El caso Watergate en el recuerdo fílmico


Acaba de fallecer a los 95 años de edad Mark Felt, aquel retirado miembro del FBI que sorprendió a todo el mundo en el 2005 con el anuncio de que él fue «Garganta profunda», el informante de los periodistas Bob Woodward y Carl Bernstein durante la investigación del caso Watergate que condujo a la dimisión al entonces presidente Richard Nixon en 1974. No podemos dejar de mencionar el caso puesto que desde el mismo instante en el cual este anónimo héroe o traidor -según cual sea tu tendencia política- se revistió con el aura contestaria y cataclísmica que se asocia al título del clásico porno de Gerard Damiano, se vio a sí mismo inmerso en una leyenda de la pantalla. Desde entonces el cine y los medios en general especularon con los entretelones del caso. Ya sea la verdadera indentidad de este personaje de las sombras, o como el poder del mandatario se derrumbaba por dentro como castillo de naipes. No encontramos un mejor homenaje que revisar algo de esta crisis política que paralizó a los Estados Unidos, pero a través de las mil y un caras del cine:

Todos los hombres del presidente: La película por excelencia dentro del thriller político y una de las mejores de su director Alan J. Pakula. La investigación del dúo de periodistas del Washington Post es narrada paso a paso, sin estridencias o efectismos. Redford y Hoffman se turnaban para darle el encuentro al hombre clave surgiendo de la penumbra en una alegoría sobre la entrada a los infiernos.

Nixon: Si la película de Pakula era una sobria recopilación sobre el tema, para Oliver Stone es el pretexto perfecto para dar cuenta de una verdadera historia de horror. Tan sólo bastaba con ver esos primeros minutos en los que la Casa Blanca y su inquilino eran presentados sinuosamente como si se tratase de una nueva película del conde transilvano. El escándalo de espionaje era el punto neurálgico desde donde todo este caleidoscopio arrancaba, se ramificaba y se retorcía.

Dick: Como cualquier evento en la historia, el tiempo se encarga también de hacer de los cismas políticos un motivo de souvenir. Con esa idea vemos en esta comedia a Garganta profunda encarnado en dos descocadas adolescentes que ni idea tienen de lo que van a provocar en medio de su fanatismo por Dick.

La conversación: Aunque su director Francis Ford Coppola siempre lo negó, esta película se convirtió en la representación perfecta de ese clima de paranoia y decepción que acompañó a la bochornosa despedida de Tricky Dick. Un Gene Hackman extraordinario dando vida al inolvidable Harry Caul, dentro y a la vez fuera de las manipulaciones de los dioses (mafiosos), el mismo sentimiento que acompañó a muchos de sus compatriotas. Lo que no es nada casual es que esta película se sitúe entre los dos padrinos.

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