Hace unas semanas leí en un diario la noticia de la elección de Escape a la victoria, de John Huston, como el mejor filme sobre fútbol de la historia, “por amplia mayoría”, tras consulta a prestigiosos directores, guionistas y periodistas especializados. Hice un texto y ya estábamos a punto de publicarlo con Lucho.
Pero buscando el sitio web donde se realizó tan frondoso sufragio, descubrimos que el filme de Huston fue votado entre no más de once personalidades de la crítica italiana que generaron veintitrés votos en total, y obtuvo cinco votos, ganando por la mínima diferencia a Fiebre a 90º, el desconocido producto del más ignoto aún David Evans. En tercer lugar quedaron empatados con dos votos, una obra notable, Mi nombre es Joe, del británico Ken Loach, Garrincha, la alegría del pueblo, de Joaquim Pedro de Andrade ?que pudo ver Rodrigo Portales en la cancha del noveno BAFICI? y la cinta Excepcional verdaderamente, dirigida por un tal Carlo Vanzina. Como vemos, la agencia italiana ANSA agregó al dato la solemnidad y falsedad de una votación de apariencia continental.
Escape a la victoria, que recientemente consideré una de las cintas más bajas del gran Huston, llegaba a entretener algo, pero nada más, asumida como encargo y hecha con piloto automático por el artista de El tesoro de Sierra Madre, El hombre que sería rey y Los muertos, por citar sólo tres obras maestras de su larga filmografía. Era curioso ver a Pelé y otros grandes futbolistas al lado de Michael Caine y Max Von Sydow, y casi morboso encontrar ahí también al inefable Stallone. Y ahí está ahora, erigida como “la mejor película futbolística de la historia”, en medio de las trampas de la prensa, las agencias cablegráficas y el ciberespacio.
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