“Salir del clóset”, una mirada a la comunidad LGBT+ en Lima

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A pesar de los grandes cambios sociales y culturales que se han dado en los últimos años, la discriminación sigue siendo una realidad latente en el Perú, ya sea a través de conductas intolerantes en el día a día o por los medios de comunicación que, muchas veces, promueven indirectamente estereotipos o comentarios ofensivos para las distintas minorías que habitan en el país. Tomando esto en cuenta es interesante observar un proyecto cinematográfico peruano enfocado en la comunidad LGBT+ desde un punto de vista realista que, más allá de encapsular a las personas por su orientación sexual, promueve una visión mucho más diversa y humana de lo que representa formar parte de esta.

En términos generales, el documental «Salir del clóset» propone una dinámica que podría resultar simple tanto en ejecución como técnicamente hablando: una serie de 10 entrevistas a distintos hombres homosexuales de Lima urbana, respecto a sus experiencias antes, durante y después de dar a conocer su orientación a personas de su alrededor. Sin embargo, más allá de mostrar a los entrevistados como víctimas de una sociedad que difícilmente los aceptaría en su totalidad, la selección de estos permite visualizar una gran variedad de experiencias que consolidan un collage de historias que van desde la aceptación propia, el sufrimiento, el miedo, la perseverancia, el trauma e incluso la diversión, teniendo en común el como todas comparten una sinceridad que dota a los diálogos de naturalidad y carisma.

Otro punto interesante es como el propio director, Alberto Castro, se involucra por medio de la inclusión de un cortometraje con temática gay que realizó durante su juventud, dando una razón bastante personal por la cual decidió realizar el documental. Es así como, a partir de estos fragmentos del corto que se presentan al inicio y al final de la cinta, se emplea una voz en off para dar a entender la visión del director respecto a su vida y lo que representa para él pertenecer a la comunidad casi rompiendo la cuarta pared y acercándose a un público que, en muchos casos, podría mostrarse distante a estos temas. Este es otro punto por el cual la palabra sinceridad toma especial relevancia en lo que el documental desea mostrar.

Por otro lado, es posible que el hecho de que el documental se haya grabado únicamente en la capital provoque cierta reacción debido a que en otras partes del país la invisibilización y la homofobia está incluso más presente; sin embargo, una vez intercambiadas algunas palabras con el director tras la función en el Centro Cultural PUCP llegué a la conclusión de que no solo resulta más caro grabar fuera de Lima, sino que encontrar a alguna persona homosexual que aceptase mostrarse públicamente resultaría entendiblemente complicado considerando lo antes mencionado. Igualmente, tal parece que la idea ha surcado por la mente de Alberto Castro quien, a lo largo de su filmografía, ha demostrado tener especial interés y un buen manejo de las temáticas queer, habiendo dirigido previamente el documental Invasión Drag (2020).

Volviendo a la película en sí, es posible observar que muchos entrevistados tienen un manejo algo vago en relación a las diferencias entre identidad, expresión de género y orientación sexual, hecho que puede resultar algo contradictorio pero que, igualmente, es ignorable considerando que la película está enfocada en la transparencia y la visión de cada una de estas personas. Agregar a esto el modo en que entran a colación distintos temas muchas veces ignorados dentro del colectivo LGBT+, como la discriminación dentro de esta, el encasillamiento entre personas homosexuales, los distintos conflictos familiares que esta situación puede involucrar y  la superficialidad al momento de encontrar parejas sexuales del mismo sexo.

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En cuanto al apartado técnico del documental, este maneja una edición bastante correcta, manteniendo un ritmo constante y atractivo más allá de la simplicidad visual que maneja la cinta. En cuanto a la fotografía, esta hace uso de algunas fotos netamente estáticas y las ya mencionadas entrevistas grabadas con cámara en mano, dando ese tono casero y cercano a lo que se ve en pantalla, básicamente como una invitación a la vida de cada uno de los entrevistados.

En conclusión, más allá de ciertas imprecisiones y una realización simple, el filme logra capturar el propósito del director por medio de un tema tan personal pero, al mismo tiempo, con el que muchas personas homosexuales pueden identificarse: el miedo y la inseguridad de lo que, en una sociedad como la limeña, representa “salir del clóset”. 


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