Entrevista con Óliver Laxe, director de «Sirât» (2025): “Tarkovski es mi gran maestro”


La película ganadora del Golden Hugo en la edición de este año del Chicago Film Festival coincide con el Premio del Jurado de Cannes 2025: Sirât, dirigida por el español Óliver Laxe, cineasta conocido por filmes como Lo que arde (2019) y Mimosas (2016).

Protagonizada por actores no profesionales junto al reconocido Sergi López, a quien vimos en películas como Ricky (2009) de François Ozon y El laberinto del fauno (2006) de Guillermo del Toro, encontramos en Sirât una película que remece por sus giros y la confrontación con lo inconmensurable del dolor. López interpreta a Luis, un hombre que empieza atravesando las carreteras para encontrar a su hija, quien podría estar en uno de los raves autogestionados que se realizan en el desierto de Marruecos. Le sigue a ello un viaje acompañando a un grupo de travellers, colectivos nómadas que realizan fiestas de música electrónica sin fines comerciales y en espacios no autorizados ni mediados por autoridades. Esta vez, se encuentran cerca a la frontera con Mauritania, una zona en conflicto –al cual refieren poco, salvo cuando aluden a ello como una potencial “Tercera Guerra Mundial”–, pero deshabitada. Los golpes emocionales que atraviesan los personajes son tan fuertes e inesperados que pareciera que nos hallamos ante un dios de la Antigüedad haciendo muestra de lo implacable de su poder sobre la finitud humana.

Conversamos con Óliver Laxe sobre varios elementos del proceso creativo detrás de su nueva película, y la espiritualidad que lo guió en busca del resultado cinematográfico final.

Óliver Laxe recibió el Premio del Jurado del Festival de Cannes 2025. (Foto: © Getty Images)

Mariale Bernedo: Óliver, ¿cómo ha sido el trabajo con Sergi López? Su performance es especialmente conmovedora. Cuéntanos cómo ha sido el proceso para dar forma a este personaje, por todo el dolor que atraviesa.

Óliver Laxe: Fue una experiencia extremadamente positiva. No sé si volveré a trabajar con actores no profesionales después de trabajar con Sergi [risas]. Estoy bromeando. Qué grande es su nivel de compromiso, su nivel de generosidad, y obviamente su sensibilidad. Es alguien sumamente intuitivo, no piensa cuando actúa. Su cuerpo le dice cosas. Es como un río en ese sentido. No está pensando en que es Luis, no está pensando que en realidad no tiene un hijo llamado Esteban. Se rinde a su intuición. La forma en la que ayudó a los otros actores también fue hermosa, la familia que crearon detrás de cámaras. Yo me tomo tiempo para hacer películas, no me gusta ir de prisa. Entonces, invité a todos a mi casa en Galicia, al norte de España, y estuvimos allí ensayando, viendo películas, viviendo, yendo al bosque, creando una familia. La preproducción en una película es clave. Después, cuando estuvimos en el desierto [rodando], tuvimos problemas, obviamente, porque somos humanos. Estuvimos al límite física y psicológicamente, así que fue importante haber hecho ese trabajo antes y ser, insisto, una familia.

Mariale Bernedo: La primera parte de la película nos hace pensar sobre las familias, su sentido, las formas en las que se componen por voluntad superior o ajena, pero también por voluntad propia. ¿Qué te interesaba proponer en torno a este tema en Sirât?

Óliver Laxe: Una cosa es lo que uno propone y otra cosa es luego la película, lo que trasciende al autor. Y fíjate, yo al final, viendo la película, y gracias a muchos espectadores que me hacen de espejo, me doy cuenta que yo soy un poco como Luis. Soy un hombre que intenta crear una familia y no lo logra; que intenta hacerlo bien, pero que hace lo que puede; que busca ese amor ideal, pero que a veces no tiene las herramientas o la vida quiere otra cosa de él, simplemente. Entonces, efectivamente, la familia de sangre es importante y hay que honrarla, hay que honrar a los padres. Y hay enseñanzas en ese proceso que a veces es duro, pero yo entiendo que hay gente para la que es demasiado dura la familia y tienen que explorar otras cosas. He estado alrededor de gente que han tenido que generar su propia familia, y me conmueve. Mira, el premio más importante que tuvimos en Cannes fueron los mensajes de muchos raveros, de mucha gente de estas comunidades que nos dijeron que se sentían bien representados y que nos dijeron que el plano en el que se despiertan de noche, todos juntos, durmiendo todos en la misma caravana, “era lo que hacíamos cuando teníamos 20 años, hombres y mujeres durmiendo juntos, agarrándonos las manos con fuerza; no teníamos ningún tipo de tensión sexual ni nada, estábamos simplemente solos y necesitábamos cuerpo, necesitábamos calor”.

Mariale Bernedo: Desde el lado de la crítica y la prensa cinematográfica, se habla mucho de cuáles son tus influencias cinematográficas, pero tú tienes mucha influencia de la realidad misma, de lo que tú has visto, de las conversaciones. Háblanos de tus fuentes de inspiración para la película, tanto cinematográficamente como a nivel personal.

Óliver Laxe: Cinematográficamente he hablado mucho de ellas, hay obviamente la dimensión física de la peli, con las pelis de género. Luego hay la más existencial y hay la más metafísica, y te puedo citar 15 películas… Pero me gusta tu pregunta. Y es que al final, claro, una película es la ideología o la manera que [un director] tiene de concibir el mundo. De mis mayores influencias como artista, sobre todo ha sido Andréi Tarkovski. Él es como mi gran maestro, ha sido un buen espejo para mí, me ha dado tranquilidad y me ha dado confianza. Después, yo practico el sufismo, tengo mi maestro. Y ahora, desde hace tres o cuatro años, estoy estudiando psicoterapia Gestalt. Estoy muy interesado en la psicología, estoy interesado en las terapias alternativas. Creo que Sirât es psicoterapia con LSD, es a través del shock. Se trabaja la herida. ¿Y qué más? La vida, como has dicho. Al final, soy hijo de familia campesina. Mis padres emigraron jóvenes a Francia, se conocieron allí. Yo creo que toda mi ascendencia gallega y mi lado del campo es mi gran influencia, mis abuelos, verles su aceptación. Las cosas que yo intento evocar en mi cine, que son la aceptación, el desapego, el agradecimiento, son cosas que yo he visto en mis abuelos campesinos, que es lo mismo que yo he encontrado en Perú, cuando he estado en Iquitos, en la jungla. Cuando he estado en Marruecos, o donde sea que viajo, veo a un ser humano, y cuando está cerca de la naturaleza, lo veo sano y siendo un bonito “cero”…

Mariale Bernedo: Es un sentido de comunión diferente.

Óliver Laxe: Totalmente. Una serenidad diferente. Yo creo que sabes de lo que hablo. En Perú hay muchos santos [en el sentido sufista]. Hay mucha gente que puede tener vidas duras y demás, pero con una capacidad de aceptación y de agradecimiento santas.

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