Cine Peruano

«Antonia en la vida»: Entrevista con Natalia y Carmen Rojas Gamarra

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Yuraqyana (del quechua «Blanco y negro») es una productura/colectivo audiovisual creada y establecida en Lima por las realizadoras y hermanas Natalia Rojas Gamarra (Lima, 1983) y Carmen Rojas Gamarra (Lima, 1988). Ellas enfocaron su trabajo inicial en videoclips y registros en vivo de la escena musical local y, si bien Natalia inició dirigiendo en el 2015 el cortometraje «12 dosis», las hermanas Rojas irrumpieron con fuerza en la cinematografía independiente peruana con el cortometraje experimental «Vacío/a» (2016) y el mediometraje documental «Brujas» (2017), ambos dirigidos por Carmen, de buena acogida en festivales y favorable recibimiento de crítica especializada. 

Siguieron los cortometrajes de ficción «Kamikaze» (2018), bajo la dirección de Natalia, y «Cerquillo» (2019), dirigido por Carmen, para emprender su camino en el formato de largometraje con «Antonia en la vida» (2022), estrenado en el 26 Festival de Cine de Lima y con el que en este año se han embarcado en una gira de exhibición alternativa, por varias ciudades del país.

Dirigida y escrita por Natalia Rojas G., protagonizada por Antonia Moreno y Paulina Bazán, y con Morella Moret y Carmen Rojas G. en producción y dirección de fotografía, respectivamente, «Antonia en la vida» tiene como sinopsis: «Antonia tiene 39 años y junto a su perrita Ayasqa de 15 años sueña con un viaje a Camboya. Entre presiones familiares por si tendrá hijos y su preocupación por la edad de Ayasqa, Antonia se va a la playa a pensar en su decisión».

Conversamos a continuación con Natalia y Carmen, tanto de los primeros y los próximos proyectos de Yuraqyana -incluyendo el primer largo de Carmen, “Compartespacios”, que se encuentra en postproducción-, además de la gestación y futuro de su productora/colectivo, así como sobre el proceso de realización y temas de «Antonia en la vida», y sus experiencias de vida y visiones personales para con sus filmes.

Esta entrevista ha sido editada y resumida, por motivos de longitud y claridad:

Antonia Moreno es la protagonista de «Antonia en la vida».

Laslo Rojas: ¿Nos pueden contar un poco cómo fueron sus inicios antes de que lleguen a hacer este largometraje? Su experiencia previa, formación académica, profesional, etc.

Natalia Rojas: Estudié en la Universidad de Lima, del 2001 al 2008. Hasta antes que yo egresara te podías graduar con una mención en cine, pero yo ya no pude graduarme con esa especialidad. De todos los amigos de la universidad, con los que hicimos algunos cortos, ya nadie se dedica al cine, solo mi amiga Lupe [Benítez]. Todos hacen publicidad u otras cosas muy diferentes. Entonces, cuando era estudiante no me he sentido nunca muy acompañada por gente que de verdad quería hacer cine.

Bueno, luego fui a hacer un pequeño taller de documental observacional a Buenos Aires. Regresé para completar mis créditos de la Universidad de Lima. Ahí estuvimos estudiando juntas ya con Carmen, quien recién empezaba a estudiar el 2007 ó 2008.

Al terminar la universidad no estaba muy segura realmente de qué quería hacer. Estando un poco perdida por la vida, me fui a hacer un máster de artes digitales a Barcelona, a la Pompeu Fabra. Fui bien despistada y bien irresponsable: como vi el syllabus al toque, dije, sí tiene algo de audiovisual. Pero llegué y era sobre artes interactivas. Era aprender a programar, a utilizar sensores, a hacer circuitos. Igual aprendí a hacer cosas totalmente diferentes, que sí las podía mezclar con el mundo audiovisual. 

Terminé ese máster, vine a Lima. Seguía igual, no sabía qué hacer. Me metí a hacer un diplomado de sommelier en la Cordon Bleue. Terminé, o sea soy sommelier.

Para entonces, yo ya había intentado crear Yuraqyana. Empezamos con unos amigos de la universidad, pero después ellos se fueron yendo a hacer otras cosas, y no funcionó. En ese tiempo Carmen ya estaba terminando de estudiar, y me dijo para hacer Yuraqyana juntas, y así empezamos.

Aparte que en el camino tuve una revelación en un psicólogo. Yo siempre he ido a psicólogos, pero este era uno nuevo, era conductual. En dos sesiones me sacó un montón de cosas, hizo que me enfrente a lo que yo de verdad quería hacer en la vida. Y cuando le dije que quería hacer cine, terminé llorando a mares. Era porque de verdad tenía miedo de hacer cine. Sentía yo, que soy así chiquita, cómo voy a hacer cine, que es así, inmenso. No lo podía siquiera admitir. Entonces, empezamos a trabajar con Carmen. Iniciamos grabando conciertos en vivo de bandas que nos gustaban, de Asmereir, de Aeropajitas, así. Luego empezamos a hacer videoclips. Luego dijimos, ya, ahora sí, vamos a hacer cortos. Esto coincide con que Carmen se va a hacer un máster a Madrid. De allá ella trajo cosas hechas, cortos como “Vacío/a”

Carmen Rojas: Pero antes de irme, el 2015 hicimos ”12 dosis”.

Natalia: Sí, nos juntamos un domingo con amigos, teníamos una idea y grabamos un corto que nos gustó bastante. Es uno de nuestros trabajos favoritos. El título se refiere a las doce pastillas que tienes que tomar para poder abortar.

Carmen: Sí, lo hicimos en un día, actuaron dos amigos nuestros. Yo hice cámara, tú dirigiste. Otra amiga nos ayudó con el arte. Lo grabamos en un día, sin guion, sin pagar a nadie. Básicamente con una idea de lo que queríamos hacer, todo muy espontáneo. Un poco siguiendo el espíritu de grabar conciertos y hacerlo todo DIY, de modo guerrillero. Creo que es lo que ha caracterizado a Yuraqyana, ese feeling de hacer las cosas de manera espontánea.

Natalia: Ahí fue que Carmen empezó a traer de Madrid cosas como “Vacío/a”, el 2016. Para entonces ya habías grabado “Brujas”

Carmen: Claro, lo que pasa es que yo en Madrid conocí a Alejandro Small y a otras personas con más experiencia en el cine, y ellos me decían, oye, este corto “Vacío/a” está chévere, deberías mandarlo a Filmocorto. En ese tiempo yo no tenía idea de cómo funcionaban estas cosas. Era un poco la sensación de la que hablaba Natalia, de que somos así chiquititas y el cine es una cosa gigante. Pero ellos me dijeron: no, inténtalo. Entonces postulé a Filmocorto, como obra experimental y gané. Postulé al Concurso de Dafo, gané. En la Semana del Cine U.Lima, también gané. Luego estuvo en Valdivia.

Después de eso vino toda la etapa de “Brujas”. Ese era mi proyecto final del máster, un documental. Yo entregué una versión de 50 minutos, creo. Y cuando lo traje a Lima, ya nos sentamos con Natalia y empezamos a reeditar todo, terminó una versión de 60 minutos. Con esa peli estuvimos en Transcinema, en BAFICI. Y luego se estuvo moviendo de manera más alternativa, en muestras anarcopunks de España. Estuvo en la Semana del Cine también. 

En esa época yo vine a Lima para irme a Valdivia y tú ya estabas editando “Kamikaze”…

Natalia: Ah, “Kamikaze”. Ese es un corto que no lo muestro. Porque no me gusta mucho como quedó. Sobre todo a nivel de dirección de actores. Siento que estaba aprendiendo. Igual aprendí muchas cosas, a trabajar en equipo… a hacer mi película, ¿no? O sea, a escucharme más a mí que al resto.

Luis Vélez: Yo recuerdo que sus cartas de presentación eran “Vacío/a” y “Brujas”. Y después viene el cortometraje “Cerquillo”…

Carmen: Claro, luego hicimos “Cerquillo”. Después de terminar el máster, me quedé en Madrid y entro a un taller intensivo de guion. Ahí aproveché para meterle a mi guion de “Cerquillo”, para tener la mejor versión posible. Regresé con el guion a Lima, le dije a Natalia, ya, quiero hacer este corto. Lo bueno era que con “Vacío/a” había ganado el premio de DAFO, así que con esa plata financié “Cerquillo”. Fue chévere ese rodaje, era la primera vez que trabajamos las dos juntas, porque en “Kamikaze” ella estuvo sola, y yo hice “Brujas” y “Vacío/a” también por mi cuenta. Claro, después de “12 dosis”, “Cerquillo” fue el primer corto en que estuvimos juntas.

Para este corto yo quería trabajar con no actores, porque lo escribí pensando en una amiga. Pero una vez que le hicimos la prueba de cámara y el casting, vimos que no funcionó. Me di cuenta que tenía que trabajar con actores. Y felizmente Gretha Bazán y Mario La Riva, los protagonistas, resultaron actores que sí podían bajar a los registros de la onda naturalista que nos gusta a nosotras.

Entonces, terminamos el corto y lo estrenamos creo que en la Semana del Cine. Ahí ganamos una cámara como premio, que luego usamos para “Antonia en la vida” (risas). Sí, como ven, de todas las películas vamos sacando algo para la siguiente.

Laslo: “Cerquillo” es su último trabajo en cortometraje. ¿Cuál fue el paso al largo con “Antonia en la vida”? ¿Lo trabajaron juntas o fue una historia más tuya, Natalia?

Natalia: El guion de “Antonia” nació en un taller que dictó Ezequiel Acuña, cuando él vivía aquí en Lima. Me metí con la idea de esta mujer que no quería tener hijos. Y fue gracias al taller, a los comentarios de los demás talleristas y de Ezequiel, que la historia fue creciendo hasta que se convirtió en un guion. Luego, cuando ya tenía la historia, conseguí un préstamo familiar, y con eso pude empezar a conseguir un equipo. La primera fue Morella [Moret, la productora]. Una vez que la tuvimos a ella en el equipo, todos los demás se fueron juntando. Morella se encargó de que todo suceda. Porque nosotras, experiencia de productoras no tenemos, somos más que nada directoras, realizadoras. Escribimos, editamos. Pero producir es otro mundo, y ahí nosotras no nos metemos.

Luis: Entonces Yuraqyana era originalmente ustedes dos, y a partir de “Antonia” es que se suman más personas al equipo, al colectivo…

Natalia: Digamos que a partir de “Antonia”, Morella empieza a trabajar con nosotras. Pero, o sea, Yuraqyana es una productora, es una sociedad anónima cerrada. Es una empresa.
Entonces, ahora decimos que es un colectivo…

Carmen: Decimos que es una productora/colectivo. Porque “productora” siempre es una cosa como que muy empresarial. Y en estos días hemos estado conociendo chicas que nos dicen: ¿Y cómo hacemos para ser parte del colectivo? (risas). Igual, la idea nuestra es seguir trabajando con más personas, pero Yuraqyana somos las dos.

Luis: ¿Y de parte suya había como una declaración de principios, que incluso puede ser político, de que el equipo sea integrado mayoritariamente por mujeres?

Carmen: En “Antonia” eso se dio de casualidad. Estábamos buscando una productora y nos recomendaron a un par de chicas. Porque las productoras en el mundo audiovisual muchas veces son mujeres. Una de ellas era Milagros Távara, pero justo se estaba yendo de viaje. Entonces nos recomendaron a Morella, y ya nos quedamos con ella. 

Lo bacán con Morella es que siento que nos ha elevado, como que somos más profesionales. Y también lo paja de ella como productora, es que no solamente se encarga de la parte logística, sino que también le mete mucho amor. Es como una mamá. Es una mamá productora (risas). Para la peli no teníamos plata, teníamos un recurso muy chiquitito. Entonces Morella nos cocinaba, en las mañanas nos preparaba avena a todas. Tallarines de almuerzo. En la casa de la playa, que era la casa de Lupe Benítez, todas dormíamos en la sala, en colchones inflables. Era una pijamada. Todo fue muy feeling en ese rodaje.

Y bueno, todas las personas que iban llegando para los puestos de jefas de área, o asistentes, eran mujeres. Era algo que no buscábamos pero así pasó. Y como funcionó tan lindo, ya para “Compartespacios” fue una decisión como más pensada, que íbamos a trabajar solamente con mujeres en el equipo técnico. Y ya los hombres se van sumando al grupo.

De izq. a der.: Natalia Rojas, Carmen Rojas, y Morella Moret.

Laslo: En ”Antonia en la vida”, ¿es casualidad que la actriz se llame también así, Antonia Moreno?

Natalia: No, el guion se llamaba “Sandra en la vida”, porque lo escribí pensando en mi amiga Sandra. Pero luego cuando conocí a Antonia, me gustó más su nombre. Me parece que sonaba mejor.

Laslo: ¿Y cómo conociste a Antonia? ¿Cómo la eligieron para ser la protagonista?

Natalia: Yo la conocí en un evento de Transcinema, creo, en el Museo de la Nación. Desde que la vi dije, esta chica puede ser la protagonista. Me la presentaron esa misma noche y resulta que era actriz, así que mejor. Ya esa era otra señal del destino. A los días siguientes nos juntamos a leer el guion, a hacer pruebas y quedó. No había más que pensar. 

Luis: Tenía algunas preguntas desarrolladas para ustedes. La primera es esta: Si bien los avatares de las imposiciones de roles tradicionales de género para una mujer en una sociedad conservadora, como la nuestra, configuran lo que percibí como el sentido general de “Antonia en la vida”, la película está atravesada por diversas concepciones o puntos de vista de sus personajes sobre la maternidad. ¿Fue este el punto de partida de la escritura de la película o más bien el tema se dio como parte de su desarrollo?

Natalia: Yo creo que nace desde la idea inicial. Porque el guion está basado en lo que yo pienso sobre la maternidad, y en las conversaciones que he tenido con las mujeres de mi familia, personas mayores que no han tenido hijos. Y que se arrepienten de eso. Me han dicho: “Natalia deberías tener un hijo, deberías casarte, mírame a mí”. A mí me da pena que me digan eso. Eso creo que solo ha reforzado lo que yo sigo pensando sobre la maternidad. Hay personas que no hemos nacido para ser madres, y no tenemos porqué sentirnos mal de eso. A pesar de que la sociedad, incluso la gente que te quiere, te diga que te estás equivocando. Entonces sí, la película nació con esa idea de que las mujeres somos más que madres.

Luis: Me gusta esa interdimensionalidad de las construcciones de la maternidad. Existe esta dicotomía que se da con el personaje de Paulina Bazán, una adolescente que sí desea tener a su bebé. Ese cruce de diferentes puntos de vista sobre la maternidad me parece unos de los logros de la película.

Natalia: Y es algo sin juzgar, ¿no? Como que cada mujer tiene su propia decisión. Como se dice, la maternidad será deseada o no será.

Laslo: En la película hay esas dos ideas fuerza, la idea de Antonia de viajar, que es como un escape para ella. Y también un sueño anhelado. Por lo que contabas recién, es como el sueño que tienen ustedes de hacer una película.  Y la otra idea es el tema de la maternidad. Durante toda la película, Antonia recibe señales sobre estas ideas. El libro que se encuentra. Las agencias de viaje. Y señales sobre el tema del embarazo. Llega al punto de que conoce a una chica… que está embarazada. Encontramos entonces muchas coincidencias en la historia. ¿Cómo fue que trabajaste esto?

Natalia: Como yo creo en las señales de la vida, creo que algunos números te pueden perseguir, algunas imágenes, o palabras que siempre escuchas. Eso tenía que estar en el guion, de todas maneras. Y sobre el personaje de Paulina, tenía que haber un personaje que sea la contraparte de Antonia. Y también, porque era algo que sucedía a la mitad de la película más o menos. A mí me gustan esas películas que de pronto a la mitad empieza otra historia.

Luis: Sobre el tema del viaje tengo un par de interrogantes. Por la información de los créditos sabemos que los textos que Antonia lee son relatos de exploradores de las primeras décadas del siglo XX publicados en National Geographic, que entiendo están contenidos en Worlds to Explore, el libro que juega un rol en la historia. Inclusive hay un texto de Henri Mouhot, del siglo XIX, quien justamente exploró Camboya. ¿Cómo surgieron las ideas de colocar los textos y el libro en la película, y de Camboya como el destino deseado por Antonia?

Natalia: El libro siempre estuvo en el guion. Siempre me imaginaba que ella se encontraba este libro. Los casos de gente que dejan un libro por ahí, que tú lo coges y luego lo dejas también, eso me gusta, comunicarte con gente que no conoces. 

Lo de meter estas pequeñas narraciones de Antonia sobre el libro, sí fue algo que lo necesité en la etapa de edición. Cuando ya tenía un corte casi final, sentía que faltaba algo más. Ahí nos fuimos con Antonia a grabar estas partes. Porque sentía que ayudaban a reforzar la idea del viaje con el que soñaba Antonia. De ser una exploradora de otras épocas.

Las hermanas Carmen y Natalia Rojas Gamarra en el bar «No somos nada», en Ciudad de México.
(Foto: Blanca Segura – agosto 2022)

Lo de Camboya está porque una de mis tías, que siempre me dice que debería tener un hijo, no tiene hijos, entonces yo soy como su hija. He nacido el mismo día que ella. Tenemos una relación muy especial. Como ella no tiene hijos, no tiene mayores gastos en su vida, siempre se va de viaje a lugares lejanos. Y me ha llevado dos veces allá. Desde que he conocido Camboya, siento que he vivido otra vida. Porque es increíble ese país, es como un lugar soñado. Por eso está Camboya en la peli, porque le tengo mucho cariño.

Luis: ¿Y el libro cómo lo descubriste?

Natalia: El libro me lo mandó una de mis mujeres amigas de la universidad, que ahora vive en Estados Unidos, con su esposo y con su hija. Uno de los personajes, del grupo de amigos de Antonia, está basado en ella. Ella me mandó el libro y ahí lo tenía para ser usado. 

Laslo: Antonia en la película recorre ciertos espacios de la ciudad. Son calles de barrios de Miraflores. En un momento va al centro de Lima. Luego viaja a San Bartolo. ¿Cómo fue la elección de estos espacios?

Natalia: Miraflores fue porque vivimos ahí. Era algo más práctico. La locación donde vive Antonia es nuestra casa. Y lo de San Bartolo, de chicos -cuando Carmen todavía no existía- la familia de mi mamá siempre alquilaba una casa en la playa. Entonces tengo muchos recuerdos de haber pasado veranos ahí. Caminar por todo el barrio de San Bartolo, ir a la playa sola. Porque era bien seguro, un lugar increíble. Ahora también lo es, pero diferente.
Ah, también hemos grabado en Santa Anita, ahí está la casa de mi abuela paterna, que es donde vivimos desde niñas. Ahí grabamos la fiesta de aniversario.

Y con el Centro de Lima, queríamos que Antonia tenga como “un día de vacaciones en tu  propia ciudad”. Un día en el que te desprendes de todo, te vas a caminar, actúas como un turista. Pero en tu propia ciudad.

Laslo: Tuve esa sensación la primera vez que vi la película, que Antonia estaba yendo de turista al Centro de Lima. Es una mirada como de extranjera, no es una mirada cotidiana…

Natalia: Sí, de apreciar tu propia ciudad, pero con ojos como de extranjero. Pero no por esa mirada foránea, sino para darle otro valor a tu ciudad.

Laslo: ¿Cómo fue el rodaje de esas escenas? En el Metropolitano y en el restaurante en la calle Capón.

Natalia: Pues nadie nos dijo nada, nadie se dio cuenta. Al principio pensamos que íbamos a tener problemas, en San Bartolo por ejemplo. Pero allá todos estaban en su chongo de verano. No les importaba nada.

Carmen: Además era por el mismo hecho de que no teníamos equipos. Usábamos la cámara chiquitita que ganamos con “Cerquillo”. Nadie se dio cuenta en ningún momento de que los estábamos grabando. No teníamos grandes lentes. No teníamos luces.

Natalia: Al centro sí me acuerdo que llevamos un amigo para que nos cuide, por si acaso. Ahí fuimos Carmen, yo, Antonia y el amigo que nos cuidaba.

Luis: Entonces, la cámara la hiciste tú, Carmen. La dirección de fotografía, de arte, han sido basadas en la economía de recursos. No necesariamente en una decisión estética…

Carmen: Sí, era lo que nos quedaba. Pero tampoco es que seamos ajenas a esos roles. Las dos venimos grabando y haciendo cámara desde que empezamos. Claro, este era un proyecto mucho más grande, para ambas. También he aprendido mucho haciendo la cámara de “Antonia en la vida”, porque por ahí que no hice las cosas como debía haberlas hecho, grabé con el foco en automático, o no grabé con un perfil de imagen tal cosa. Eso me preguntaron también directores de foto y yo era como: pucha, no, lo hice todo mal.

Luis: Grababas con cámara en mano…

Carmen: Sí, que es lo que siempre nos ha gustado, pero también, porque le queremos dar esa estética documental, que era lo que más se acercaba a los recursos que teníamos. Quizás eso se siente en el almuerzo en Santa Anita, donde todos son nuestra familia. Y sí, por ahí nos dimos cuenta de que la cagamos en algunos momentos, que debimos usar trípode, sobre todo en algunos momentos que grabamos después de haber hecho un primer corte, en el 2019. Luego nos dimos cuenta en edición de que deberíamos grabar algunas cositas más, eso fue a inicios del 2020, y luego empezó la pandemia y tuvimos que dejar de grabar. Luego Ayasqa murió, y con lo que teníamos ya tuvimos que hacer la película.  

Natalia: Porque sí teníamos planeadas más escenitas entre Antonia y Ayasqa, para reforzar su amor, pero Ayasqa se fue. Igual la idea de la peli era que parezca como un documental. Sabíamos que no teníamos grandes equipos para que se vea más pro, entonces dijimos: que se vea como esto, con cámara en mano, documental, y a seguir con la idea.

Carmen: Que es un poco lo que ya habíamos hecho en “12 dosis”, y es un poco lo que queremos regresar, porque ahora tenemos ideas de dos pelis nuevas, queremos hacer lo mismo: un domingo, llamar a amigues, grabar algo y ya.

De izq. a der.: Romina Bran, Lupe Benítez, Paulina Bazán, Antonia Moreno, Marnie Contreras, Ayasqa, Natalia Rojas Gamarra, Morella Moret, Fernanda Bonilla y Carmen Rojas Gamarra, en el rodaje de «Antonia en la vida» (San Bartolo, verano 2019).

Laslo: Claro, hay secuencias en “Antonia» que son, efectivamente, una reunión familiar, pero ustedes le dan indicaciones a la familia, porque era todo ficcionado…

Natalia: Era todo ficcionado, sí.

Laslo: Sale toda la familia en los créditos…

Carmen: Sí, el papá es nuestro papá, la mamá es nuestra tía, el hermano es nuestro hermano. Los primitos son nuestros primos.

Laslo: Por ejemplo actúa muy bien la abuela, cuando le pregunta a Antonia: “¿ya vienes casada?, ¿ya tienes novio?”.

Natalia: En esa escena sí usamos dos cámaras, igual para otra en San Bartolo, porque sabíamos que esos momentos espontáneos no íbamos a lograrlos repitiendo y repitiendo. Queríamos grabarlo en una toma. 

Luis: ¿Y los amigos y amigas? ¿Los que trabajan en el café, los que juegan Monopolio?

Natalia: Ellos sí son actores. Todos los amigos y los del café también. Excepto Marnie, la chica que trabaja en el café ella era…

Carmen: Asistente de cámara…

Natalia: Pero ese día el actor no llegó, se confundió de día, entonces la pusimos a actuar a Marnie.

Luis: Hay también una dimensión fantástico-esotérica en algunos diálogos, como lo de la mamá que está con lo de la carta astral, la chica que ve el programa de Anthony Choy…

Carmen: Esa es Natalia…

Natalia: ¡Claro! Soy fan de Anthony Choy y me encantan los temas fantásticos. Me gustaría hacer en el futuro, ya lo tengo medio escrito, una película un poco más fantástica. 

Carmen: Mi mamá es eterna estudiante de astrología, entonces todo el tiempo nos hizo la carta astral. Ahorita justo está loqueándose (ambas ríen). Lo que pasa es que ella también estudia Feng Shui, entonces siempre en la casa, de pronto se mete a tu cuarto y te dice: “Voy a clavar unos clavitos en este lugar exacto porque los grados, no sé qué cosa. Voy a poner un tarro de sal con agua en esta esquina, no lo toques”. Ahorita ha movido unas cosas en mi cuarto también. En la casa siempre hay elementos que va moviendo, cada mes creo que es, y la carta astral, y rituales y cosas así… de brujitas ¿no? Por eso todo este tema de las brujas está muy presente…

Natalia: Porque igual creo que últimamente nos estamos involucrando también un poco más con los temas esotéricos.

Carmen: Ah, sí, el Tarot, estamos aprendiendo a leer las cartas.

Laslo: Volviendo a la película, había unas ideas que me quedaron, respecto a las diferencias de edades, al envejecer, la dualidad entre llegar a cierta edad madura, empezar a ser considerado menos valioso que alguien joven. Y al mismo tiempo la idea de esta adolescencia eterna que caracteriza a nuestra generación, de los nacidos en los 80. ¿Pensaste algo de esto durante la realización de la película?

Natalia: No lo he pensado durante la peli. Sí lo pienso como en la vida. A veces a mí me sorprende cuando por ahí me dicen “señora” en la calle. Yo tengo 39 años, mi mamá a esa edad ya tenía tres hijos, y nosotras ya estábamos grandes. Esas eran otras épocas, otra forma de vida.

Luis: Como la mamá de Antonia que también cuenta esta historia de qué hubiera sido si es que no la hubiera tenido y estaría viviendo en Lisboa.

Natalia: Y eso de verdad mi mamá lo vivió. Entonces, sí pues, es la vida.

Carmen: Hay también un comentario que nos han hecho en algún conversatorio, que la mirada de Paulina es muy naíf, muy inocente quizás, que no se da cuenta de la seriedad del asunto. Pero no sé, hay distintas maneras de verlo.

Laslo: ¿Cuando lo escribieron sí pensaron que efectivamente era naif?

Natalia: Creo que se vuelve más naíf al interpretarlo Paulina, porque Paulina en la vida real es así, es súper linda, entonces ella ha puesto bastante de su personalidad en el personaje de Valeria. Creo que es por eso que se siente así, tan naíf, tan alegre, por esa etapa inocente.

Paulina Bazán y Antonia Moreno, en el rodaje de «Antonia en la vida».

Laslo: Sí, en una entrevista que tuviste con nuestra colega Zoraida Rengifo, justo hablabas de eso: que la película, cuando la escribes, es tú película, pero cuando ya se la entregas a los actores y a diferentes áreas, la película es como de todos. 

Natalia: Sí, de hecho yo siempre les decía, a todos los que han actuado, que por favor no usen las palabras que están en el guion, que usen las suyas, con la misma idea, pero que no me repitan lo que yo he escrito, porque sino no me gusta. 

Carmen: Y quizás con eso nos referimos a la idea de colectivo, de que nosotras somos Yuraqyana, pero una vez que el guion llega a las manos de la directora de arte, la directora de sonido, ahí es cuando Yuraqyana se vuelve un colectivo, y como es que de todas ellas vamos recibiendo feedback, y todo se vuelve más rico, nos van soltando ideas que quizás nosotras no las habíamos pensado antes. Eso es lo que pasa en la colectividad.

Natalia: Y en el cine, pues el cine es trabajar así, aceptando un poco, recibiendo bastante información de todos, y ya luego el director selecciona. Es importante que todos tengan que opinar, a mí me gusta eso.

Luis: ¿Cómo llegó Paulina Bazán a la película?

Natalia: Para el papel de Valeria estábamos tratando de hacerle casting a Fátima Buntinx, la niña de “Las malas intenciones”, pero era súper complicado porque era menor de edad. Ahí nos recomendaron a Paulina, que ya había actuado en la película de Ezequiel, en “La migración”. Nos juntamos un día a leer el guion las tres, con Antonia y fluyeron súper bien. Nos quedamos con Paulina al toque.

Luis: Sobre lo que mencionaba Laslo, acerca del tema de la edad, justamente aproximándose a los 40. Si bien a veces vivimos una segunda adolescencia, también podemos haber sufrido alguna crisis. A mí por ejemplo me dio una crisis a los 41. No sé si esto es lo que se lee del ataque de pánico que tiene Antonia.

Natalia: Claro. Yo creo que el ataque de pánico viene del almuerzo con la abuela, de la conversación con los amigos. O sea, sí es un poco cuando tu cerebro ya no puede procesar. todo lo que está pensando, y todo lo que está sintiendo también. Tienes que reaccionar de alguna manera. Personalmente nunca he tenido un ataque de ansiedad, pero sí sé de gente bien cercana, y entiendo que sucede por eso, cuando ya no pueden aguantar una situación. En el caso de Antonia son varias cosas. Al principio yo creo que piensan que es por la edad, por la presión de los hijos, pero también es por querer cumplir su sueño de viajar y no poder porque tiene a esta perrita mayor, que no la va a abandonar de ninguna manera.

Luis: Mi otra pregunta viene de una particular curiosidad, dada mi admiración por él. Me refiero a Rafo Ráez. ¿Cómo fue el trabajo con él? Desde el hecho de pedirle procesar la música para la película, creada ex profeso, con armonías y melodías, la canción principal, ¡y hasta un cameo!

Natalia: A Rafo lo conocimos cuando grabábamos conciertos en vivo. Él estaba dando esos shows “Huacas, Burbujas y Rock n’ Roll” y un día le escribimos para ver si lo podíamos grabar, y fuimos a grabarlo. Le gustó el video, y desde ahí se hizo pata de Yuraqyana. Siempre nos escribíamos y de ahí también lo hemos vuelto a grabar en San Marcos, creo.

Carmen: Una vez hicimos un piloto de unas sesiones musicales que se llamaban “Una más”. La idea era grabar sesiones acústicas de músicos en bares y también entrevistar a los dueños de los bares. Y grabamos en este bar que se llamaba Olvídate Bar, que estaba en el Centro, y ahí grabamos a Rafo tocando en una sesión privadita. Fue lindo y a Rafo también le encantó.

Natalia: Para la película, para que haga la banda sonora, él creo que se había ofrecido en un primer momento, y cuando ya llegamos al momento en que necesitábamos hacer la música, al toque le dijimos. Y ahí Rafo no solo hace la canción principal, sino, cuando se escucha un huaylas en la calle, él lo volvió a hacer. O la música que se escucha cuando Antonia camina, la ha hecho él. Ha hecho salsa, bachata, ha hecho de todo. Y también proponía bastante. Es bien proactivo Rafo.

Luis: Hay guitarras eléctricas pero con florituras andinas.

Natalia: Sí, claro, cuando está en San Bartolo. Hay piezas bien bonitas que ha hecho para la película. A mí me encantan.

Carmen: Incluso él hizo casting para ser el amigo de Antonia, con el que se va a la Costa Verde, pero no lo hizo bien (risas). Entonces le ofrecimos ser el chico del delivery, el repartidor de “Pizza 33”. Él propuso lo de chequear si el billete era falso o no. Se comprometió bien con su pequeño papel.

Luis. ¿Y cómo va lo de “Compartespacios”, su próxima película?, porque sabemos que se grabó en pandemia. Debe haber sido todo un reto.

Carmen: Postulamos al premio de DAFO en el 2019. El 2020 recién ganamos el estímulo, yo estaba muy peleada con la idea de grabar la película en pandemia, porque la peli es mucho de silencios, de la protagonista no hablando, tratar de reflejar cómo se siente ella a través de

su movimiento, su mirada. Entonces, hacerme la idea de transmitir todo eso con una mascarilla tapándole la mitad de la cara, era complicado. Y le dije a Morella: no quiero grabar. Y Morella me puteó y me dijo: olvídate, Carmen, tenemos que grabar la película. Entonces fue adaptar el guión que ya tenía y lo que me había imaginado, a épocas covid. De manera sutil, porque no queríamos que la pandemia sea protagonista de la película. Así que la grabamos en 2021. Ahí sí tuvimos un equipo conformado de manera más pensada, solo de mujeres y disidencias. Terminamos rodaje en septiembre, y he estado editando el 2022 y 2023. Recién he cerrado un corte. He tenido como 17 cortes. Postulamos al WIP de Cine del Mañana, donde nos seleccionaron y ganamos el premio de la Alianza Francesa. Ahora nos seleccionaron al WIP del Festival de Cine de Mujeres de Chile. En unos días tenemos nuestra reunión con el jurado. Ojalá ganemos algo. Ya estamos en la post de color y sonido

Natalia: ¿Y de qué va? Cuéntanos un poco (risas).

Carmen: “Compartespacios” es sobre una chica que regresa a Lima después de estar fuera un tiempo y tiene que reencontrarse consigo misma, en Lima y en medio de una pandemia. Ella es alguien que tiene muchos problemas de ansiedad social, depresión. Entonces es una peli que habla sobre salud mental.

Natalia: Bueno, y de cómo la gente ahora empieza a vivir sola, con roommates, y atravesar todo eso también es fuerte para la gente que empieza a hacer eso, y más cuando tienes un problema de salud mental, que es el caso de la protagonista, Isabel se llama.

Carmen: Ahora que hablaste de ataque de pánico, también en “Compartespacios” tenemos otra escena de ataque de pánico, recién me doy cuenta de eso.

Natalia. Sí, hay diferentes ataques de pánico.

Laslo: ¿Isabel es más joven que Antonia?

Carmen: Claro, o sea es que básicamente Antonia es Natalia e Isabel soy yo. Entonces son como guiones bien autobiográficos, bien personales para las dos.

Luis: ¿Quién interpreta a Isabel?

Carmen: Tania del Pilar. También actúan Daniela Trucíos y Daniel Cano.

Luis: Carmen, así como fuiste la DF en “Antonia en la vida”, Natalia, ¿tienes algún rol en “Compartespacios”?

Natalia: Yo fui la asistente de dirección, que ha sido bien duro para mí en realidad. Porque veníamos del rodaje de “Antonia en la vida” que fue todo chill, mariposas, risas, playa; y este fue en época de pandemia. Fue un equipo más grande, mucho más grande.

Carmen: Ya teníamos un premio. Teníamos una responsabilidad.

Laslo: Claro, porque es el primer largometraje que hacen con el estímulo de DAFO, ya es distinto, ya no es de guerrilla.

Carmen: Claro, ya tenemos cuentas que rendir, tenemos cronogramas, planes de rodaje…

Natalia: Horarios que cumplir también, según el Sindicato de Trabajadores Audiovisuales. No podíamos pasarnos. Entonces era todas las noches rehacer un poco el plan de rodaje del día siguiente. Fueron 21 días, con 3 días de descanso en medio. Fue un trabajo bien pesado, organizar todo.

Carmen: Y recuerdo que también lo grabamos en nuestra casa. Yo no quería grabar ahí, estuvimos buscando locaciones para que sean el departamento de las roommates protagonistas, pero era plena pandemia, nadie te permitía alquilar, ni que sea un equipo de más de 8 personas. Ahí también tenemos no actores. Hay unas escenas en la oficina donde todos son amigues nuestros. Entonces creo que igual siempre se mantiene el trabajo con actores y no actores. Es chévere.

Laslo: ¿Las protagonistas sí son actrices de formación?

Carmen: Para Tania fue como su regreso a la actuación, porque ya se había alejado bastante de eso. 

Natalia: Ella empezó a estudiar actuación en la Católica pero no la terminó, y ya estaba alejada de eso cuando se enteró que estábamos haciendo un casting. Recuerdo que lo hicimos en un parque y salió muy bien. Nos sorprendió y ahí quedó Tania.

Laslo: ¿Es su primer protagónico en el cine?

Natalia: Sí, y su primera aparición en cine en general.

De izq. a der.: Carmen Rojas (directora), Yalfrelys Farreras (directora de fotografía), y Tania del Pilar (actriz),
en el rodaje de «Compartespacios» (Octubre 2021).

Laslo: ¿Antonia tenía experiencia previa en cine?

Natalia: Ella ha hecho publicidad, pero en pelis no. Pero sí es de la Escuela de Arte Dramático.

Laslo: Siempre terminamos las entrevistas con esas preguntas sobre los futuros proyectos. Carmen, tienes entonces “Compartespacios”, y por el lado tuyo, Natalia, ¿cuál es el siguiente proyecto en el que estás trabajando?

Natalia: Hemos estado postulando a laboratorios de guion con mi nueva película fantástica. Ese es el proyecto más avanzado. No es un guion aún, es como una sinopsis larga. Y también tenemos otra peli que queremos dirigir las dos juntas, que es en Lima. Transcurre entre Gamarra y Chosica. Estamos tratando de encontrar un poco de tiempo para escribir, buscar laboratorios y empezar bien.

Carmen: Va a ser la primera peli que vamos a dirigir juntas.

Natalia: A codirigir las hermanas.

Laslo: Por último, ustedes tienen estos proyectos de cine, pero ¿a qué otras actividades se dedican al margen de Yuraqyana? 

Natalia: Trabajamos con la empresa familiar, que es un negocio en Gamarra.

Carmen: Por eso también queremos grabar en Gamarra.

Natalia: Aparte, las dos tenemos un proyecto de cabañas en Chosica, por eso queremos grabar allá, es como un huerto lo que queremos hacer. Ya tenemos pequeños experimentos de comer rabanitos que hemos sembrado nosotras (risas). Tenemos árboles de palta y cosas así. Es trabajo de agricultura.

Carmen: Yo también freelanceo en un lugar que se llama Tierra Baldía. Ahí hago fotos y videos para algunos eventos que ellos hacen. Es recursearse.

Laslo: Bueno, y lo que se viene con “Antonia” ahora son nuevas funciones…

Natalia: En Trujillo, en Pucallpa, en Ica, en Ilo, en Puno, y ojalá en Huancayo. Y en Lima, en la Robles Godoy y en Cine Irracional.

Carmen: No podemos viajar a todas, pero la peli viajará.

Luis, Laslo: Bueno, muchos éxitos en las siguientes proyecciones.

Carmen, Natalia: Muchas gracias.

Entrevista realizada por Laslo Rojas y Luis Vélez, en el Centro Cultural PUCP en San Isidro, el 8 de mayo de 2023.
Textos: Luis Vélez
Edición: Laslo Rojas

Esta entrada fue modificada por última vez en 10 de mayo de 2023 19:57

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