[Festival Andares] «Sobre las nubes»: Vidas construídas alrededor del trabajo

sobre las nubes 2022

“Sobre las nubes”, segundo largometraje de la argentina María Aparicio (Córdoba, 1992), es una película que se propone retratar la vida cotidiana de cuatro personajes en la ciudad de Córdoba, con una mirada sensible y poética, pero también con una cierta distancia irónica y cuestionadora, una crítica extremadamente sutil y hasta afable al capitalismo y sus consecuencias en la vida laboral y social de la clase media de una urbe como la de esta provincia argentina. La joven directora demuestra en este nuevo film su talento para captar los matices y las emociones de la gente común, sin caer en el melodrama, el costumbrismo, ni mucho menos en ese miserabilismo que tanto se desea ver desde los espacios de prestigio europeos. La película está filmada en un cuidado blanco y negro, lo que le da un aire de clasicismo y de elegancia, pero también de melancolía a los relatos. El uso de la música, especialmente de las canciones que interpreta una de las protagonistas, es otro de los aciertos del film, que logra crear una atmósfera sugerente.

María Aparicio es una joven realizadora cordobesa que debutó en el cine con «Las calles», una película documental que retrata la vida de un pueblo patagónico donde las calles no tienen nombre. La película fue premiada en varios festivales nacionales e internacionales y recibió elogios de la crítica por su mirada sensible y original sobre la realidad social y cultural de Argentina. Así, Aparicio parece tener un interés especial en los temas cotidianos, las historias mínimas y los personajes anónimos, a los que les da voz y protagonismo. («Las calles» se puede ver en la plataforma Cine.ar).

Volviendo a «Sobre las nubes», en ella Aparicio continúa explorando el universo de lo cotidiano, pero esta vez desde la ficción, aunque con la participación de no actores y secuencias que beben del registro documental. Manteniendo el estilo naturalista de su ópera prima, esta nueva película está inspirada en parte en la propia experiencia de la realizadora en su día a día en las calles y barrios de Córdoba donde creció y aún vive, y también en las historias reales de algunas personas que conoció ahí, presentando un retrato coral de la ciudad de Córdoba y de sus habitantes, que buscan sus propios caminos laborales y sentimentales en medio de la crisis económica y social.

La película se estructura en cuatro historias independientes, que apenas se cruzan entre sí, pero que comparten un mismo espacio y tiempo. Cada una de ellas tiene su propio ritmo, pero todas ellas reflejan las dificultades y los sueños de sus personajes, que buscan algo más que la rutina y la resignación. Hay momentos de humor, de ternura, de sorpresa y de dolor, siempre con una delicadeza y honestidad que se agradecen. Los protagonistas -dos actores profesionales, dos no actores- realizan un trabajo notable, transmitiendo con credibilidad sus sentimientos y sus conflictos.

La primera historia es la de Nora (Eva Bianco, actriz a quien recordamos por su destacada presencia en «Los labios”, de Santiago Loza e Iván Fund), una mujer que trabaja como instrumentista de quirófano en un hospital público. Su vida transcurre entre las largas jornadas laborales y el matrimonio con un hombre al que apenas ve. Nora siente que le falta algo, que necesita expresarse y divertirse. Por eso decide anotarse en un taller de teatro, donde conoce a un grupo variado de personas que le abren nuevas posibilidades, y le ayudan a enfrentar sus temores e inseguridades.

En segundo lugar tenemos la historia de Ramiro (Leandro García Ponzo), un joven que trabaja como cocinero en un bar céntrico. Ramiro parece ser un chico tímido y solitario, que pasa sus días entre la cocina y su bicicleta. Parece habitar un universo propio, donde todo es amabilidad y bondad, evitando roces o fricciones en sus interacciones personales. Una de sus obsesiones es el kiosquero que se encuentra todas las noches de regreso a casa, la otra es su afición por los trucos de magia.

Luego conocemos a Hernán (Pablo Limarzi), un hombre maduro, profesional en informática que está desempleado hace tiempo y vive solo con su hija adolescente. Hernán busca desesperadamente un trabajo digno, pero sólo encuentra ofertas precarias o incluso humillantes. Su situación económica es cada vez más difícil y su autoestima está en caída, sin embargo una fuente de alegría es ver a su hija crecer y apoyarla en sus actividades y proyectos.

La cuarta historia es la de Lucía (Malena León), una joven que acaba de conseguir un empleo como vendedora en una librería. Lucía es una chica optimista, que disfruta de los libros y de la compañía de su perro. En cierto momento se hace novia de un ex compañero de estudios, a quien vuelve a ver luego de algún tiempo. Lucía cree estar enamorada de él, pero pronto descubre que no todo es tan bueno como parece, ‘gracias’ a la inmediatez de los impersonales audios de WhatsApp.

Por último, tenemos una historia que funciona como una suerte de introducción y epílogo a la vez, que ata los cuatro relatos y sirve como punto de contacto entre estos. Aquí Juana (Juana Oviedo) es una chica a quien conocemos, en el primer plano del film, como barrendera de la municipalidad, cantando mientras limpia las calles de la ciudad. Juana tiene una linda voz y un talento natural para la música, sin embargo no logra encontrar algún oficio que satisfaga su afición y sus necesidades materiales.

“Sobre las nubes” no tiene un argumento lineal ni un clímax dramático, es más bien una sucesión de escenas cotidianas, que retratan los pequeños momentos de felicidad y de tristeza de sus personajes. La película no busca juzgar ni moralizar, sino mostrar la realidad social y económica de este retazo de la ciudad, con sus luces y sus sombras. La película tampoco busca dar soluciones ni respuestas a la problemática del sub y/o desempleo, o a los efectos de la crisis económica en la clase media de Córdoba, sino más bien intenta plantear preguntas y reflexiones sobre el sentido que tiene el trabajo, el uso del tiempo, y la obtención de dinero en la vida y los sueños de una persona, en la relación que tienen esas actividades con sus afectos personales y familiares.

La película tiene así una lectura sociopolítica implícita, que se desprende del contexto en el que se desarrolla: la crisis económica y social que atraviesa Argentina desde hace años, y cómo esta viene afectando a las clases medias y bajas. La película muestra la precarización laboral, la inflación, el desempleo y el empobrecimiento que golpea al país, sin necesidad de machacarnos esas ideas e imágenes sino mostrando cómo se han ido incorporando estas en la cotidianidad de los personajes. Al mismo tiempo, “Sobre las nubes” muestra la resistencia y la esperanza de los que luchan por un futuro menos gris, a pesar de las adversidades, desnudando las contradicciones y conflictos entre lo público y lo privado, entre lo colectivo y lo individual, entre los bienes material y los sentimientos.

“Sobre las nubes” tiene como escenario principal a la ciudad de Córdoba, que se convierte en un personaje más del film. La película muestra la diversidad de la ciudad, con sus edificios históricos y modernos, sus plazas y parques, sus bares y librerías, acompañada del espíritu cordobés, con su humor, su música, su característica tonada y su idiosincrasia. El clima, la lluvia, las mencionadas nubes del título, e incluso un eclipse, ayudan a crear el background perfecto para estas historias mínimas. La película se aleja así del cine argentino porteño más pretencioso e impostado, eligiendo una propuesta más humana y cercana; una película que no tiene grandes ambiciones ni grandes golpes de efecto, pero que en cambio ofrece una gran sensibilidad, dotando de una bien merecida dignidad a sus personajes. 

El film de María Alfaro tuvo su estreno mundial en la Competencia Internacional del 33º FIDMarseille —Festival Internacional de Cine de Marsella, en julio de 2022. ​Luego fue premiada como la mejor película argentina en el Festival de Cine de Mar del Plata, y como el mejor largometraje en el Festival de Cine de Valdivia, en Chile. Además, participó en otros festivales internacionales como el de Gijón en España, y el de Goteborg en Suecia. En Lima se pudo ver en el 1° Festival Andares, en la Competencia Internacional Planisferio. Espero que otros festivales y espacios peruanos la rescaten y la ofrezcan al público nuestro, inmerso en una sociedad donde la solidaridad y la colectividad escasean.


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