Aunque la noticia ocurrió hace ya varias semanas, vale la pena destacarla. A mediados de enero, la prensa chilena informó de la restauración de una película que recrea un episodio de la Guerra del Pacífico -conflicto que involucró a Bolivia, Chile y Perú a fines del siglo XIX-, lo que le significó a la cinta restricciones de parte de las autoridades chilenas cuando fue estrenada en 1969.
Se trata de Caliche sangriento de Helvio Soto, que se convirtió en uno de los filmes de bandera del movimiento de renovación del cine chileno de los años 60 que involucró a cineastas como Miguel Littin, Raúl Ruiz, Patricio Guzmán, Aldo Francia, entre otros. Varios de ellos, tras el golpe militar de Pinochet de 1973, tuvieron que pasar al exilio. Películas claves de la historia del cine latinoamericano como El Chacal de Nahueltoro, Tres tristes tigres, La batalla de Chile o Valparaíso, mi amor, se rodaron en aquella época marcada por la polarización política, los cambios sociales y el triunfo de la Unidad Popular que llevó a la presidencia de Chile al socialista Salvador Allende.
Rodada en color, Caliche sangriento desarrolla el relato de supervivencia de un batallón chileno extraviado en pleno desierto peruano camino a Moquegua, un puñado de hombres que será diezmado por el hambre, la sed y los esporádicos ataques del enemigo que, en algunas escenas, luce tan desesperado y abandonado a su suerte como los mismos chilenos.
De estilo austero, declarativa por momentos, y con un final que remite al del clásico de Lewis Milestone, Sin novedad en el frente (1930), Caliche sangriento formula una crítica a la institución militar, al patrioterismo, y a las causas de una guerra promovida por intereses vinculados a la explotación salitrera y al gran capital extranjero, en este caso inglés. En una escena de la cinta se ve a dos oficiales chilenos discutiendo con aspereza sobre la legitimidad de la guerra que incluye frases como: “los extranjeros se quedan con el guano y el salitre, pero los muertos los aportamos nosotros”.
La censura de la época calificó al filme como ofensivo a la “dignidad nacional” y recortó de su parte final los carteles que cuestionaban los móviles políticos y económicos del conflicto. Curiosamente, un hecho similar ocurrió en Perú en 1926 durante el gobierno de Augusto B. Leguía, cuando una junta censora prohibió la exhibición de la película Páginas heroicas de José A. Carvalho, debido a la controversia de su tema: la guerra con Chile.
La única copia completa y en celuloide que se halló de Caliche sangriento fue sometida a un proceso de restauración que demandó cuatro años y cuyos detalles se cuentan en este blog (y éste también). Finalmente, se exhibió sólo por tres días en el Cine Arte Normandie. Sería una buena idea que la Filmoteca PUCP la traiga para el próximo Festival de Lima, como hizo el año pasado con la versión restaurada en 35 mm. de Tres tristes tigres, de Raúl Ruiz.
Extra: En su momento la clásica revista peruana Hablemos de Cine se refirió a ella como “una especie de western latinoamericano”. En YouTube puede verse en su integridad la versión mutilada y con fallas de la cinta, tomada de una emisión de la televisión chilena, vean un fragmento:
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