Runa Simi (2025), el primer largometraje del realizador peruano Augusto Zegarra Pineda-Arce, tendrá su estreno nacional como parte de la Competencia Latinoamericana Documental del 29° Festival de Cine de Lima PUCP, que inicia esta semana. La película comenzó una exitosa gira en festivales internacionales con su estreno mundial en el Festival de Tribeca, en Nueva York, donde obtuvo el Premio Albert Maysles como mejor nuevo director de documental, continuando con su participación en el Sheffield Doc Fest, en Reino Unido, donde se llevó el premio entregado por el Jurado Joven; compitiendo también en el Festival de Guadalajara.
En su documental, Zegarra acompaña la travesía quijotesca de Fernando Valencia, un joven emprendedor cusqueño, quien junto a su pequeño hijo Dylan, sueña con poder completar el doblaje al quechua de una de sus películas favoritas, El rey león. Para esto tendrá que convencer a la corporación del ratón Mickey, y a sí mismo, de poder lograrlo.
En junio pasado conversamos con el director de Runa Simi, días antes de su estreno mundial en Tribeca, a continuación compartimos esta entrevista:

Esta entrevista ha sido editada y resumida, por motivos de longitud y claridad.
Laslo Rojas: Augusto, gracias por conversar con nosotros. Cuéntanos, ¿en qué momento conoces esta historia y cómo es que luego tú piensas que esa historia puede convertirse en un documental?
Augusto Zegarra: Gracias a ustedes por su tiempo, y por ver la película. Qué gusto, porque son de las primeras personas en Perú que la ven, fuera del crew. A Fernando lo conocí a través de su trabajo. Un día una amiga me mostró un video de YouTube, empezó a correr la canción de “Hakuna Matata”, pero en quechua, como “Hakuchu Munayta”. Yo quedé impactado con esos dos minutos que dura el clip, en verdad quedé bastante sorprendido con la calidad del doblaje, del cuidado que se había tenido para el sync de las voces con el movimiento de la boca de los personajes, y también quedé sorprendido de que incluso había traducido el swahili de “Hakuna Matata”, que yo sabía que es algo que casi no pasa con las versiones [oficiales traducidas] de El rey león, algo que lo hacía más andino, más quechua. Vi este video y en ese momento tuve la idea de querer tirarle más luz a ese proyecto, porque veía que era algo como una apropiación de cultura pop. Y no solo era El rey león. Buscamos más video y había de La era de hielo, de Toy Story, de El Chavo del Ocho; había uno de ese popular discurso de Charles Chaplin en la película El gran dictador, de Cantinflas también. Me dije: vaya, qué increíble que haya un grupo de personas de doblaje, que trabajan con sonido, en Cusco.
Cuando viajé allá, tuve suerte porque ya había contactado a ese canal de YouTube y apenas llegué al hotel, me timbra el teléfono de la habitación y me dicen: hay una persona que lo está buscando acá del Gobierno Regional del Cusco. Yo no entendía bien por qué, pero el canal era del gobierno regional. Conversamos con esta persona, nos “tasó”, y una vez que nos dio su bendición y visto bueno, dijo: ya, ahora sí puedes conocer a Fernando. Entonces lo llamó, pasó, y yo no entendía todavía en ese momento, porque le dije: ¿pero tú lideras un equipo? Me dijo: no, yo hago todo, yo hago todas las chambas. Me dijo que él hacía la voz de Timón y Pumba, y que la voz de Simba chiquito la hacía Dylan, su hijo, que en ese momento tenía seis años. Dylan tiene catorce ahora.
Por cada cosa que me contaba Fernando sobre él, yo quedaba más sorprendido. Por ejemplo se auto enseñó a usar un software de karaoke para borrar la voz original en una canción, y reemplazarla con su voz en quechua. Entonces, lo conocí ahí, y al final de ese viaje le propuse la idea de hacer un cortometraje de su proyecto, porque me parecía importante, pues también era un tema de derechos lingüísticos, de no tener contenido en tu propio idioma. Luego, a inicios del 2017 conseguí una plata y con eso pude irme a Cusco a grabarlo en formato de corto, y ahí yo también me fui de largo. En el plan de rodaje ponía “entrevista con Fernando: 45 minutos”, y de la nada me doy cuenta que habíamos hablado tres horas y media, a los dos nos gusta conversar bastante. Me di cuenta, saliendo de ese viaje de cortometraje, que en verdad la etapa de vida como artista en la que estaba Fernando era mucho más grande, porque él me decía: no solo aspiro a doblar estas escenas pequeñas, yo quiero doblar toda una película. Le pregunté cuál y me dijo: yo quiero doblar todo El rey León. En ese momento entendí que Fernando me seguía pareciendo este artista fascinante, que no terminaba de sacar capas, y era muy bueno, un artista multidisciplinario que es muy bueno en muchas cosas, porque es artista plástico, canta, toca guitarra, hace un poco de todo. Cuando salí de ese viaje, le dije: yo en verdad creo que tu historia da para contarla en un formato más largo, no sé si te interesaría. Ese ya era otro compromiso, porque lo del corto era tres días, grabábamos, lo editaba y le retribuía algo, pero esto ya era un compromiso más largo. Fernando me dijo que de todas maneras, que le parecía ‘bravazo’. Yo creo que nos hemos ido motivando el uno al otro, un poco compartiendo lo que era su proyecto, y yo también, por sacar mi primera película adelante.

Laslo Rojas: Luego ustedes, cuando arman el proyecto de película, postulan al fondo de DAFO 2018 y lo ganan ese mismo año.
Augusto Zegarra: Correcto. En 2017 básicamente fue hablar con Fernando y decirle que investigaría más del tema primero y conocerlo más a él y a su familia, cada vez que yo podía. Viajé un par de veces a Cusco, en agosto y en diciembre del 2017, para grabar y estar con él. En esos casos viajaba solo, con mi cámara. Conversábamos, y en realidad algunas de las escenas que hemos grabado ahí han quedado incluso en la película, sorprendentemente. Y luego en el 2018 aplicamos a DAFO y tuvimos la suerte de ganar el proyecto de producción documental. Nosotros no queríamos grabarlo en época de lluvias, entonces ‘pateamos’ toda la producción hacia junio del 2019, y recién ahí fue que empezamos a grabar con el crew, ya utilizando ese fondo. Pero sí, yo estaba bien listo para meterme de cabeza con o sin el fondo, junto con el equipo que se formó, con Gustavo Barrionuevo en sonido, en cámara con Renzo Rivas, y en ese momento la productora era Paloma Iturriaga. Por suerte nos salió el fondo de DAFO, que nos ayudó mucho para poder empezar a grabar la película.
Luis Vélez: Justamente por ahí también iba mi consulta, sobre el tiempo y desarrollo del registro. ¿Cómo se han pautado las diferentes etapas para que cinematográficamente la película documental justamente cuente una historia que realmente conecta con el público?
Augusto Zegarra: A ver, empezando con el tema de Dylan. Él se fue integrando en la película porque yo había grabado este corto con Fernando y había visto lo que él hacía en el día a día: trabajaba en la radio, pintaba murales… distintas cosas, pero también, en esos días justo Dylan estaba más con su mamá, porque sus papás están separados. De hecho, hay una pequeña frase en la película con la que tratamos que se aclare eso, porque hay mucha gente que nos pregunta: qué pasó con la mamá. Así que incluímos una frase, cuando Fernando va a recogerlo del colegio: “algunos días lo recojo yo y otros días lo recoge su mamá”.
Entonces, Dylan se fue integrando desde el primer día [del rodaje del largometraje]. Dijimos: ya, ‘Fercho’ [Fernando], vamos a ir a grabar al campo. Y él decía ya, bueno, voy con Dylan. En esa época, Fernando era como su cuidador principal, su mamá estaba de viaje. Así Dylan simplemente se convirtió en este coprotagonista y se suma al sueño de Fernando. Dylan es una persona fascinante y termina como un coprotagonista que se ‘roba’ mucho. En sus pocas intervenciones, tiene mucho brillo, porque esta es una historia de un padre y un hijo, como que es un coming-of-age de papá. Porque Dylan, que ahora tiene 14 años, siempre ha sido una persona que parece un anciano en el cuerpo de un niño, es una persona muy madura, muy centrada. Me emociono al hablar de él, Fernando también. Yo vi cómo Dylan, de nosotros tres, era el más calmo siempre. Es curioso porque Fernando es una persona que tiene su niño interior muy despierto, muy vivo, entonces la evolución que yo he visto ha sido en él más que en su hijo.
Sobre la pandemia y cómo se fue integrando: les contaba la línea de tiempo, grabamos en 2019, veníamos súper bien, con buena viada. El 2020 empezamos grabando, fui a grabar a Cusco justo antes de que declararan la cuarentena el 15 de marzo. Y sí, la pandemia nos chocó fuerte, nos detuvo bastante tiempo, dejamos de grabar todo el 2020 y casi todo el 2021, porque no queríamos poner en riesgo a nadie, ni a Fernando, ni al crew, ni a su familia. Pero esta situación lo que sí nos dio fue tiempo, perspectiva y espacio, yo sí creo mucho en un documental eso ayuda bastante, a cómo madurar una historia.
Luego sobre cómo encontrarle la forma [a la película], creo que ahí fue clave Carlos Rojas, el editor. Al inicio estuve editando la película por mi cuenta, y sí era muy consciente de que yo no quería editarla, porque sabía la cercanía que tenía con Fernando. Me costaba mucho cortar, si yo terminaba editándola, ustedes habrían visto un corte de tres horas y media.
Desde el 2017 que empecé la película, dejé de trabajar en publicidad. Tengo una empresa productora, hago videos, un poco de todo, institucionales y cosas así. Cuando llegó la pandemia me preocupé, pensaba que se acababa el mundo, pero lo que se acababa de todas maneras era la chamba también. Entonces empecé a ver cómo iba a hacer, y para lo que tenía tiempo en ese momento era para aplicar a fondos, ese espacio que creó la pandemia nos ayudó para poder enfocarnos en todas las puertas que podíamos tocar afuera. Ahí fue que ganamos el Sundance Documentary Fund 2020, y eso sí nos abrió un montón de puertas. Una de ellas hizo que conectáramos con Carla Gutiérrez, la directora peruana que ustedes conocen, que hizo Frida hace poco, que había editado el documental RGB. Entonces, en ese momento la conocía como editora de documental, me junté con ella en un evento de Sundance al que nos invitaron. Ahí Carla estaba de jurado, le pregunté por editores y me recomendó unos nombres, y me dijo: “te lo recomiendo, no porque sea mi familia, pero mi primo es editor”. Carlos había editado la película The Territory, un documental brasileño-estadounidense, al que le fue muy bien, ganó en Sundance premios del jurado y del público.
Lo que me gustaba mucho de Carlos es que él también es peruano, vive en EE. UU. pero viene todos los años a Perú en verano. Siento que su familia y su entorno ha hecho que esté muy conectado a sus raíces. Lo que me ayudó bastante es que yo sentía que él tenía muy claro como este enojo de contar una historia desde una perspectiva más de documental. Yo creo mucho en eso, en el documental empujado por un personaje, o como dicen los gringos: character-driven. Porque sí era mi plan, a través de la anécdota de la historia de Fernando, explorar temáticas mucho más grandes, de discusión. En Carlos creo que encontré un buen partner, hemos pasado cerca de un año juntos editando, desde mediados del 2023 hasta casi mediados del 2024, y así le fuimos encontrando la vuelta a la historia. También tenía miedo de la pandemia, de que se notara mucho ese contexto. Hay una falta de temporalidad, no con el segmento del casting, eso siempre estaba al final de la película, que yo pensaba que no había que tocarlo. Lo que ayudó fue mover las entrevistas con los actores, porque al hacerlo siento que lo que sucede es que Fernando, cuando va a Lima, en verdad va con una mochila de ilusiones de todas estas personas que has visto. No es algo tan quijotesco como él solito con un sueño, sino que lleva a otras personas que ha hecho hablar, a otros miembros de su comunidad, y te cuentan también sus razones. Entonces creo que eso estuvo bueno, a nivel de historia, como un viaje del héroe, que es el que termina haciendo Fernando.
Laslo Rojas: La película se llama Runa Simi, que significa “quechua” en castellano, o “la lengua de la gente”. Una de las primeras ideas que me resonó al inicio de la película fue que se afirma que el quechua es un idioma que está en peligro casi de desaparecer. Me sonó un poco exagerado, en el contexto en el que estamos hoy, donde cada vez hay más películas, son muy pocas todavía, pero se hacen películas en quechua. Hay un noticiero en el canal del Estado en quechua, es decir hay un poco más de presencia del idioma en los últimos años. Pero, ¿cómo ve esto Fernando? ¿Cómo lo ven los quechuahablantes, como para poder afirmar algo así?
Augusto Zegarra: Sí, esa afirmación Fernando siempre la cita. La escena donde él está en el congreso de Unesco, a él lo invitan a este congreso a participar como un activista. La definición de lengua en peligro de extinción él la toma la Unesco, y cree que sí ayuda a lo que él ve en el campo. Él ve a muchas personas de su edad, que a sus hijos muchas veces ya no le están enseñando el quechua, y prefieren enseñarle castellano, porque ya se dieron cuenta cómo funcionan las cosas, les cuesta mucho más tener la idea de que si yo le enseño a mi hijo quechua, eso le va a ayudar un montón en la vida. Yo creo que Fernando sí lo ve como un peligro de extinción, por su contexto inmediato. Tal vez a alguien la afirmación le puede sonar como un poco alarmista, pero si bien la lengua indígena más hablada en toda la región es el quechua, con 10 millones de hablantes, y casi 4 millones en el Perú, yo sí creo que no deja de estar en amenaza, por las cosas que ves en el día a día. Como tú dices, si bien hoy hay películas en quechua, cuando nosotros grabamos esas entrevistas, algunas en 2018, 2017, entonces todavía no existían algunas películas que ahora tenemos en la cinematografía peruana en quechua, entonces sí, también está ese tema de temporalidad. Pero yo me atrevería a decirte que si entrevistan a Fernando hoy, él igual sentiría que es mejor que la gente sea muy consciente de que no solo es la Unesco que califica el idioma quechua como en peligro de extinción, él cree que eso puede hacer que la gente prenda más alarmas para apoyarlo en sus ideas, que a veces pueden ser vistas como quijotescas. Fernando me decía: “yo he crecido hablando quechuañol”. Él aprendió en el campo y también después fue enviado a la ciudad para ir a un colegio, pues siempre estuvo muy pegado al quechua. Y en la práctica, será el segundo idioma oficial del Perú, pero me acuerdo un día llamamos al Congreso de la República, y ahí te dan la opción de un anexo para que te hablen en quechua. Marcas el número del anexo y no contesta nadie. Claro, está el programa en TV Perú, pero igual creo que no es suficiente, en definitiva debería haber mucho más. No quiero hablar por él, pero de lo que Fernando me ha transmitido en este tiempo él prefiere que a la gente le suene más alarmante de lo que es, tal vez, porque en la práctica sí sucede. Y como algo que tratamos de mostrar en la película es que sí, en muchos lugares del Perú ya no se habla un quechua puro, no hay tantos lugares en el Perú donde solo se hable quechua, sino que se combina con el castellano. No es que la gente solo está con la radio en el campo. No, la gente está con el celular. Sus videos QuechuaClips se viralizan porque todo el mundo está en el campo escuchando en YouTube, tienen acceso a Facebook. Todas estas amenazas políticas, la “ley anticine” que se acaba de aprobar, o esta declaración que hizo el congresista Alejandro Cavero, diciendo de que no veía importante que los quechuas se puedan identificar como quechuas en el censo nacional, o sea, cosas a nivel política pública, sí me parecen a mí todavía preocupantes.

Luis Vélez: Una cosa que resonó mucho en mí y me pareció muy simpática es “Hakuchu Munayta”, que suena fonéticamente tan similar a “Hakuna Matata”, pero además significa lo mismo: “no te preocupes, no te angusties”. Me pareció una cosa mágica. Tengo entendido que inicialmente el proyecto, la película, iba a llamarse “Hakuchu Munayta”. ¿Cómo vira el título a “Runa Simi”?
Augusto Zegarra: De hecho, el título original era Hakuchu Munayta: buscando a Disney, con el que ganamos el proyecto en 2018. Luego le quitamos la bajada de “buscando a Disney”, porque sentíamos que le daba mucho peso a ese lado de la historia y quedamos solo con “Hakuchu Munayta”. Con el pasar de los años he tenido la suerte de poder conversar un montón con don Mario, el papá de Fernando y con Fernando siempre acerca del título. Sentíamos que “Hakuchu Munayta” era un título hermoso, porque, como dices, directamente hace esta apropiación cultural. Es curioso, en todos los idiomas a los que se dobla El rey león, la mayoría de veces se mantiene el swahili, pero Fernando lo cambió para que se parezca al movimiento de voz, pero que suene “Hakuchu Munayta”, que nosotros llegamos al consenso de que lo íbamos a traducir como “vamos a andar bonito”. Luego, en los últimos dos o tres años ya hemos estado hablando del título y creo que era importante cambiarlo, porque sentíamos que la película iba más allá de solo El rey león y de “Hakuna Matata” y “no hay preocupaciones”. Conversando mucho con Fernando, con don Mario, llegamos al nombre de Runa Simi, que sentíamos que englobaba mejor todo lo que se trataba de decir con el documental. Como tú decías, Laslo, es como le dicen los quechuas al runa simi, “la lengua del hombre”. En inglés también le hemos hecho una traducción a “language of the people”. Queríamos que fuera un poquito más potente, más fuerte, siempre queríamos mantenerlo en quechua, para que alguien que diga el nombre de la película diga ¿qué es esto?, y ya puedes decirle es quechua, y lo acabas de decir, sin darte cuenta acabas de hablar en quechua.
Laslo Rojas: Cuando comienzas a hacer el recorrido con Fernando de su búsqueda medio quijotesca de lograr los permisos de la corporación Disney, ¿tú tenías alguna experiencia previa, o alguna intuición de más o menos qué tan difícil, o que tan posible iba a ser esa búsqueda? ¿O simplemente seguiste ese registro con él, para ver a dónde te llevaba la historia?
Augusto Zegarra: Tenía absolutamente cero experiencia en cualquier tipo de búsqueda de derechos de nada. Fernando, yo creo que es un soñador y me identifico mucho con eso también. Creo que es un privilegio poder hacer cine, pero para hacer cine, hay que soñarla, hay que creértela. Entonces yo sí creía que era posible que él contactara con alguien y que alguien vea el aspecto de cómo celebrar la universalidad de la historia de Disney, escucharlo a él diciendo que esta historia que tiene más de 25 años o casi 30 años, sigue siendo tan relevante que mi gente todavía quiere verla. Ahora, si a Fernando le preguntan ¿por qué El rey león? Por qué no algo más cercano, algo que se acerque más a los chicos de acá o tal, él dice: porque a mí me gusta, a mí me parece que es que es un clásico animado, es una historia icónica, es una historia basada en Hamlet, hay mucha magia en El rey león. Creo que por eso Fernando se dio el gusto de escogerlo, pero creo que ninguno de los dos estábamos preparados para ver qué tan complejo iba a ser llegar a Disney. De hecho, esa llamada que ustedes ven al comienzo de la película, cuando él llama a Disney, no es una llamada de ingenuidad. Estábamos juntos frente a la computadora y me dijo: ¿cómo llegamos a este gigante, qué puerta le tocamos? Y, literal, googleamos un teléfono, y éramos súper conscientes de que era el 1-800. No es que Fernando pensó: ya, acá me conectarán con el señor que me va a dar los permisos. Pero él llama ese número, que es el número al que normalmente uno llama para preguntar a qué hora va cerrar el parque de diversiones, y la chica le contesta, y como es tan automáticamente amable, la chica le dice: “claro, te ayudo, have a magical day”, y le empieza a pasar a distintos anexos, que todos nos mandaron a buzones de voz y no concluyó mucho en nada. Pero creo que en el camino pasaban cosas que nos daban esperanza, ustedes también podrán tener una opinión sobre por qué es que se da un cambio de políticas en Disney. Ellos finalmente manejan muchas cosas, es el conglomerado más grande que hay en el mundo, muchas decisiones las toman a nivel imagen y dinero, estoy seguro que esas son sus motivaciones. Pero sí debo decir de que Disney parece que estuviera teniendo más consideraciones en los recientes años, por ejemplo, en la película de Frozen 1 ellos representan una cultura, y mucha gente se quejó de esa representación, y para Frozen 2 trabajaron con muchísima gente de ese país nórdico, para investigar sobre la cultura e idioma, las costumbres, y ejecutan una segunda entrega mucho más realista, y con mucha más gente aplaudiendo el hecho de que respetaron de alguna forma. También recordarán Las locuras del emperador, que tiene un personaje que se llama “Kuzco”, donde representan al Perú como una caricatura, no hubo investigación, fue todo lo contrario. Fue alguien que viajó a Machu Picchu y dijo: “ponle Cusco al personaje”. Entonces creo que Disney ha avanzado un poco en sus políticas, en intentar, al menos, hacer esas cosas. Vimos el caso también de Moana, que estaba buscando ser traducida al te reo maorí, idioma indígena de Nueva Zelanda. De hecho, la hermana de Taika Waititi, que es un director muy conocido -seguro que ella ha llegado con una mejor conexión que yo- acaba de doblar cuatro películas de Disney al te reo maorí. Las han estrenado en cines, de la mano con Disney a una escala mayor, con un estudio profesional; pero bueno, ese no ha sido el caso nuestro, no ha sido el caso con el quechua.
También vimos otros ejemplos: le cortaron los fondos a un colegio en California, para un viaje, un paseo, y los chicos dijeron: ¿cómo juntamos plata? Hicieron una pijamada y proyectaron El rey león, la del 2019. Compraron un Blu-ray y recabaron como 750 dólares. A la semana entrante les llegó una carta de Disney diciendo: “no puedes pasar la película porque no tienes los derechos, no puedes cobrar ticket por pasar un Blu-ray que me pertenece a mí, acá está tu multa de 800 dólares”, que superaba lo que habían recaudado los chibolos. Esa fue una crisis de imagen, de relaciones públicas, para Disney, incluso Bob Iger, el presidente, tuvo que salir a pedir perdón, apareció un artículo en The New York Times donde él decía: “hemos pedido perdón, le hemos devuelto la plata y queremos apoyarles”. También vimos que se dobló una película de Star Wars al navajo. Entonces, sí veíamos casos en los que decíamos: sí hay esperanzas.

Laslo Rojas: Runa Simi se estrena en Nueva York, en el Festival de Cine de Tribeca. Digamos que allá es más posible que alguien de Disney la vea y diga: “estos señores están haciendo lo mismo que los chicos en California”, o que piense más bien en ayudarles, ¿no?
Augusto Zegarra: Sí, felizmente las conversaciones con Disney están avanzando, esperamos que sigan avanzando bien. Finalmente, creo que la historia de Fernando demuestra que sí, existe generación lingüística, hay muchos idiomas que no tienen sus versiones de películas. Por todas estas cosas les contaba antes de los cambios de políticas de Disney, tengo fe de que no solo sea en quechua, sino en otros idiomas más y que Disney abra un poco más el espectro de toda su lista larguísima de como 22 idiomas que tiene disponibles para escuchar en Disney Plus, ojalá que lo puedan ampliar para idiomas indígenas. Lo de la importancia de las lenguas indígenas tampoco siento que sea algo muy caprichoso, por ejemplo, la Unesco ha declarado el decenio de las lenguas indígenas por algo. Con todos los problemas que hay a nivel mundial, que escojan un decenio de lenguas indígenas, tiene que decirnos algo, como sociedad. Tengo fe de que las conversaciones con Disney van a poder seguir avanzando bien y que vamos a poder llegar a un buen puerto. Y, como tú dices, sí, ojalá que alguien que esté por allá, en Nueva York, que esté conectado de alguna forma, se meta a una de las tres funciones y nos quiera dar un abrazo diferente al final.
Luis Vélez: Respecto a la música, cuentan con Pauchi Sasaki, que ha escrito una partitura para la película. ¿Cómo fue el trabajo con ella?
Augusto Zegarra: La verdad que la experiencia con Pauchi fue notable, fue bien mágico para mí verla crear cosas en vivo. A veces nos juntábamos y separábamos las películas en rollos, veíamos el rollo uno, las primeras tres canciones, después las siguientes cinco. Nos juntábamos a veces en persona, a veces en virtual, pero me quedé muy sorprendido. Yo no hablo el lenguaje de la música, pero verlo a través de ella y al ver cómo ha creado esta atmósfera y este mundo sonoro de la película, siento que ha llevado a otro nivel la experiencia. Ella realza los momentos de manera muy precisa, sin tratar de hacerte sentir que en esta parte tienes que llorar, sino acompañaba una emoción. Ha sabido leer, conectarse con la historia. Yo contacté a Pauchi hace bastantes años, el 2018 y le mostré un tráiler en ese momento con el que quedó medio alucinada y aceptó. Me preguntó por qué quería trabajar con ella y le dije que sentía que podía darle una vuelta interesante, me gustaba lo que había hecho en otros soundtracks. A ella la conozco como artista hace mucho tiempo, no la conocía de manera tan cercana como ahora, pero ella ha dado en el clavo en tener un poquito de la música andina, que respire eso porque te contextualiza en un espacio, pero también tener esta parte más épica de El rey león. Como ustedes saben el soundtrack de El rey león es tremendo, se sale de la pantalla, y ella creo que ha buscado hacer eso, especialmente hacia el final de la película. A veces tengo que ver la película para arreglar un subtítulo o algo, y hay ciertos pasajes de la película que no logro ver sin lagrimear un poquito, por la música. Las escenas de la historia ya las vi tantas veces, pero la música de Pauchi me quiebra, me quiebra la parte de los abrazos en la proyección, cuando entran los artistas de doblaje con Fernando. Pauchi ha hecho una chamba notable y ha sido para mí un placer trabajar con ella. Nunca había hecho composición original de música, así de esta forma, no había tenido la experiencia de trabajar con alguien que haga música tan de cerca y es bien mágico.

Laslo Rojas: Cuando vi la película comencé a pensar en otras películas peruanas que de alguna manera me resonaban. Willaq Pirqa, por ejemplo, que está más centrada en el niño, acá es más en el papá pero su hijo tiene cierta presencia, como ya hemos comentado. Un amigo me comentó que también le resonó la historia del profesor de Misión Kipi. ¿Ustedes tuvieron referencias de cine peruano, o del cine en general, al momento de realizar la película?
Augusto Zegarra: Cuando nosotros hicimos la película todavía no había salido Willaq Pirqa, y cuando salió el 2022, ya habíamos terminado de grabar, pero definitivamente es innegable el paralelismo. Sistu sueña con llevar las historias de las películas, de la magia del cine a su comunidad, en eso hay un paralelismo muy grande. De hecho, una de las productoras de César Galindo (director de Willaq Pirqa) invitó a Fernando a la función de prensa de Willaq Pirqa en Cineplanet de Cusco, porque conocía su trabajo de los QuechuaClips y ‘Fercho’ me decía: “te tienes que apurar, porque esta película es muy parecida, tienes que verla, urgente”. Le dije: “ok, apenas salga en salas, voy a ir”. Y, dicho y hecho, la vi y me emocioné un montón, conecté bastante, de cómo se cuenta la historia.
A tu pregunta de referencias, creo que sí hay películas peruanas que definitivamente para mí han sido referencias. Con Renzo, en cuanto a la foto, en cómo mostrar paisajes, las montañas, cómo poner la cámara y esperar, vimos Wiñaypacha, que nos gusta un montón a los dos, y no digo que Runa Simi tenga el ritmo de esa película, pero sí nos hizo pensar en lo importante que son las pausas y la calma. Misión Kipi salió el año pasado, así que ya no entró mucho en el registro. Yo sí conocía la historia del profesor, leí un artículo en un periódico, y pensaba: “de aquí sale una pela, mínimo sale un corto”, y después Sonaly (Tuesta) hizo la película. Qué bueno que se cuenten más historias así. Pero realmente todo eso ha llegado ya en la etapa de posproducción, donde el editor y yo tratábamos de no ver muchas cosas, porque sentí que me había alimentado de muchas cosas en mi vida, y era un momento para estar yo solo, era más de leer, o escribir, pero no tanto ver en ese momento.
Luis Vélez: Ahora la película inicia un camino, Tribeca, Guadalajara, Sheffield, vendrán otros festivales. ¿Qué expectativas de que la película retorne al Perú?, ¿cómo imaginas ese momento?
Augusto Zegarra: La verdad que con mucha ilusión. Nosotros teníamos un plan. Ustedes han visto la película, está en quechua y castellano. Nosotros hemos doblado toda la película al quechua, y una de las cosas que más me emociona, y a Fernando también creo, es poder mostrarla en Paccaritambo. Inicialmente queríamos mostrarla ahí el sábado pasado, pero conversando con el papá de Fernando y con Fernando, que está trabajando el doblaje, no queríamos correr con el proceso. Hemos estado al tope con todo el trabajo para terminar el DCP y enviarlo a los festivales. Sí queremos hacer una fiesta alrededor de la proyección de la película en Paccaritambo, donde hemos grabado la película. Entonces sí, me emociona mucho que vamos a poder volver al Perú, y que es una realidad que el doblaje ya está como el 70% avanzado, y estamos apuntando a mostrarlo en Paccaritambo es una función más privada, en la comunidad. Obviamente es bonito y es bueno para la película tener este viaje empezándolo en Tribeca, después Guadalajara, Sheffield, pero a mí me da mucha ilusión que se pueda encontrar con público acá en Perú, y tenemos muy planeado esto de poder proyectarlo en comunidades también. Vamos a empezar por el departamento de Cusco, para hacer proyecciones, tenemos que ver exactamente cuándo va a pasar, pero sí hemos ganado un fondo para eso, específicamente para poder empezar la campaña de impacto, con una cantidad de proyecciones viajando alrededor de Cusco. Creo que la película es como un punto de inicio de conversación. Lo más chévere que me ha pasado haciendo la película hasta ahora, ha sido mostrar un avance en Chicago, cuando se acercó una persona y me dijo que no escuchaba el quechua hace como veinticinco años y que no lo hablaba hace mucho. Fue alucinante poder hablar con esta persona que, claro, emigró a Estados Unidos, y, lo que suele pasar cuando emigras, es que vas soltando un poco tu identidad, porque quieres pertenecer a este nuevo contexto. Entonces sí tengo muchas esperanzas, cuando conecte con el público peruano y hagamos la gira de las proyecciones, ver qué puede pasar al nivel de qué puntos se pueden conversar después de la película.
Laslo Rojas: Hace un momento mencionamos el tema del estímulo de DAFO y quería consultarte ahí puntualmente si me puedes comentar un poco más de esa experiencia y si también, pensando en el contexto político en el que estamos, nos cuentes, grosso modo, qué porcentaje del presupuesto total de la película fue cubierto con este fondo de DAFO.
Augusto Zegarra: El estímulo de DAFO fue clave, porque nos permitió iniciar la producción, y también, cuando he hablado ya en total confianza con gente de Sundance, sé que ellos sí veían con muy buenos ojos que ya tuviéramos un apoyo de nuestro país, y otros fondos de afuera también nos han dicho lo mismo. Entonces sí creo que es clave y es importante poder contar con el apoyo de tu país a nivel DAFO, Ministerio de Cultura, ese sello tiene un peso para fundaciones de afuera, incluso hasta para productores de afuera. Lamento mucho el estado actual de las cosas con la nueva ley, que entiendo no va a entrar en ejercicio este año, sino va a afectar el próximo año. En el Perú, el cine está constantemente bajo ataque, pero ahorita está en un momento muy crítico, con esta nueva ley viniendo, la verdad es que lo vemos muy preocupados. Con Fernando siempre hablamos del tema, porque con él he tenido la suerte de ganar otro fondo de DAFO, en el 2022, él liderando como director y yo como productor, para el doblaje de obras peruanas a lenguas originarias. Hemos doblado La revolución y la tierra, y estamos muy contentos de haber hecho eso. Era un sueño de Fernando, algo que siempre hablamos con su papá, porque es una película que por temática, tenía mucho sentido que estuviera doblada entera al quechua. Agradecíamos la existencia de ese fondo, pero ese concurso al 2023 ya estaba descontinuado, en el 2024 igual, y el 2025 ya no va a aparecer. Nos da pena que vemos todo lo que pasa a nivel de “batalla cultural”, “por qué haces la película con mi plata, con mis impuestos”, o incluso esta nueva ley que sugiere que la película y el cine es más como un producto comercial y pensar en cómo traemos a más extranjeros a que graben acá Machu Picchu, la selva, Paddington 3. Preocupa porque al menos mi intención de hacer cine no va mucho por ahí, y Fernando también tiene sueños de hacer películas, contar historias, hacer documental. Él ya ha hecho un documental de cuatro horas, de cuando estuvo trabajando en un espacio antes de que yo lo conociera, creo que está en YouTube. Fernando también es una persona que es audiovisual, autodidacta, él se ha enseñado todo. Entonces la dirección que toma ahora, a nivel Ministerio de Cultura, preocupa porque parece que estuviéramos retrocediendo. Especialmente con ese nuevo requisito, tener una cantidad de plata asegurada para poder aplicar al fondo me parece un absurdo. Si ya es un privilegio poder hacer cine, lo quieren hacer más privilegiado todavía. Pero Fernando también me dice: “vamos contra todo, mañana igual vamos a hacer una película, a ver qué podemos hacer”. Los proyectos que yo pienso hacer, y él, somos muy conscientes de que también a nivel temática estarían muy prestos a sufrir algún tipo de censura. Esperamos que, ojalá pronto, las cosas cambien, y que la gente se dé cuenta de que también hacer cine es memoria histórica, es crear cultura, y que Runa Simi sea un recordatorio, cuando la mostremos acá.
Luis Vélez: Hablando del cine peruano del último siglo, te pido una reflexión final sobre cómo Runa Simi entra en dos cosas: el cine documental peruano y el cine hecho en lenguas originarias, y todo lo que estos cines han ganado también para el Perú en términos de visibilidad, pero también de valorar a la cinematografía peruana en su calidad.
Augusto Zegarra: Cuando estudiaba afuera siempre leía Cinencuentro, y me acuerdo que publicaban la lista de las películas peruanas, y te juro que copiaba la lista entera, pero no me enteraba de ninguna, ¿dónde encuentro este documental? ¿dónde veo esta otra? Recuerdo por ejemplo que alguna vez encontré el documental que codirige Héctor Gálvez [junto a Carlos Cárdenas], que estuvo en IDFA en 2009, Lucanamarca. Agradezco un montón haber tenido acceso a muchas películas, probablemente más que muchas personas, porque todavía no tenemos cinemateca, porque todavía no hay muchas facilidades para ver películas en general. No sé si sea la persona correcta para decirlo, sobre el lugar de Runa Simi en la cinematografía peruana, pero ojalá que la gente sienta algo con la película. Me siento súper afortunado de todas las cosas que están pasando con la película. Hemos podido cruzar fronteras, porque creo que hay ciertos temas universales que son importantes en la historia, como la historia de padre-hijo, como el coming-of-age desde el padre, El rey león también es otro gran ancla que creo que nos ha ayudado en el camino de ser universal, porque a mí lo que me ha sorprendido es ver que la historia conecte con gente de todo el mundo. Por ejemplo, nos comunicamos con una persona de Al Jazeera que nos decía: “la tienes que traer a mi país, porque aquí pasa lo mismo con las lenguas”. Hay lenguas que están desapareciendo todo el tiempo. Para mí en el cine, va a sonar un poco cliché, las historias conectan a mucha gente y en Runa Simi hemos encontrado una historia que ha conectado con mucha gente que no es de Perú. Esperemos que la película siga abriendo camino, como muchas otras películas han hecho antes de nosotros. Creo que sería muy pronto decirte qué pienso de Runa Simi como parte de la historia de la cinematografía peruana, pero para mí es como un bebé, sus primeros pasos son muy prometedores para mí, nunca en mi vida pensé que la primera película que iba a hacer iba a tener el sello de Sundance y de IDFA, nunca pensé que iba a ser así, y nunca pensé que íbamos a tener este tridente perfecto, que era lo que nos recomendaban los distribuidores en esta época del año: “lo mejor que te puede pasar es que llegues a Tribeca y que conectes con
Guadalajara y que conectes con Sheffield y te sacas el peso del estreno europeo, latinoamericano y mundial”. Contento, agradecido, me siento muy afortunado de poder viajar a la experiencia con Fernando, pero ya el tiempo dirá, sobre cómo se posiciona, como una película más, un documental más que tuvo la suerte de poder ver la luz.
Luis Vélez: Felicitaciones, Augusto. Buen viaje para la película y para el equipo.
Laslo Rojas: Y gracias por tu tiempo para esta entrevista.
Augusto Zegarra: A ustedes, muchísimas gracias por su tiempo.
Entrevista realizada por Laslo Rojas y Luis Vélez, el 2 de junio de 2025, vía videotelefonía.
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