En la edición 47 del International Film Festival Rotterdam, Brasil tuvo una importante presencia con un total de 21 producciones, entre largos y cortometrajes, llevándose a casa el premio Bright Future con el filme “Azougue Nazaré” del nordestino Tiago Melo, película protagonizada por actores no profesionales que transcurre durante el carnaval de Pernambuco.
En el festival se pudo apreciar también una importante selección de películas chinas, entre ellas la ganadora del premio Tiger fue «The Widowed Witch», de Cai Chengjie. El filme «Silent Mist» de Zhang Miaoyan no defraudó, con sus largos planos secuencia y escasos diálogos en una comunidad ribereña, sin embargo, personalmente me marcó muchísimo más una película previa exhibida años antes del mismo director, «A Corner of Heaven».
Imprescindibles fueron también «Mrs. Fang» de Wang Bing, que ganó el Leopardo de Oro en Locarno 2017, y «Dragonfly Eyes» del artista conceptual Xu Bing, quien también compitió en el festival suizo del año pasado. Este retrato voyerista de la sociedad contemporánea, realizado a partir de la edición de 7 mil horas de imágenes disponibles en internet, generadas por cámaras de vigilancia en las calles de China. La película cuestiona los límites entre el documental y la ficción, ya que sobre las imágenes reales se construye una narrativa ficcional.
El Festival de Rotterdam privilegia las películas digitales y el uso de técnicas mixtas, mezcla de formatos, híbridos. Se puede destacar que el festival no divide a las películas por géneros, ficción versus documental, abriendo posibilidades a nuevas formas narrativas que combinan documental y animación, docuficción, cine de ensayo o todo en uno.
Entre los cortos y largos que descubrí y me impactaron me quedo con estos:
Entre las novedades que ofreció este año el Festival de Rotterdam estuvo el IFFR Unleashed, una nueva plataforma de pago de VOD (video on demand) para cineastas independientes que permite mostrar sus películas a una audiencia internacional.
Por otro lado, este año como parte de su política editorial, el festival tuvo un enfoque en la inclusión social, buscando incluir más películas de realizadores de minorías étnicas y diversidad sexual.
Asimismo, el IFFR dedicó un programa a películas de realidad virtual VR realizadas por directores del movimiento Pan-African Cinema Today (PACT).
Además de crear el premio de The Acolytes donde dos discípulos designados por Apichatpong «Joe» Weerasethakul recibieron un fondo que les permitió exhibir sus nuevas obras, ellos fueron el joven director tailandés Pathompon Mont Tesprateep y Grada Kilomba, realizadora portuguesa.
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