Brillante revisión del western
Los Coen, Ethan y Joel, gozan de gran prestigio porque hacen un excepcional cine. Abordan ahora los cineastas de Minneapolis el western con su último crepuscular, brillantez que no veíamos desde aquel deslumbrante Unforgiven de Eastwood. Incursionan en este duro paisaje y universo interesados como estaban en adaptar libremente la mítica novela del 68 de Charles Portis. Valor de ley (True Grit) no es un remake de la anterior adaptación de Henry Hathaway, la que proporcionó el único Oscar y Globo de Oro a John Wayne en 1969, y así de claro lo han dejado los hermanos: “Intentamos adaptar tan al pie de la letra como pudimos esta novela por el hecho de que la historia sigue siendo moderna y relevante después de tantos años”. Ellos consideran, más que estrenarse en el género, haber realizado una película de época, ambientada en 1870 en Oklahoma. Claro que el siglo XIX en Norteamérica está todo enmoquetado de western, inmensos paisajes en los que aventurarse que conllevaban tener a la muerte presente a cada instante.
Como en Unforgiven, los Coen eligen una historia de venganza, en la que, también aquí, una mujer paga por cazar al impío. Los ricos y formales diálogos son música para los oídos –para chuparse los dedos es la escena del regateo de Mattie con el viejo comerciante de ponies y caballos–, la extraordinariamente real ambientación de la época, la banda sonora peculiar compuesta de cortos himnos protestantes (la rígida religión siempre presente en la expresión de la niña y años más tarde la mujer), el humor aflora a ráfagas, los personajes golosos, trazados, sin embargo, con carácter reflexivo y coeniano sobre los que estos buenos cineastas pueden moldear a gusto aunque sea una adaptación literaria. Las obras más interesantes de los Coen son las que reconstruyen universos literarios a los que aportan su propio universo cinematográfico. Siempre impregnado de una intención moral, es un cine que imita al cine, un western que imita a los westerns de nuestra buena memoria, aquella que quiere guardar lo mejor.
Literarios hasta la médula, True Grit tiene también mucho de Joseph Conrad y su viaje por el corazón de las tinieblas. Un viaje iniciático para una niña de 14 años, su entrada en la vida adulta llena de violencia y muerte. Un cruce de frontera de la ingenua niñez (aunque la niña no tenga nada de ingenua) a la pura supervivencia en el nuevo oeste con pistola en mano. Para ello Mattie Ross (Hailee Steinfeld impresionante), y gracias a una voluntad de hierro y de carácter, cruzará el infierno en territorio hostil junto a un Marshall borracho, Rooster Cogburn (Jeff Bridges muy Lebowski) bajo contrato de previo pago, a los que acompaña otro buscador de forajidos, el ridículo Power Ranger de Texas, LaBoeuf (Matt Damon), para matar, más que detener, al asesino de su padre. Sólo así podrá Mattie volver junto a su madre y sus hermanos, y deducimos, convertirse en el cabeza de familia.
Su convivencia con la muerte comienza la noche pasada junto al cadáver de su padre y otros tres recién ahorcados, luego la adolescente será desvirgada de su limpia niñez con el disparo a bocajarro de Rooster al forajido de la cabaña y la muerte a cuchillo del muchacho del grupo, el ahorcado de la rama más alta de un árbol, o el disparo, sin la menor duda, contra el criminal buscado, Tom Chaney (Josh Brolin).
El rodaje está realizado en continuidad, para hacer el filme tan invernal y desolado como fuera posible, afirma el director de fotografía Roger Deakins, algo que el espectador interesado agradece, a pesar de algún tropiezo evidente como la escena en que Mattie cruza el río con el caballo y según llega y encara al Marshall y LeBoeuf está completamente seca, ella y el caballo.
Deakins lleva con los Coen una veintena de años pariendo joyas cinematográficas. Pero también Scorsese, Mamet, Robbins, Shyamalan, Dominik (¿recuerdan esa fotografía mágica de El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford?) han agarrado bien a Deakins que acaba de recibir su novena nominación al Oscar con True Grit. Deslumbrante ese viaje abstracto de Rooster transportando a una Mattie herida por una serpiente, ese naturalismo a veces exacerbado, la, aunque no lo parezca, variada paleta de colores, desde todos los interiores de la llegada de la niña a la ciudad, al trabajo de hogueras en la noche, la luminosidad invernal del viaje. Filmada en super 35 mm, con su grano tan característico, True Grit es un superlativo trabajo de fotografía e iluminación quedando bien patente su maestría en la escena de la cabaña de Greaser Bob, donde hay una escena nocturna exterior, una iluminación áspera interior, y un tiroteo diurno, tres miradas distintas que evitan que resulte una escena plana.
Los actores, incluidos los secundarios, están sublimes, aventajados. La niña sustenta todo el protagonismo y es la voz narradora, y mientras en la cinta de Hathaway estaba interpretada por una mujer de 21 años, aquí Hailee apenas tiene 13 años al comienzo del rodaje. Bridges y Damon dan el tono excéntrico requerido a sus personajes que acaban sus días en una barraca de feria, al menos uno. Remontando el paso más que discreto por las taquillas de su anterior trabajo, los Coen han vuelto con fuerza, para dejar a gusto al espectador que sale reforzado y aún con esperanza de que el buen cine no se extingue, aún.
Dir. y Guión: Ethan y Joel Coen | 110 min. | EE.UU.
Intérpretes: Jeff Bridges (Rooster Cogburn), Hailee Steinfeld (Mattie Ross), Matt Damon (LaBoeuf), Josh Brolin (Tom Chaney), Barry Pepper (Lucky Ned Pepper), Paul Rae (Emmett Quincy).
Estreno en el Perú: 10 de febrero de 2011
Estreno en España: 11 de febrero de 2011
Esta entrada fue modificada por última vez en 13 de febrero de 2011 18:10
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Ver comentarios
True Grit tiene todo lo que un western debe tener.
Me gustó el malo de Lucky Ned.
Por las fotos de Bridges se entiende que Hailee Steinfeld no es la que se mete en el río ni la que cae al pozo.
Algún Oscar se llevará...