Entrevista al cineasta boliviano Roberto Carreño

Roberto Carreño, director boliviano

El realizador boliviano Roberto Carreño forma parte del jurado del Concurso de Proyectos de Largometraje Exclusivo para las Regiones, 2012.
Afincado en Sucre, capital de Bolivia, Carreño ha estrenado en 2008 su largometraje La maldición de Rocha y se encuentra preparando el estreno de una serie televisiva.

Cines regionales, ¿cines marginales?

En esta conversación, el cineasta nos habla sobre la importancia del cine realizado al margen de los modos de producción tradicionales y en regiones alejadas de las capitales más grandes en Bolivia, articulando relaciones con lo que está pasando en Perú en la actualidad.

Roberto Carreño, director boliviano
Roberto Carreño, director boliviano.

¿Cómo se dió tu participación como jurado del concurso Dicine en Perú?
Se dió a razón de una convocatoria lanzada por Conacine (Consejo Nacional del Cine de Bolivia), para formar parte del jurado de este concurso de Dicine. Participé de esta convocatoria, y luego recibí la invitación. No conocía previamente a ninguno de los organizadores del concurso.

¿Qué referencias tienes del cine peruano en general? Y en particular, ¿qué conoces del cine que en Perú se llama el «cine regional»?
Lamentablemente no he visto tanto cine peruano como quisiera para poder dar una opinión fundamentada, esto porque es muy difícil en nuestro país ver material que no sea “hollywoodense”, debido a la poca importancia que se le da tanto al cine nacional como al latinoamericano en las salas de cine de Bolivia. Lo que sí se siente es el crecimiento del nivel técnico en la producción que realizan actualmente en Perú y la existencia de un movimiento de cineastas jóvenes gracias a que el gobierno peruano está ayudando cada vez más a su cine, ejemplo que Bolivia debería seguir.

En Bolivia, es fundamental que el estado comience a apoyar al cine: existen una serie de factores que realmente coadyuvarían a su desarrollo, como la descentralización del Conacine, la ley de mecenazgo, la reglamentación de la ley del cine y principalmente la existencia de un ente que se encargue de hacer cumplir estas leyes.

¿Qué relaciones puedes encontrar entre el cine que se realiza en Bolivia, fuera de las ciudades más grandes, y el cine peruano regional?
Más allá del centralismo y división de zonas favorecidas y desfavorecidas, la relación que encuentro es la clasificación como tal que se hace, llámese «cine regional», «marginal», «de guerrilla», etc. Que muchas veces puede ser mejor que el cine “oficial”. Es un cine que hay que apoyarlo bastante, ya que en este cine se pueden tomar más libertades al momento de experimentar, tanto en géneros como en la creatividad y el uso de recursos. Categorías dentro del cine siempre han existido, pero no creo que dividirlo regionalmente sea lo correcto.

Mucha gente hace una diferencia entre los términos cine regional, marginal o de guerrilla, pero creo que éstos tienen características muy afines. Son cines realizados generalmente en regiones donde no se produce cine, hecho con bajos recursos, donde el guión pese a ser lo más importante tiene que adaptarse a los medios que el cineasta posee, donde la creatividad se antepone a la carencia de recursos.

Como jurado del concurso de Dicine, ¿qué es lo que consideras más importante a la hora de evaluar un proyecto audiovisual?
Generalmente los festivales ya tienen establecido un criterio de evaluación para los proyectos y el jurado tiene que trabajar en base al criterio que ellos proponen. En el caso del concurso de Dicine, se tomarán en cuenta la calidad artística, cultural y comunicativa de los proyectos presentados.

¿Puedes contarnos un poco sobre tu formación y experiencia en el audiovisual?
El cine para mí siempre ha sido una fijación desde muy pequeño, como algo mágico, el momento en que escapas de la realidad y eres parte de lo que te están contando con imágenes. De un hábito de ir al cine religiosamente semana tras semana, nace mi formación audiovisual más por ver cine que por leer o por realizar estudios, ya que en Sucre no existe la posibilidad de estudiar cine. Además de esto, ver la falta de diversidad dentro de nuestro cine, me impulsó a entrar al mundo del audiovisual.

En 2008, estrené mi primer largometraje, La maldición de Rocha, proyecto que no se publicitó hasta su estreno, siendo una sorpresa para el público. Este fue un trabajo experimental tanto para mi como para mi equipo (Alucine Producciones) y para los actores, todos neófitos hasta ese momento, siendo el propósito demostrar que el cine ya no es privativo, que es un lenguaje universal y que va más allá del soporte. Obviamente tuvimos errores y para nosotros era como un examen ya que el resultado definiría si nos dedicábamos a esto o cambiábamos el rumbo. Gracias a Dios el público la recibió bien.

Luego de esto creamos el Festival de Cortometrajes “Fragmentos visuales” en Sucre, para poder ayudar a toda la gente que como nosotros quería incursionar en el audiovisual. Asimismo, creamos el concurso de guiones “Plasmando sueños”, para las personas que no tengan recursos y quieran ver su guión realizado.

Participamos también del Festival de Cortometrajes Cine y Vino en Tarija, con el corto «Malaya mi suerte», que obtuvo el primer lugar. Experimentamos con efectos especiales, stop-motion, animación 2D y 3D, lo que derivó en que la productora Cinecéfiro Films nos encargará la postproducción del largometraje Vidas lejanas (2011).

Después de esto, nuestro siguiente proyecto es una serie de televisión denominada «Crónicas chuquisaqueñas», cuyo objetivo es rescatar la memoria cultural, las leyendas, tradiciones y costumbres del departamento de Chuquisaca.

¿Cómo describirías al cine que se hace en Bolivia fuera de los circuitos tradicionales?
Es verdadero cine de guerrilla, digno de resaltar y de apoyar, generado gracias a la democratización del cine que trajo la tecnología digital. La mayoría de las veces, este cine se hace en Bolivia con capitales propios y sin ayuda, arriesgando mucho con la intención de mostrar un cine posible, que es incomprendido en su mayoría porque no se entiende como un ejercicio necesario a través del cual, a futuro, se podrían ver grandes cineastas.

Actualmente, ¿en qué proyectos estás trabajando?
Me encuentro preproduciendo el quinto episodio de la serie «Crónicas chuquisaqueñas». Tenemos previsto estrenarla en noviembre, con un total de 8 episodios que conformarán la primera temporada. En diciembre comenzaremos con la preproducción del largometraje «Mis años de estudiante». Al margen de esto sigo con la organización del Festival de cortometrajes “Fragmentos Visuales”, el concurso de guiones “Plasmando Sueños” y, desde este año, con Festival Mayo de Cine Boliviano en Sucre.

Entrevista: Mary Carmen Molina y Laslo Rojas


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