Dong Yanbin, un estudiante de doctorado de la Universidad de Ciencias Políticas y Derecho de Pekín, cree que se ha vulnerado su derecho como espectador, y que el corte de esa escena hace difícil interpretar la psicología de la protagonista, y valorar la película de forma objetiva.
Por ello, solicita una compensación de 500 yenes (la entrada le costó 50), que ya ha remitido a los juzgados de Beijing.
Parece poco probable que el caso siga adelante, y probablemente se archive, pero al menos servirá para volver a poner en entredicho el sistema de calificación chino, que ya han invitado a revisar profesionales de la industria como el director Jia Zhangke o la actriz Gong Li.
Por otra parte, tampoco hay que ser más papistas que el Papa. El mismo Ang Lee ha dicho que el recorte sufrido por su película en China no afecta el desarrollo de los personajes, solo que será mucho menos intensa.
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