuyó a que la película mejore. Conforme pasaba el tiempo, iban apareciendo cosas nuevas en la película. Del último casting que hicimos para algunos personajes, se consiguieron incluso mejores intérpretes. Una chica shipiba nos ayudaba con el casting y felizmente ella era full chamba, no sé de dónde sacaba más personas para el casting.

Laslo Rojas: Porque estos actores eran en realidad personas que dejaban de hacer su actividad diaria para ir al rodaje, ¿no?

Omar Forero: Sí, claro. Aunque los personajes principales sí estaban más comprometidos. Pero aún así, había momentos en que incluso ellos no llegaban a una escena. Por ahí se habían encontrado con amigos, o estaban tomando una chela (risas). Y no aparecían. Entonces esta persona encargada del casting se dedicaba a ubicarlos, y los traía.

Luis Marquez interpreta a Bewen adulto.

Laslo Rojas: ¿Cómo se realizó ese rodaje? ¿Fue programado con fechas establecidas, o se realizó a lo largo del tiempo?

Omar Forero: Sí, rodamos entre septiembre y octubre del 2022, durante seis semanas. Teníamos unas fechas marcadas, porque la gente del crew tiene otros trabajos que hacer. Aún así era un equipo muy flexible, los de fuera éramos del norte y la mayoría eran de Pucallpa, pero de todas formas, los locales también tienen sus propias actividades.

Laslo Rojas: El primer intento de rodaje, entonces, fue durante la pandemia, y tuvieron que cancelarlo…

Omar Forero: Sí, esa vez filmamos solo un día, y lo que filmamos fueron los animales. Son los otorongos que aparecen al final de la película. Eso fue un viernes, dijimos: “ya, el lunes todos vamos a San Francisco”. Allá estaba todo preparado, habíamos construido varias cosas… Y el domingo 15 anuncian la cuarentena. Como nunca habíamos vivido una situación así pensábamos: “¡Sí vamos a poder meternos en San Francisco!”, que es la comunidad donde filmaríamos. Pero poco a poco nos fuimos dando cuenta de que iba ser imposible hacerlo. Cancelamos todo, pero además los que éramos de Trujillo, nos quedamos atrapados varios meses en Pucallpa. Tuvimos prácticamente que escapar, porque como a todos nosotros nos dio covid, oficialmente, si salías de ahí, te llevaban en un avión a Lima para estar en cuarentena. No veíamos la forma de salir de ahí. Así que alquilamos un carro y nos fuimos a la aventura. Salimos de Pucallpa hacia Lima, y de ahí a Trujillo. Como teníamos cámaras, nos hacíamos pasar como periodistas (risas).

Laslo Rojas: En tu primera película, “Los actores”, había un elemento de meta representación de los personajes, que dentro de la película representaban algunas performances. En “Historias de shipibos”, en las primeras secuencias también hay representaciones de relatos por parte de los propios actores. ¿Tu propuesta desde el inicio fue recurrir a ese tipo de meta lenguaje?

Omar Forero: Esas secuencias como que podrían ser la imaginación del niño, ¿no? Mientras el abuelo le va contando relatos, el niño se va imaginando lo que va pasando. En realidad esas secuencias no se tienen que explicar, simplemente están ahí y la gente lo entiende. No había pensado en hacer esa propuesta específica del meta lenguaje. Mientras el abuelo va contando, como es muy aburrido verlo solo contando todo el relato, pensé: ¿qué tal si retratamos lo que narra? Porque los niños tienen la imaginación muy activa. Entonces, perfectamente se podría hacer que el niño esté imaginando eso.

Laslo Rojas: Durante todo el proceso de realización en general, ¿cuáles fueron los referentes que tuviste, de películas o de otras obras?

Omar Forero: Mis dos referentes siempre son los mismos: Ozu y Bresson. Son como los padres de todo el cine moderno, siempre veo sus películas. Hay algunas escenas en que casi copio, como un homenaje, algunas tomas de Ozu: cuando los personajes están conversando y filmo desde atrás, o desde el costado. Por ejemplo, la secuencia cuando la pareja que se va casar, están sentados mirando el río. Pero realmente, en toda mi visión, no filmo como Ozu, con esos cuadros estáticos. La mía es una interpretación de la esencia de lo que ellos transmiten. Y de Bresson siempre me gusta su trabajo con no actores y sus modelos, que a veces son hasta cómicos, pero que te transmiten algo, una verdad que no es ni la realidad ni la ficción.

Laslo Rojas: Al inicio mencionabas tu preocupación de mostrar siempre a las personas, a las comunidades, como realmente son y no en una versión maquillada o folclorizada. ¿Cómo ves tú que ha sido representada la Amazonía en el cine peruano hasta ahora?

Omar Forero: Bueno, desde la “La muralla verde”, esa es una mirada exótica porque es alguien que va y tiene su aventura, su aislamiento. En todo caso es honesto, porque es un personaje de Lima, esa es su verdad, no es la verdad de las personas de la Amazonía. Así era en ese momento, porque el gobierno daba tierras para que colonicen, y [Robles Godoy] cuenta toda esa época.

Ahora existe la Escuela de Cine Amazónico, que está haciendo cosas bacanes. Casi todos los integrantes del equipo técnico de nuestra película eran de esa escuela. Está la familia Quio, Katty que estuvo en producción, Mirella que fue la sonidista. Después, Luighi Tang, el director de arte también es de allá, varios chicos de iluminación se formaron con nosotros, y así. Por otro lado, con la Escuela Amazónica vamos a distribuir nuestra película de forma alternativa.

Laslo Rojas: Cuando aparecen películas como la tuya, que pone en relieve o le da protagonismo a algún elemento de la cultura popular de una comunidad, suele aparecer el término de “revalorizar”. Es como que si previamente aquello no hubiera tenido valor. En el caso tuyo se hablaría de “revalorizar a la comunidad shipiba”. ¿Cómo ves tú ese discurso, cuando se leen así las películas o cualquier actividad relacionada al arte amazónico?

Omar Forero: Bueno, eso ya escapa de mí porque es la interpretación de los demás. Lo que yo sí quiero, y siempre quise transmitir con esta película son personajes que no son muy conocidos

en las ciudades, sobre todo en Lima. [Los shipibos] son peruanos, y merecemos conocernos entre peruanos. Ese es el objetivo, conocernos mejor y entendernos. Para mí ese es el problema principal que tiene el Perú: somos muy diversos y no nos conocemos. Nuestra preocupación principal siempre fue conocer a los shipibos y entenderlos, cómo son, cómo viven, no exotizarlos, sino verlos en su vida diaria. Entender que un personaje puede ser el protagonista y el héroe de la película y ser un shipibo.

Laslo Rojas: Mencionaste que habías estudiado una maestría, donde realizaste el trabajo en el cual se basa esta la película…

Omar Forero: Sí, mi trabajo de tesis era: “Proyecto de película ‘Historias de shipibos’: análisis, reflexión y propuesta de docuficción sobre los cambios de la cultura shipiba en su traslado del bosque amazónico a la ciudad”.

Laslo Rojas: ¿Esta era una maestría de Antropología visual?

Omar Forero: No, al principio me pasaron la voz sobre esa maestría, pero al final vi que, aunque sí tenía muchos elementos antropológicos, mi trabajo era una película, y eso es más comunicacional. Para hacer un trabajo antropológico tienes que tener unos métodos más estrictos, y yo quería más libertad. Entonces opté por eso [un título de Magíster en Comunicaciones], además en esa maestría no habían hecho todavía ese tipo de proyectos. Pero uno de mis asesores, Jimmy Valdivieso, sí había dirigido antes un documental. Entonces por ese lado sí me apoyaron.

Laslo Rojas: ¿La película ya se ha visto en Pucallpa, en la comunidad?

Omar Forero: No, aun no. Sí hice un focus group en Pucallpa con un grupo de los actores, ahí les preguntaba algunas cosas, y ellos daban su opinión, no era el corte final de la película. La recepción en general fue buena, ellos mismos se sorprenden de que han actuado bien.

Laslo Rojas: ¿Ninguno de ellos tenía una experiencia previa en actuación?

Omar Forero:  No. Solamente el personaje principal, Luis Márquez [quien hace de Bewen a los 50 años] había vivido lo de actuar con un comediante cuando fue niño. Esa sí fue su experiencia.

Laslo Rojas: En la parte final de la película también hay como una autorreferencia tuya, ¿no? En la sesión de ayahuasca, en la que Bewen va con un amigo que está haciendo una película. ¿Fue un guiño a ti, como autor?

Omar Forero:  Sí, era como una caricatura, de aquella persona que va a esas comunidades y casi ni escucha lo que cuentan los nativos, sino que ya tiene su idea de película y luego la hace nomás. De alguna forma, me he mostrado ahí, porque al final yo también he inventado esta historia. Claro, es en base a las cosas que ellos me han contado, pero igual hay mucho de mí. De todas formas, ese personaje ya era una caricatura, lo hice exagerando.

Laslo Rojas: Es la representación de alguien que va ahí básicamente para tener esa experiencia lisérgica de tomar el ayahuasca. ¿Y los shipibos cómo ven ese tema, que puede ser un negocio, un comercio?

Omar Forero: Para ellos esa es una forma de vida, usan el ayahuasca como una tradición, para ellos es normal que alguien se dedique a eso. Y ellos mismos pasan por eso [la toma de ayahuasca], como una terapia, por alguna una enfermedad que necesitan tratar. Entonces para ellos es normal también alguien gane dinero con eso.

Omar Forero, director de «Historias de shipibos»

Laslo Rojas: ¿Qué planes tienen ahora con la película?

Omar Forero: Mi idea siempre es que las películas se defiendan solas. Vamos a ver qué pasa con la nuestra, si hay algún interés. Seguramente la mandaremos a algunos festivales e iremos viendo lo que pasa. Pero para la distribución, no vamos a optar por lanzar en multicines, sino vamos a distribuirla de forma alternativa.

Laslo Rojas: No estará en cines comerciales, entonces.

Omar Forero: Así es. Ya viví esa experiencia con mis dos películas anteriores y no me gustó, no quiero repetirlo. Porque haces todo el esfuerzo, con toda la dedicación, el entusiasmo, y al final te encuentras con que hay mucho maltrato. [Los exhibidores] ponen la película en muy pocas salas o no muy céntricas. No se preocupan realmente por la película, simplemente cumplen con ponerla en alguna función y ya está. Mientras que nosotros, que estamos detrás todo el tiempo, sufrimos estrés, desilusión. No me pareció justo vivir esa experiencia de nuevo.

En cambio, lanzarla de forma alternativa es más bacán porque vas un domingo y la presentas a un público que realmente está interesado en la película. Hay más cercanía con la gente, para compartir con ellos. Y para mostrarla a los shipibos, vamos a ir a algunas comunidades también.

[Nota del editor] “Historias de shipibos” se presentará en las siguientes ciudades:

  • Pucallpa, Auditorio del CC de la Amazonía, 17 y 18 de mayo
  • Moyobamba, Festival Internacional de Cine Amazónico Rupa Rupa, 18 de mayo
  • Comunidad nativa San Francisco, Plaza de Armas, 19 de mayo 
  • Iquitos, Muyuna Festival de Cine Amazónico Flotante, 21 de mayo
  • Chiclayo, Cineclub de Lambayeque, 22 y 23 de mayo
  • Trujillo, Centro Cultural Cine Chimú, 23, 24 y 25 de mayo
  • Ica, Cineclub Ica, 23 de mayo
  • Huancayo, Cineclub Incontrastable, 31 de mayo
  • Lima, XXII Semana Amazónica PUCP, 21 de mayo
  • Lima, Facultad de Letras y CCHH – UNMSM, 31 de mayo
  • Lima, Elgalpón Sala de cine, 4 de junio
  • Cusco, Cine Itinerante del Valle, 7 de junio
  • Cusco, Qine Cine, 9 de junio
  • Arequipa, Umbral Cine, 11 y 13 de junio

Laslo Rojas: Por último, ¿qué proyectos estás trabajando a continuación?

Omar Forero: Nosotros vivimos en Cosiete, un centro poblado en Contumazá, Cajamarca, un lugar pequeño, donde todos nos conocemos entre los vecinos. Ahí estamos filmando un proyecto que se llama “El tío Lino”, que es un narrador de cuentos que vivió en ese pueblo en el siglo antepasado. A él le gustaba rodearse de niños o personas mayores y les contaba cuentos. Y esos cuentos han sobrevivido hasta ahora, los enseñan en los colegios. Hay varios libros que se han hecho en base a la narración del tío Lino. No son cuentos espectaculares, sino que tienen un humor especial, son medio fantásticos, y todos los elementos naturales están incluidos ahí. Son historias  de la cultura andina, sobre lo que ellos vivían, de todas sus actividades.

La película no es exactamente un documental que investiga al personaje, sino que estamos conviviendo con los personajes que viven ahora ahí, y que además tienen un humor especial, son muy entusiastas, muy alegres. La película está dedicada a ellos, a conocerlos como personajes hoy.

Laslo Rojas: Recordando un poco de tus inicios en el audiovisual, en los años 90 formabas parte de un grupo de videastas que estando aquí en Lima, se movían en un ambiente más urbano. ¿Qué fue lo que te llevó, con el paso del tiempo, a alejarte de la ciudad y vivir en el campo, en ambientes rurales?

Omar Forero: Bueno, mi familia, mi madre es de Contumazá. Ella estudió ahí hasta la secundaria. Y yo siempre iba allá de chico. Cuando sucedió la pandemia del covid, eso fue como un catalizador. En Trujillo nos decíamos: “¿Qué hacemos acá, encerrados en la ciudad? Con tanto caos, tanta violencia”. Así, ya tenemos tres años viviendo en la sierra. Y es otro tipo de vida. Además, igual estamos cerca a la ciudad, vamos cada mes, estamos en contacto, pero en Cosiete es una vida más tranquila. Justamente la película que estamos haciendo retrata ese tipo de vida tranquila, con la gente de allá.

Entrevista realizada por Laslo Rojas, el 14 de agosto de 2023, durante el Festival de Lima, en el CCPUCP.


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