[Entrevista] Rodrigo Moreno del Valle, director de «LXI» (61)

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«Para mí la película es un relato sobre una amistad que ya perdió las cosas en común pero mantiene inexplicablemente su cimientos». Así nos resume Rodrigo Moreno del Valle (Lima, 1983) su segundo largometraje titulado «LXI» (61), película que forma parte de la competencia de ficción del 25° Festival de Cine de Lima.

Luego de «Wik», ópera prima que nos dejó una primera mirada a sus preocupaciones y sensibilidades, Moreno del Valle continúa en «LXI» su exploración en las relaciones interpersonales de grupos de amigos, contemporáneos, urbanitas limeños de clase privilegiada, que parecen llevar sobre sus cabezas nubes grises como el cielo de Lima, una melancolía y una tristeza que solo en ocasiones deja pasar un poco de luz.

Sinopsis: Humberto Solano se esfuerza en buscar un estilo de vida alternativo al vértigo de la ciudad. Una noche recibe una llamada que alterará su rutina y pondrá a prueba su búsqueda.

Con motivo del estreno absoluto de «LXI», conversamos a continuación con su director:

Rodrigo, lo primero que quisiéramos conocer es: ¿Cuál es tu conexión personal con la historia que presentas en “LXI”? Para nosotros, Humberto, el protagonista, es una suerte de alter ego tuyo.

La película parte de una adaptación de una obra de teatro, cuando la leí me identifique inmediatamente con situaciones y experiencias personales en las que  me he visto en la  posición de Humberto, pero nunca pensamos, al escribir el guion, en trabajar al protagonista como un alter ego mío. Creo que esa dimensión del personaje es más una interpretación de Javier [Saavedra] cuando empezamos a construirlo en el trabajo de mesa.

A diferencia de “Wik”, tu primera película, en “LXI” no hay espacio para el humor o el relajo. Todo está en un tono más tenso y seco, como en tus primeros cortometrajes. ¿Esa fue tu intención con esta película?

Creo que la historia, desde lo argumental conduce el estilo de la puesta en escena. Efectivamente buscamos un tono más seco, siento que me acomoda trabajar en ese tono, sin embargo, el personaje de Rodrigo Palacios equilibra bien la dinámica de los personajes planteando un contrapunto un poco más histriónico.

Los protagonistas de “LXI” no son unos veinteañeros que no saben hacia dónde van, como en “Wik”. Acá ya crecieron y sus conflictos están más relacionados con el pasado, hasta con lo político, con algunas cuentas por saldar. ¿Por qué tocar esos asuntos en tu segundo largometraje?

Siento que los personajes siguen siendo adolescentes emocionales que tampoco saben a dónde van, pero ya pueden hablar de una pasado y también están en un proceso de tránsito entendiendo cómo enfrentarse con los obstáculos que plantea el entorno donde les ha tocado vivir, un entorno acostumbrado a barrer la suciedad debajo de la alfombra y esperar que nuestros problemas desaparezcan sólo ignorándolos. Para mí la película es un relato sobre una amistad que ya perdió las cosas en común pero mantiene inexplicablemente su cimientos.

Cuéntanos sobre el proceso de casting. ¿Tenías pensado los rostros de los intérpretes durante la escritura del guion? ¿O fueron apareciendo durante las siguientes etapas?

Con Javier [Saavedra] trabajamos desde el inicio y comentamos mucho al personaje desde la escritura del guion, luego teníamos clara la idea de que el personaje de Daniel tenia que hacerlo Rodrigo Palacios. Nunca había trabajado con él, pero nos conocemos hace muchos años, y era necesario trabajar con actores que conozcan el entorno que se construye en la película, para poder entender lo que viven los personajes en su proceso. Cynthia [Moreno] y Sebastián [Rubio] se unieron al proyecto una vez tuvimos la certeza del financiamiento para empezar con la preproducción. Javier ha trabajado en teatro y ha tenido algunas participaciones en cine pero este es su primer protagónico. A Cynthia la había visto en algunos cortos, pero el principal criterio para trabajar con ella fue que viene del mundo de la música y eso nos daba la tranquilidad que se sintiera cómoda en lo performativo y abra la puerta para trabajar el personaje. Finalmente hemos quedado muy contentos con lo que se ha logrado con el elenco en general.

Algunos piensan que cierto cine limeño tiende a ser superficial o “huevero”, se mira demasiado al ombligo y no critica honestamente sus privilegios. ¿Tú qué piensas al respecto? ¿Puede ser que “LXI” ayude a responder a esas voces críticas hacia una forma de ver y sentir el cine peruano?

No podría precisar si existe algún cine “huevero”, creo que hay un riesgo y una mirada por atender en cualquier película y todas esconden una posición, juzgar una película de «huevera» o que solo se mira al ombligo no esta en mi cancha. Con «LXI» tratamos de ser honestos a la hora de presentar un relato que expone la miopía y frivolidad de una clase media acomodada a través de lo que representan cada uno de sus personajes. Esperamos que encuentre su público y que nos haga plantearnos más preguntas que ofrecernos respuestas.

En “LXI” sentimos referencias, por ejemplo, al cine de Ezequiel Acuña -quien aparece como productor asociado de tu film-. Sobre tu inspiración inicial en una obra de teatro, ¿puedes contarnos un poco más sobre esta referencia, y otras obras que hayan influido en el proceso de creación?

Efectivamente la película parte de una adaptación bastante libre de “15 años después” del dramaturgo y actor chileno Fernando Mena, quien es amigo mío. Él me regaló una copia de la obra y al leerla me conecté con la esencia de lo que contaba. Sumado a eso, ya hace bastante tiempo, quería explorar una película que experimente el encierro y el alcohol como agente catalizador o revelador del conflicto entre personajes que guarden secretos entre sí. Así que partimos de este reencuentro para poner en situación a los personajes. Sobre las influencias, considero que podríamos hablar horas sobre eso. La producción asociada con Acuña jugó un papel importante en la toma de algunas decisiones y contención más emocional durante la pre y posproducción, por su experiencia y generosidad al compartir su conocimiento, pero no considero que haya intervenido en un tema de  estilo.

Un tema importante en la película es la reafirmación de la masculinidad. Entre los personajes varones se percibe una constante competencia (sobre todo para captar la atención del personaje femenino). ¿Compartes esa lectura?

Creo que todo lo que se pueda leer entre líneas en las temáticas que cruza la película son lecturas válidas y los temas que tocamos son parte de nuestra idiosincrasia como limeños, que en algunos casos no son motivo de orgullo: hablar a las espaldas de la gente y muchas veces portarnos como adolescentes incluso siendo adultos. Finalmente «LXI» propone un espacio donde a nivel particular se esboza lo que, tal vez, sucede a nivel general.

Destaca en “LXI” el trabajo musical (la elección de canciones, sobre todo la del cierre, y la música incidental), y la dirección de arte (de Illari Alencastre, que también es coguionista y productora). Cuéntanos un poco sobre las decisiones en estos aspectos y el trabajo con sus responsables.

El score lo trabajamos con Nico Saba, y tuvo total libertad creativa para trabajar su propuesta. Hablamos mucho de la atmósfera melancólica que carga la película desde la imagen y que podía potenciar el viaje interior del personaje de Humberto y lo enrarecido de su proceso de duelo. Por parte de las canciones, intentamos encontrar temas que vayan en progresión en cuanto a la intimidad que van logrando los personajes, arranca con música electrónica y terminan escuchando temas más representativos de los años 2000. En cuanto al tema final “Burguesía ilustrada” de Submarino, es un tema que me acompañó desde el proceso de escritura del guion a marcar un norte en el tono del film, así que tenía que quedar en el corte. Con respecto a la dirección de arte, fuimos delineándola desde la escritura del guion y la construcción de los personajes, así fuimos encontrando cómo armar el mundo de los personajes. Buscábamos, al igual que en «Wik», construir una ciudad particular con las características de una Lima más pequeña y limitada como la mirada de nuestros  personajes.

Rodrigo Moreno del Valle, director de «LXI».

Recién comentábamos con unos amigos cómo en varias películas limeñas, los protagonistas siempre parecen buscar respuestas a sus conflictos yendo al malecón, a la Costa Verde, al mar. En “LXI” también ocurre esto. ¿Será una forma de desahogo, o una conexión inherente por ser costeños quizá?

Sí, tal vez es como dices sea entre una forma de desahogo y una conexión como limeño. En mi caso en particular mi identidad siempre ha estado marcada por la costa limeña, siento que esa inmensidad aporta para esclarecer algunas ideas.

“LXI” es la primera película peruana en estrenarse que ganó el estímulo alternativo que entrega el Ministerio de Cultura (consistente en S/180 mil para toda su producción, cifra menor a la que se entrega en el concurso principal). Esto nos da entender que siempre se pensó trabajar con recursos muy limitados. ¿Por qué decidieron el proyecto en esos términos? ¿Qué tanto se cedió en lo creativo por el tema del presupuesto?

En lo creativo no hubo muchas concesiones, la película se pensó así desde un inicio. El estímulo alternativo te permite salir un poco de la norma de la producción estándar, y aplicar diseños y formas nuevas de producir. En nuestro caso, la variable se concentraba en el tiempo, sabíamos que se podía apretar el cronograma para rodar en 12 días por las particularidades del relato. Si la hubiéramos planteado en 4 semanas tal vez no hubiera podido ser posible, creo que depende del tipo de película que tengas. Nos arriesgamos y estamos contentos con el resultado.

¿Qué se viene ahora para “LXI”? ¿Cómo enfrentarás la distribución y la exhibición en estos tiempos pandémicos? ¿Streaming? ¿Lo intentarán de manera presencial?

Tenemos la ilusión de estrenar de manera presencial en algún momento del 2022, pienso que es una película que explora su mayor potencialidad en salas, fue pensada para sala tanto en imagen como sonoramente. Pero en estos tiempos de pandemia creo que somos menos dueños de nuestras decisiones que nunca, así que lo que beneficie más a la película será por lo que nos terminaremos decantando.

Sobre tus siguientes proyectos, ¿hay algo que nos puedas contar? Sabemos que hay un proyecto corriendo junto con Jorge Carmona, titulado “Los regalos”…

Estamos orientados a trabajar en lo siguiente con calma, escribiendo y viendo posibilidades, sin embargo no quisiera distraerme con fechas o posibles futuros, creo que es momento de trabajar en silencio y mejorarnos a nosotros mismos con cada proyecto. Mi participación en «Los regalos» es como coguionista para adaptar la obra original de la Compañía de Teatro Físico, pero es un proyecto con Jorge a la cabeza.

El Festival de Lima cumple 25 años este 2021. ¿Podrías contarnos alguna experiencia, anécdota o recuerdo especial que tengas relacionada al festival?

Muchos crecimos con el festival, recuerdo las primeras ediciones con 14 ó 15 años como la única oportunidad de ver películas en cartelera a las cuales jamás hubiéramos tenido acceso, hablo de años previos a la oferta de internet, descargas y streaming, inclusive una época que era imposible conseguir películas fuera de la oferta que proponía Blockbuster. Me da mucha alegría que esta tradición se mantenga a pesar de los momentos tan difíciles que nos ha tocado pasar estos últimos dos años.

Y la del cierre, si pudieras resumir en una frase o palabra lo que ofrece “LXI” al espectador, ¿cuál sería?

Para mí «LXI» es la oportunidad de hablar de jóvenes que crecen producto del desencanto generacional, bajo una sensación de fracaso, de vacío y desconfianza del futuro.

Entrevista realizada por Alberto Venero Torres y Laslo Rojas, el 18 de agosto de 2021, vía email.


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