[Crítica] «Carol»: una obra maestra que exuda sensibilidad y sofisticación


Si hace 10 años Ang Lee logró que la extraordinaria Brokeback Mountain se convirtiera en una cinta de culto al narrar el trágico romance de dos vaqueros, recientemente el director Todd Haynes ha conseguido una hazaña similar con Carol, un romance lésbico que acaba de ser nombrada la mejor película LGTB de la historia según una encuesta del British Film Institute. Sin duda, estamos ante una obra maestra que deslumbra por su sensibilidad y sofisticación.

Carol Aird (Cate Blanchett) es una mujer en pleno proceso de divorcio que vive en Manhattan durante los años 50. En una tienda por departamento conoce a la delicada vendedora Therese Belivet (Rooney Mara), una aspirante a fotógrafa que no sabe muy bien lo que quiere en la vida. Pronto entablan una conexión inmediata que da paso a una intensa relación amorosa.

carol

Sin embargo, las cosas no resultan nada fáciles para dos mujeres que se resisten a encajar en los moldes de una sociedad machista y represora que condena a la homosexualidad como un acto inmoral y cuestionable. Por eso, ambas encuentran en esa relación un refugio en el cual liberarse de ataduras, culpas y temores.

El notable guion de Phyllis Nagy, basado en la novela «The Price of Salt» de Patricia Highsmith, muestra la evolución paralela de ambas mujeres. Por un lado, Carol es una mujer adulta que acepta su naturaleza sin remordimientos, pero que vive asfixiada por la soga de un matrimonio que la hace infeliz, hasta que conoce a la mujer que le ofrece oxígeno.

Por otro lado, Therese es una chica inexperta en pleno proceso de descubrimiento, no solo de su verdadera identidad sexual, sino también de su pasión por la fotografía. Therese encuentra paulatinamente su lugar en el mundo y se despoja de su frágil cascarón para liberar a una mujer dueña de su propio destino.

Cate Blanchett inunda la pantalla de elegancia con cada gesto de determinación y cada mirada seductora. La actriz australiana confirma con esta monumental actuación que está en el mejor momento de su carrera y que continúa labrando una sólida filmografía gracias a colaboraciones audaces con autores que sacan lo mejor de ella, como Martin Scorsese, Woody Allen y ahora Todd Haynes.

Carol - 2015

Rooney Mara, por su parte, nos ofrece una actuación igualmente valiosa, construida minuciosamente a partir de pequeñas sutilezas, como esa mirada cargada de curiosidad que lanza cuando conoce a Carol o aquella otra mirada inquieta que anhela encontrar a la mujer que ama desde la húmeda ventana de un auto en movimiento en una noche lluviosa. Si Blanchett es la sofisticación plena, Mara es la sensibilidad a flor de piel.

En papeles secundarios, Sarah Paulson destaca como Abby, la incondicional mejor amiga de Carol, mientras que Kyle Chandler es Harge, el egoísta esposo de Carol, que pretende quedarse con la custodia total de su única hija.

Distintos elementos le confieren a Carol un aura de homenaje al cine clásico. La hermosa fotografía de Edward Lachman privilegia los colores cálidos cuando las amantes se conocen o van afianzando su relación, creando una atmósfera de ensueño. El diseño de vestuario de Sandy Powell es extraordinario y cada prenda del guardarropa de Blanchett parece cobrar vida propia. Y la música del compositor Carter Burwell acompaña con elegancia y sutileza las emociones de las protagonistas, sin ser jamás intrusiva.

Es refrescante cómo, a diferencia de la mayoría de cintas con temática LGTB, Carol no tiene un desenlace teñido por alguna tragedia. El director Todd Haynes nos regala el final más memorable que se ha visto en el último año, uno que no necesita de palabras para conducirnos por un tren de emociones intensas cuyo paradero final desconocemos, pero del que no queremos bajarnos nunca.

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