El próximo mes de octubre se cumplirán cuatro décadas de la aparición, digamos formal, de uno de los grupos cómicos más interesantes e influyentes internacionalmente. Monty Python fue una reunión de talentos diversos que se fue gestando poco a poco durante los años ’60 en Gran Bretaña. Después de que se presentaran un par de ofertas de la televisión, John Cleese; Terry Gilliam (el único estadounidense del grupo); Eric Idle; Terry Jones; Graham Chapman; y Michael Palin inauguraron el delirio surreal de Monty Python’s Flying Circus, el programa de sketchs que los convirtió en estrellas mundiales y que perfilara su estilo de humor farsesco, absurdo y paródico, que apuntaba sus armas hacia la idiosincracia anglosajona, su cultura y mitología.

Tal vez la mayoría de nosotros, ajenos a este espectro, recién los hemos conocido a partir de su creaciones mayores e irreverentes presentadas para el cine. ¿Cómo olvidar películas tan memorables como Monty Python and the Holy Grail o La vida de Brian? En ellas cada uno de los miembros fue definiendo sus funciones con más claridad que en el porgrama: Jones y Cleese eran los cerebros que trabajan el guión, Gilliam era el especialista en animaciones que fue ocupando importancia como director; Idle fue el encargado de darle el toque de «glamour» con sus apariciones musicales; mientras que Palin y Chapman se convertían en los histriones protagónicos de cada rocambolesca aventura que tenía a todos en conjunto cumpliendo roles múltiples, no importaba el sexo, edad, nacionalidad, estatura y locura.

Años después y con carreras esparcidas con mayor o menor notoriedad, los Monty Python han vuelto a trabajar juntos para preparar el documental autobiográfico que conmemora su debut en pantallas. La cinta llevará por título Los Monty Python: Casi la verdad, y en el veremos a cada uno de los miembros del grupo hablar de sus propias experiencias durante el tiempo que ha trabajos juntos. Estas incluirán también varias secuencias de archivo protagonizadas de Chapman, el único integrante que ya ha fallecido. «Este es el documental que yo siempre tuve la esperanza que haríamos, algo tan completo y tan fiel a la verdad que yo no necesito verlo», explica con su habitual humor Terry Jones. A continuación los dejamos con una probada de su clásico arte: la famosa pelea entre el Rey Arturo y el Caballero Negro:

(Vía La Tercera)