“LBJ” (2016): un protagonista inesperado de la historia estadounidense

LBJ-2016

Hay una costumbre cinematográfica estadounidense que consiste en realizar películas de ficción o documentales acerca de los presidentes que han tenido a lo largo de su convulsionada y muchas veces violenta historia. Desde Thomas Jefferson (“Jefferson in Paris” de James Ivory o el premiado film para TV “Sally Hemings. An American Scandal” de Charles Haid), Abraham Lincoln (“Abraham Lincoln” de D.W. Griffith o “Lincoln” de Steven Spielberg), Harry S. Truman (el film para TV “Truman” de Frank Pierson), Richard Nixon (el film para TV “The Final Days” de Richard Pearce, “Nixon” de Oliver Stone o “Frost/Nixon” de Peter Morgan) y, sobre todo, John Fitzgerald Kennedy (“JFK” de Oliver Stone, “Jackie” de Pablo Larraín, “Thirteen Days” de Roger Donaldson, “Parkland” de Peter Landesman, “Executive Action” de David Miller o el film para TV “JFK: The Smoking Gun” de Malcolm Mcdonald). 

Sin embargo, uno de los mandatarios que menos se ha visto retratado o analizado en la pantalla grande es Lyndon Baines Johnson, a pesar de que en su gobierno se dio la fundamental Ley de Derechos Civiles. La película para televisión “Path to War” (2002) es el antecedente más conocido al respecto. Precisamente, el largometraje “LBJ” (2016), de Rob Reiner (quien ha sido nominado cuatro veces a los Globos de Oro como Mejor Director), nos acerca un poco más a este polémico personaje que llegó a ser presidente debido al escalofriante asesinato público que sufrió J. F. Kennedy en Dallas, a las 12:30 p.m. del 22 de noviembre de 1963.

Woody Harrelson, destacado actor tres veces nominado al Oscar y cuatro veces a los Globos de Oro (que es recordado por sus roles en “Natural Born Killers” de Oliver Stone, así como en “The Messenger” y “Rampart”, ambas de Oren Moverman), personifica a Lyndon B. Johnson, otorgándole un convincente aire a ratos campechano y a ratos calculador, una innegable voz de mando ante sus asesores políticos y un sincero sentido del deber hacia su propio país cuando asume el gobierno estadounidense después del magnicidio. Por su parte, Jennifer Jason Leigh (que fue Daisy Domergue en el impactante western “The Hateful Eight” de Quentin Tarantino, rol que le valió ser nominada al Oscar y al Globo de Oro como Mejor Actriz de Reparto) interpreta aquí a la leal esposa de LBJ, que no duda en darle ánimos cuando los acontecimientos le son adversos. Es una mujer valiente que permanece a su lado en las buenas y malas.

Como el presidente Kennedy encontramos a Jeffrey Donovan, quien interpreta con solvencia al carismático mandatario demócrata. Unos años antes, este actor también había personificado a otro integrante del clan Kennedy (a Robert Francis) en la cinta “J. Edgar” (2011) de Clint Eastwood.

Otro aspecto a resaltar es la ambientación de la época (década de 1960) y el vestuario. Por ejemplo, la caravana presidencial realizada en las calles de Dallas llenas de gente, previa al asesinato de JFK, es muy verosímil. Los autos, el paisaje urbano, los peinados y la indumentaria están adecuadamente seleccionados.

El guion alterna los hechos del año del asesinato de Kennedy (1963) con los de algunos años previos. Es una narración cinematográfica presente-pasado cíclica que busca mostrarnos, primero, la fuerte e intransigente personalidad de L.B. Johnson (así como su gran experiencia en los temas de negociación parlamentaria) y, luego, su lealtad hacia los ideales políticos de Kennedy. Una actitud que lo convierte en un político muy lúcido, con una gran visión de futuro para el desarrollo de su país, porque entiende la importancia inmensa del delicado y decisivo momento histórico que debe enfrentar.

Por todo lo mencionado, “LBJ” es un valioso acercamiento a uno de los periodos presidenciales menos conocidos de los Estados Unidos, pero en el que se dio el impulso legal y político a un tema trascendental como la Ley de Derechos Civiles, gracias a la cual este país disminuyó de manera significativa el racismo salvaje y mortal que venía exhibiendo durante el siglo XX. Sin el aporte de Lyndon B. Johnson, sin su voluntad de cambiar las cosas, muy probablemente el demócrata Barack Obama no hubiese alcanzado la presidencia en enero del año 2009 sino muchos años después. O quizá hasta hoy no la habría alcanzado.

Además, en esta larga, sufrida y necesaria lucha por los justos derechos civiles de los afroestadounidenses, no se puede dejar de mencionar a personajes tan importantes como Rosa Parks, Martin Luther King, Malcolm X, John Lewis, Adam Clayton Powell (de quienes también se han realizado películas o documentales), Jo Ann Robinson, Dorothy Cotton, entre otros.

Finalmente, otro punto interesante de “LBJ” es el poder apreciar la relación tensa pero respetuosa que JFK y el tejano L.B. Johnson mantenían, con el presidente tratando de aprender políticamente de la mayor experiencia de su vicepresidente, pero teniéndolo siempre bajo control. Igualmente, la rivalidad innegable entre Robert F. Kennedy y Johnson también sostiene la atención de cualquier espectador interesado en la historia política estadounidense del siglo XX.

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