[Crítica] En «Sully», Clint Eastwood indaga formas inesperadas de encarnar el heroísmo


Uno de los motivos recurrentes en la filmografía de Clint Eastwood como director es el heroísmo: cómo se construye y cómo este es percibido, tanto por quien encarna ese ideal como por aquellos que lo rodean. Así como exploró distintas variables del heroísmo en «Flags of Our Fathers», Gran Torino, American Sniper y otras más, en su más reciente cinta titulada Sully: Hazaña en el Hudson, Eastwood vuelve a presentarnos a un ciudadano enfrentado a una situación extrema en la que debe salvar las vidas de un gran número de personas.

Tom Hanks interpreta al piloto Chesley «Sully» Sullenberger, quien logra realizar un amerizaje de emergencia en el río Hudson, después de que el avión que piloteaba sufre una avería. Tras esta hazaña que los medios califican de heroica, Sully debe enfrentarse a la autoridad aeronáutica, quien cuestiona su estrategia y lo investiga para determinar si la mejor medida era amerizar en el río o aterrizar en el aeropuerto más cercano.

Mientras que las autoridades parecen más preocupadas por los daños materiales que por la salvación de los pasajeros, el propio Sully se encuentra abrumado por el peso de la responsabilidad y por la nube de sospecha que se posa sobre él, lo que llega a afectar su vida familiar. Entonces la noción de heroísmo se ve distorsionada y puesta en duda.

La narración intercala constantemente las distintas etapas anteriores y posteriores al momento crítico previo al amerizaje. La impecable edición nos regresa a la escena de la hazaña dos veces, pero valiéndose de perspectivas distintas: desde la torre de control y desde la cabina del piloto. Esto complementa nuestra visión de los hechos y muestra todas las variables en juego que le permitieron a Sully tomar una decisión de vida o muerte, bajo una enorme carga de presión.

Como ha demostrado en tantas cintas de su filmografía, Tom Hanks es un especialista en dar vida a hombres ordinarios que de pronto se ven envueltos en una situación extraordinaria. En Sully ofrece una actuación brillante, en la que destacan la confusión y la incomodidad por el circo mediático que se cierne a su alrededor. Hanks luce especialmente convincente cuando argumenta por qué actuó de la manera en que lo hizo, tomando en cuenta aspectos que las simulaciones y los manuales pasan por alto.

En el rol del copiloto del avión, Aaron Eckhart logra una destacada química con Hanks, manejando un distendido ambiente de complicidad y respeto mutuo en los momentos previos al accidente, y de compartida frustración cuando deben afrontar juntos las investigaciones.

En «Sully» Clint Eastwood prioriza la contención de las emociones y la exposición de los hechos de manera documentada, sin que nada sobre ni falte. El octogenario cineasta pilotea esta cinta con la mano firme de un experto que sabe cómo generar tensión a pesar de que sepamos el desenlace de antemano y sin atravesar jamás los caminos fáciles del sentimentalismo y el discurso moralista.

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Una respuesta

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