Todo apunta a que En la puta vida, de la directora Beatriz Flores Silva, basada en la novela “El huevo de la serpiente” de María Urruzola, recibiendo varios premios de la crítica nacional y extranjera en 2001, convocando a más de 140,000 espectadores (aquí una reseña), es hasta ahora, la película uruguaya más exitosa del siglo XXI. Ojo, “exitosa” en metálico. No obstante no califica para tomarla en cuenta en este artículo, debido a que es una adaptación y no una creación; pero más porque su planteamiento argumental es ajeno al resto, más participativo y de una dinámica antagonista a la que envuelve al trío que me interesa: 25 Watts (2001), Whisky (2004) y La perrera (2005). Este trío de películas también ha conseguido la atención de los medios extranjeros. Cosa curiosa, hablar de estas tres producciones plantea, inevitablemente, pensar en una “nueva” escuela de cine uruguayo. Una independiente. Una escuela de directores vouyers. Juan Pablo Rebella, Pablo Stoll y Manolo Nieto. Un signo inequívoco de rechazo a la sociedad, de problemas de adaptación al status quo. Un modus operandi apático, resignado, que en lugar de condenarlos, creo yo, los distingue del resto.
Como sabemos, hace poco se suicidó Juan Pablo Rebella y quizá luego de su muerte comprendemos el mensaje oculto en sus películas (25 Watts y Whisky), así como en su momento sucedió con los textos de Andrecito Caicedo, pero eso es otra historia. En 25 Watts se retrata a un grupo de muchachos salidos de la escuela y enfrentados al curso corriente de sus vidas. Una ruta que, impedidos de hacer a un lado, se limitan a simular que la recorren, evitando en lo posible involucrarse realmente con lo que se supone serían actos responsables. La vida les pasa por encima. Cerveza, televisión, drogas, esquinas, nada que hacer, resignación, dormir, levantarse. Finalmente el círculo de sus vidas se cierra perfecto en dónde inició: un estado abstracto, una esquina cualquiera, sin nada que hubiera podido agregarle valor a sus vidas, salvo sus anécdotas, importantes tan sólo para ellos.
Tres jóvenes directores uruguayos que hicieron del «no hacer» su rúbrica inconfundible, y que me pregunto si esa rúbrica pudiera ser tomada como la de una generación; justamente la que ocupa las esquinas y las buhardillas del Uruguay.
Óscar Pita-Grandi
Esta entrada fue modificada por última vez en 24 de marzo de 2011 19:45
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