Dir. Martin Campbell | 144 min. | EE.UU. – Reino Unido – Alemania
Intérpretes:
Daniel Craig (James Bond), Eva Green (Vesper Lynd), Mads Mikkelsen (Le Chiffre), Judi Dench (M), Jeffrey Wright (Felix Leiter), Giancarlo Giannini (Mathis), Caterina Murino (Solange)
Estreno en Perú: 7 de diciembre del 2006
El regreso de James Bond de la mano de Daniel Craig, en la personificación del estilizado agente inglés, resulta un nuevo aire de esperanza a una saga que venía cimentada por el abuso de efectos especiales, glamour y tecnología de punta, olvidándose de lo principal, el contar una buena historia.
Este nuevo Bond desmitifica la imagen del héroe refinado, encantador e invencible, y lo lleva a sus inicios, donde el agente secreto era más humano, oscuro, rebelde, extremista y hasta rudo, capaz de utilizar los mecanismos más radicales para lograr su cometido, un poco jugando con la última tendencia de Hollywood de humanizar a sus héroes, como ha sido el caso del Batman inicia de Nolan o los X-Men de Singer.
Es por ello que la imagen perfecta de este nuevo Bond es la figura de Craig, inglés de corte marginal y de aspecto distinto a los otros actores que personificaron al 007 en la historia. Sin embargo, además de su aspecto, tiene un as bajo la manga que lo aleja de sus pares, tiene capacidad actoral para meterse en el frac de este agente secreto haciendo que su performance sea más que prometedora, creando un nuevo estilo de espía, más humano, menos sofisticado, más feroz y endiabladamente violento.
Una vez dejado claro que la elección de Craig en el papel de Bond es un acierto, y teniendo en cuenta que se viene una saga extensa de cintas que llevarán su sello, debo decir que la película en sí tiene el ritmo necesario para llevar al espectador a los inicios del agente secreto. Llena de escenas de acción, en especial, la primera, donde Bond debe perseguir en plena África a un conspirador por una zona industrial, es extremadamente arriesgada y llena de adrenalina (esta escena me hizo acordar mucho a cintas francesas como Banlieue 13 (2004) y Los hijos del viento (2004) por las excelentes persecuciones a pie).
Pero si la elección de Craig es un acierto y las escenas de acción también, la película decae por la inconsistencia de un guión que no sabe como aprovechar estas dos oportunidades de hacer que Casino Royale sea una cinta redonda, siendo quizás el desacierto principal el haber elegido a Martin Campbell como su director. El problema de Campbell radica en la dificultad de amarrar un guión elaborado que esté al ritmo de las escenas de acción (cosa que le ha pasado ya en el La leyenda del Zorro o en GoldenEye), es decir, fuera de los momentos en que las balas y las peleas están en escena, no existe ningún nivel de tensión o de suspenso que haga que uno se interese en la trama y no se encuentre esperando largo tiempo, para que este nuevo Bond entre en acción.
Lo que si es interesante es que la cinta nos ubica en la primera misión de James Bond, cuando recién conoce a M, cómo alcanza su «00» (licencia para matar), el gusto por el Martini y el uso del smoking, es decir, una precuela en todo sentido, de lo que se viene con esta nueva franquicia del mundo del agente secreto más famoso del mundo, y de la que suponemos y deseamos debe repotenciar sus guiones, para equiparar a futuro uno de los mejores James Bond del cine.
Una lavada de cara al género que a pesar de sus errores entretiene en los momentos en que el demencial Craig entra en pantalla, pero que en el punto argumental flaquece en desmedro del buen resultado que hubiese tenido la cinta, si se hubiese intentado darle más ritmo a una trama que debía ser tan o igual de explosiva como la personalidad de este nuevo 007.
Alex Guerrero
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