Festival de Lima: entrevista con Juanjo Pereira, director de «Bajo las banderas, el sol» (2025)


El documental Bajo las banderas, el sol (2025), ganador de la Competencia Latinoamericana Documental del 29 Festival de Cine de Lima PUCP, es el primer largometraje del cineasta e investigador fílmico paraguayo Juanjo Pereira. La dictadura militar más larga del continente tuvo lugar en Paraguay, encabezada por el general Alfredo Stroessner, quien retuvo el poder por 35 años.

Con un montaje preciso y punzante, la recopilación de archivos hallados en diferentes países permite no solo conocer, sino también experimentar aflicción por la dureza de la opresión del Partido Colorado, quienes refugiaron al ‘Ángel de la Muerte’ de Auschwitz, el nazi Josef Mengele (médico personal del dictador) mientras las torturas y desapariciones forzadas victimaban a la población opositora a Stroessner. Conversamos con el director sobre su película, el concepto de archivo en un contexto de desinterés por su preservación, y las vías de creación de un documental político que transmita con agudeza el dolor silenciado.

Juanjo Pereira, director de Bajo las banderas, el sol (2025) – Foto: Alejandra Bernedo.

Mariale Bernedo: Juanjo, vemos que además de ser cineasta haces investigación de archivo fílmico. ¿Siempre fue de tu interés investigar los archivos relacionados a la dictadura de Stroessner? ¿Habías pensado desde antes convertir esto en una película?

Juanjo Pereira: De hecho, no lo pensé como una película. De chiquito, yo coleccionaba cosas y me gustaba mucho tener planillas. Me gustan mucho los datos, las estadísticas, y soy muy curioso en ese sentido, entonces empezó un poco por ahí. Era parte de ese juego. De hecho, el proyecto empezó en el 2018 y se transformó en película en el 2021. Yo me dije: “bueno, tengo todos estos datos y en alguna manera quiero hacer algo”, pero también le tenía un poco de miedo a algo tan grande y a cargarte con una mochila tan grande que no es la historia de tus padres, sino la de un país.

Mariale Bernedo: ¿Cómo es el manejo de los archivos en Paraguay? Teniendo en cuenta que gobierna el partido que está buscando ocultar la historia de dictadura.

Juanjo Pereira: El archivo en Paraguay es complejo porque nosotros hablábamos de cómo la palabra “archivo” viene de la mano también de tener un espacio de cuidado. O sea, si vos te vas al archivo nacional de un país, esperas que estén todos los documentos catalogados, que esté la ficha, el acta, todo. Hablar de archivo en Paraguay y de archivo audiovisual es un poco erróneo, porque no existe tal cosa. Existen espacios o gente que tiene cosas, y no son los propietarios de esas cosas, son guardianes. Ellos hacen lo que pueden con lo que tienen. Estos guardianes que vinieron investigando mucho tiempo antes que yo, fueron los que me proveyeron material que ninguno tiene la más mínima idea de a quién lo filmó, y dónde está, y cosas así. Algunas cosas se fueron localizando, existen herederos, pero son materiales muy viejos. Lo más interesante y lo más loco es que son 40 años sobre lo que hay realmente muy poco. En total, lo que hay en Paraguay son como 3 a 4 horas acerca de casi 40 años. Yo te hablo de cosas oficiales. En su casa hay gente que tendrá filmaciones familiares de 16 mm, pero institucionalmente no. Es complejo pensarlo de esa manera. En ese sentido, entonces, yo no sé cómo el partido de turno actuará ante este vacío casi ilegal. Muchas cosas se encontraron en la basura también. Hay cosas que encontré yo y hay cosas que encontró el guardián. Algunas no las usamos en la película. Por ejemplo, el guardián -le digo “guardián” para no decir nombres- encontró en el basurero municipal una cinta completa de un canal de televisión, que por lo visto se había deshecho de su material, sobre la visita del papa a Paraguay. Y obviamente hay familias que lo habrán filmado, pero el material oficial estaba en la basura. No sé cómo, pero él lo encontró.

Mariale Bernedo: ¿Se sabe qué tipo de criterio dicen tener para desecharlo?

Juanjo Pereira: No hay criterio. Según lo que yo hablé con otros guardianes más chiquitos, gente que se formó en la televisión, la resolución era tan sencilla como “tenemos un cuarto de 4×4, se llenó de latas, hay que tirar porque no hay más lugar”. Y era eso, no había un interés de guardar; no había una acción sistemática, había un desinterés total. En ese remolino de incongruencias y de decisiones arbitrarias, no podemos hablar de “archivo». Son pequeños fragmentos de cosas que se encontraron. 

Mariale Bernedo: Es interesante repensar el concepto de archivo. Me recuerda a lo que decía Tatiana Fuentes, la directora de La memoria de las mariposas. Al ver su documental, varios dijeron: “¡Cuántos archivos sobre el genocidio del caucho!”, pero ella confirmaba que en realidad no hay tanto, sino que están reunidos en una película, como pasa en Bajo las banderas, el sol. Para este documental, ¿cómo se gestionaron los recursos económicos y el material hallado, especialmente a nivel de montaje, para convertirlo en una película?

Juanjo Pereira: Nosotros teníamos 100 horas de material, entre lo que encontrábamos, lo que teníamos en mala calidad, lo que teníamos como preview de las empresas más grandes, a las que vos le escribís y les decís “quiero este archivo”, y te dice, “claro, tomá”, pero con una marca terrible, en una resolución de 480 píxeles. Y vos tenés el crudo, tenés la materia prima. Entonces, tenés imposibilidades de trabajo y una posibilidad infinita de películas posibles. Como tenés tanto material, vos podés hacer lo que quieras. 

Mariale Bernedo: Claro, desde el punto de partida, hay muchos caminos que se pueden tomar.

Juanjo Pereira: ¡Muchos caminos! Son infinitos cuando tenés 100 horas de material o más, de distintos temas, que no son escenas que vos filmaste. Era un océano de imágenes, de información, locuras, que tuvimos que catalogar por años y años, hasta encontrar la vuelta y decir “bueno, esta película va a ser cronológica”. La película, de alguna manera, siempre estuvo al mismo tiempo en las tres etapas: desarrollo, producción y postproducción. Eso lo digo siempre y me parece importante. Nosotros intentamos hacer guiones, y era en vano. La película se escribía en el montaje. Hicimos una escaleta, una estructura, pero de ahí… ¿cómo escribís “corte”? Tenés que verlo. Puedes decir: “bueno, tengo la escena de Stroener viajando por el mundo”, que era una escena que siempre llamamos así y está en la película. Eso lo podés nombrar, pero no lo podés escribir: lo tenés que armar. Es imposible escribirlo. Y otra cosa que me pareció super interesante también, es que la infinidad de archivos tuvo un corte. En un momento presupuestábamos un corte y salía, no sé, 500 mil dólares solo la compra del archivo. Dijimos: “Ah, bueno… no va” (risas). Eso influyó también en la decisión de cada corte. Interesante haber atravesado ese proceso de pensar cuánto valen las cosas, cuánto vale mi alquiler y cuánto vale la película. Me pregunté: “¿Qué estoy haciendo? ¿Estoy trabajando para pagarles a esta gente [los que cobran por el archivo] o para vivir? ¿Cómo puede ser que mi alquiler cueste diez segundos de un archivo de un país europeo?”. Había muchas preguntas que nos ponían en jaque todo el tiempo, y forman parte de la película. No lo decimos literalmente, porque a mí no me gusta decir ese tipo de obviedades. Pero la película tiene unas decisiones estéticas y narrativas justas, concretas. Voy al grano.

Mariale Bernedo: Sí, se siente directa.

Juanjo Pereira: A mí me gustaba que la película fuera como un golpe tras golpe para el espectador. Creo que la producción vino acompañada de esa decisión. John Berger decía que la imagen tiene un doble sentido, y que es un trigger. Cada plano en la película es un disparo. Entonces para mí ese disparo me hizo pensar “ok, yo te voy a pagar 100 dólares por este disparo; no voy a pagar 5000 dólares por un recorrido”. Y la película es una sumatoria de disparos y golpes. ¡Y golpes duros! Porque es una realidad dura. 

Mariale Bernedo: Se siente ese impacto al ver el documental. En toda Latinoamérica, incluyendo el Perú, hemos sufrido la Operación Cóndor, que aún nos marca mucho. No podemos decir que ya pasó, estamos viviendo todas las secuelas de su presencia, y el discurso de entonces se mantiene. Este documental no divaga, sino que dice directamente qué y cómo pasó. Si yo, como realizadora, me viera enfrentada a procesar todo este material sobre la historia de mi país, seguramente me afectaría emocionalmente. ¿Cómo te encuentras tú, como alguien que no solamente está viendo un material para trabajar a nivel artístico, sino algo que va directamente al núcleo de nuestra indignación?

Juanjo Pereira: Yo creo que estar acompañado de esas imágenes por tanto tiempo no es algo saludable. En un momento, en mi estudio, tenía caras de Stroessner por todos lados. Y me sabía las caras de los otros militares jóvenes también. Los reconocía, me sabía el nombre de todos. ¿Y por qué yo estoy sabiendo estas cosas? Había algo ahí de: “¿Qué estoy haciendo con mi vida?”. Pero aprendí mucho, y no solamente de historia. Porque la historia es increíble y tiene sus matices, pero esta no es una película histórica: es una película de sensaciones y de dolores. Aprendí mucho de las miradas, de los gestos. Yo quería abrazar a la imagen. Estos niños que nos miran en las imágenes, ¿quiénes son? Están consumiendo este discurso una y otra vez por 35 años. Claramente el país iba a estar donde está hoy si esa generación consumió eso por tanto tiempo. Paraguay es uno de los países más machistas de la región, con una de las tasas de suicidio más altas de la región. Es también uno de los países de nivel educativo más bajo. Yo no quiero ser negativo con el país de donde soy y en donde vivo, pero creo que solamente haciendo estos tipos de ejercicios podemos romper ese “algo” que nos habita. No quería quedarme “en el lugar de las víctimas”, o “el de la guerrilla”, porque quería hacer un análisis más grande. No se trató de que yo señalara quién es el malo. El mismo malo se va develando y se va pudriendo solo.

Mariale Bernedo: Sí, porque hacer una película no implica solamente un proceso creativo, sino emocional también. 

Juanjo Pereira: ¡Claro! Porque, ¿qué es hacer una película? Puedes hacer una película para tener un sueldo, para vivir, para contar algo que te pasa dentro. Puedes hacer una película para divertir, una para reír, o una película para llorar. Puedes hacer una película de lo que se te ocurra. Pero creo que las buenas películas o, al menos, las películas que a mí me interesan, son las que atraviesan a la persona, y también atraviesan un contexto político y una situación espacial. Es decir, ¿de dónde hablo? ¿De dónde vienen mis tripas? Yo no sabía, pero algo me hacía ruido y le hice caso a ese ruido, a ver qué pasa. Que me habite un rato ese ruido. Aparte, yo trabajaba en una empresa de publicidad…

Mariale Bernedo: Es decir, en un rubro totalmente diferente…

Juanjo Pereira: Sí, yo trabajaba para vivir, como cualquier latinoamericano. ¿Quién vive siendo director de cine acá? Yo trabajaba en una empresa para vivir, para pagar mi alquiler, y a la par hacía la película. Fue todo un proceso para mí entender cómo se hacen las películas latinoamericanas, cuáles son los tiempos para poder conectar con ella. Pero había algo en mí y en la película que me abrazaba. Me decía: “sí, es por aquí, voy a entrar acá y voy a hacer sonar esto dentro de mí”.

Juanjo Pereira, cineasta, investigador y productor. Director artístico del Festival Internacional de Cine Contemporáneo de Asunción.

Mariale Bernedo: Probablemente ya te han comentado sobre la ley anticine en el Perú, que le da al estado un control y poder de desaprobación y discriminación a diferentes temas y cines hechos en el país. En Paraguay, ¿ustedes tienen cierta protección a su cine? ¿O también se encuentran en circunstancias de desprotección o vulneración?

Juanjo Pereira: La creación del instituto del audiovisual es bastante nueva. Tiene siete años. Nuestro proyecto pasó por el Instituto de Cine. Tiene ese apoyo. Saben de lo que yo estoy hablando. No tenemos una decisión gubernamental de qué se dice y qué no se dice. En otras áreas, como en lo que sería espacios culturales, hoy mismo estamos viviendo una persecución política a espacios que no responden a la agenda empresarial actual. Eso no tiene que ver con el cine, pero tiene que ver con el mundo cultural, que de alguna manera tiene que ver con eso. Hoy en día no tenemos esa intervención que tienen ustedes acá, a nivel cine, pero a nivel cultural sí. Los espacios culturales, de resistencia, de otras voces que están en contra del gobierno actual, están actualmente siendo perseguidos y llevados a sentencia, en cárceles.

Mariale Bernedo: ¿Sientes que tú podrías tener, o la película, alguna repercusión o consecuencia negativa?

Juanjo Pereira: Han habido casos en otras áreas del arte que han tenido algunas repercusiones negativas, pero como no tengo una referencia de algo parecido en el cine, no sé qué puede pasar. Se han hecho películas en contra de otros presidentes, más que nada relacionadas a narcotráfico y cosas, y no pasó a mayores. Vamos a ver, pero creo que no va a pasar nada. ¿Estamos viviendo en democracia? Al menos quiero creerlo.

Mariale Bernedo: Siempre estamos intentando que sea así, aunque sea a través de nuestros actos, si no puede ser a través de las decisiones de las autoridades. Esta película abre la posibilidad de sentir o hacer real la democracia porque podemos conversar sobre la opresión, la dictadura, el fascismo, sobre lo impactante que es ver a un nazi de la Alemania del Tercer Reich viviendo en Paraguay.

Juanjo Pereira: De hecho, le dieron el pasaporte paraguayo. En la película mostramos eso. A mí me cuesta hablar de Paraguay, este lugar donde vivo, donde nací, pero es un lugar perfecto para esconderse. Es un lugar donde nunca te van a encontrar. Paraguay no tiene Google Street View… ¡todavía! Siempre hay personajes rarísimos, que decís: “¿qué hace este sueco en Paraguay?”. Hay muchos casos como el de Mengele. De hecho, la hermana de Nietzsche creó la primera comunidad antisemita de alemanes, fuera de Alemania, en Paraguay, a principios de siglo XX. Es un lugar de tránsito, de mafia, de contrabando, que está en el medio de los dos países más grandes de la región, en Argentina y Brasil. Es un lugar conflictivo en ese sentido. Está depositado en el corazón de Latinoamérica, atrapado entre las dos potencias, y sin salida al mar, que es la diferencia con Uruguay. El caso de Mengele es uno, pero todos sabemos que pasan cosas en Paraguay. Hay una comunidad enorme de nazis en Paraguay. Creo que lo que menos le va a sorprender a la gente de Paraguay [al ver el documental] es lo de Mengele. Paraguay es este lugar en el que te escondes y no te encuentra nadie. 

Mariale Bernedo: ¿Y cómo haces para tener fe? 

Juanjo Pereira: Por la comunidad de amigos, la comunidad de artistas, la comunidad de creadores, pensadores, que es muy grande y es un lugar magnético también. Creo que la opresión es grande, pero los pensadores son muy buenos y somos un grupo de gente, o sea, no soy el único que está haciendo esto. Hay gente que está haciendo esto hace mucho en otras áreas, inclusive más políticos que yo, en el teatro, en la literatura, en las artes plásticas, en la danza. Hay muchas expresiones que están floreciendo en Paraguay, de gente más joven que yo, o un poquito más grande, eso es lo que nos mantiene con fe. Creemos que puede haber un cambio. Yo creo que puede haber un cambio.

Mariale Bernedo: ¿Tú vas a seguir con proyectos tanto cinematográficos como de archivo, o hay alguna preferencia entre los dos?

Juanjo Pereira: La verdad, me quiero separar un poco de la dictadura. Tengo ganas de experimentar otras cosas, pero tengo mucho material igual que quiero seguir experimentando. Creo que encontré también algo muy mío en la película, algo que siento. Encontré un poco una estética, algo que estaba buscando, y voy a seguir explorándolo. No revistiéndolo, sino tratando de expandirlo un poquito. Pero me gusta mucho el archivo. A mí no me gusta filmar, así que no sé, capaz en algún momento haga una ficción, pero no tengo mucha práctica en la ficción, nunca trabajé con actores. 

Mariale Bernedo: Además, hacer ficción tiene un principio y un final, en cambio el documental es infinito.

Juanjo Pereira: ¡Es infinito, es una cinta infinita! A mí me gusta seguir explorando el cine. También dirijo un festival de cine en Paraguay, el ASUFICC. Este año va a tener su quinta edición. Formo parte del equipo de programación y soy cofundador del festival. Apostamos siempre por la visibilización de proyectos paraguayos y latinoamericanos en Paraguay. Estamos creciendo. Somos chiquitos, pero tenemos grandes intenciones.


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