La cineasta suizo-peruana Klaudia Reynicke-Candeloro (Lima, 1976) estrena “Reinas”, su tercer largometraje de ficción y el primero que filma en Perú, en la World Cinema Dramatic Competition del Festival de Sundance, que inicia este 18 de enero. La película, una coproducción entre Suiza, Perú y España, fue coescrita por la directora y Diego Vega, quien junto a su hermano Daniel, y su empresa Maretazo Cine, coproducen el film.
Foto de portada: los actores protagónicos de “Reinas” son (de izq. a der.) Jimena Lindo, Luana Vega, Susi Sánchez, Abril Gjurinovic y Gonzalo Molina.
Además de su estreno en Sundance, se ha anunciado recientemente la selección de “Reinas” en el Festival de Cine de Berlín en febrero próximo, en la competencia Generation, pensada primordialmente para las audiencias jóvenes. (Este es entonces un año importante para el cine peruano, pues en esa sección de la Berlinale también competirá otra producción peruana este 2024: “Raíz”, del cusqueño Franco García Becerra).
La historia de “Reinas” nos ubica en el verano de 1992 en Lima, en el corazón de una familia de clase media alta, en el contexto de la crisis social y económica de aquellos años. La pequeña Lucía y su hermana adolescente Aurora están a punto de abandonar el país para siempre con su madre, y necesitan que su padre ausente firme los documentos de salida. A Carlos le ha convenido no ser papá hasta este momento, pero ahora sí buscará recuperar el amor de sus hijas, antes de que ellas dejen el país. Con un tono entre dramático y lúdico, propio de la inocencia de la niñez, “Reinas” explora los sentimientos encontrados entre padres e hijos de una familia quebrada por una realidad imposible.
Klaudia Reynicke creció en Perú, Suiza y Estados Unidos. Con experiencia en Bellas Artes y Ciencias Sociales, comenzó a realizar cine en la Escuela de Artes Tisch de la Universidad de Nueva York en 2005, y luego obtuvo una maestría en cine de ECAL – HEAD en Suiza. Su film debut, “Il nido” (2016), compitió en el Festival de Locarno, seguido de “Love Me Tender” (2019), que tuvo su estreno internacional en el Festival de Toronto. Previamente realizó el mediometraje documental “¿Así son los hombres?” (2013), donde aborda sus recuerdos familiares, una historia de mujeres y del patriarcado.
Conversamos con la directora Klaudia Reynicke, en los días previos a su participación en Sundance. Esta entrevista ha sido editada y resumida, por motivos de longitud y claridad:
Laslo Rojas: Klaudia, podrías empezar contándonos cómo se da tu relación con los hermanos Vega. ¿Cómo se logran conocer y cómo empiezan a trabajar juntos?
Klaudia Reynicke: Yo comencé la escritura de “Reinas” sola, eso fue durante más o menos un año, tenía la idea, la trama, definida. Mi anterior película, “Love Me Tender”, la escribí totalmente sola y en este caso tenía ganas de compartir este viaje de escritura con alguien más. Obviamente, mejor si era peruano, así que pensé en Diego [Vega]. A él lo había conocido en un festival en Ginebra hace años, y previamente en Locarno, cuando ellos presentan “El mudo”. Ahí conocí a Diego y a Daniel, yo estaba de pura turista. Pensé que sería bueno poder escribir este proyecto con una persona que esté más en contacto con Perú, porque yo la verdad es que estaba un poco fuera. Así que lo contacté, ya después me enteré que él también había salido de Perú en su juventud con su hermano, y se fueron a vivir al extranjero. Entonces de alguna manera su vida tenía algún contacto con la mía. También me ayudaba el hecho de que Daniel sí vive en Perú, eso le daba equilibrio al proyecto [N.E.: Diego radica en Barcelona actualmente].
El proceso de escritura fue muy bonito, durante cuatro años, en los cuales nos dábamos unas semanas el uno al otro. Nos hemos divertido mucho escribiendo este guion con Diego. Luego, la producción con Maretazo se da simplemente porque él ya tenía esta compañía con su hermano. Con mi doble nacionalidad suizo-peruana aquí pude encontrar una producción suiza, y obviamente como la película se iba a rodar en Perú, necesitaba una coproducción, una identidad totalmente peruana, y qué mejor que la compañía de ellos dos, personas que ya conozco, con quienes me llevo bien. Así fue, todo se dio de una manera muy orgánica.
LR: Me imagino que aquello en Locarno ha sido el 2013, cuando los Vega van con “El mudo”, e incluso ganan un premio allá.
KR: Sí, exacto. Mira, yo me los crucé en la calle en realidad (risas). Yo sabía que existían estos dos peruanos, que habían hecho “Octubre”, que yo no había visto pero de la que había escuchado porque habían ganado en Cannes, en Un Certain Regard. Entonces los veo en la calle en Locarno junto con el actor Fernando Bacilio. Me acerqué y les dije: “¿ustedes no son peruanos?” (risas). Ahí comenzó nuestra relación, luego el año siguiente me encontré de nuevo con Diego en un festival de Ginebra, él estaba presentando “El mudo” y yo presentaba un documental, “¿Así son los hombres?”. Ahí pudimos conversar y conocernos más. Después él se fue a rodar “La bronca”, con Daniel a Canadá. Yo me había leído ese guion, él había leído el mío, ya estábamos más en contacto, nos ayudamos un poco con los proyectos. Así fue, después de un año ya lo llamé y le dije: “sería muy bueno si lo trabajamos juntos”.
LR: Hablando de “¿Así son los hombres?”, en ese documental autobiográfico se puede ver una primera indagación sobre tu relación con el Perú. ¿Con “Reinas” es donde ya exploras a fondo esa idea de recordar tus orígenes? Porque en las otras ficciones que hiciste, como que no hay demasiados elementos autobiográficos, ¿o sí?
KR: Bueno, yo creo que todas las películas tienen algo de autobiográfico, las dos películas previas las escribí yo, eran también muy íntimas, aunque no relataban cosas de mi infancia vivida en Perú, ni nada de eso. Creo que todas mis películas tienen algo en común, hablan un poco de lo mismo, que siempre son alrededor de la familia, eso es algo que me interesa, siempre voy a buscar la manera de cómo desarrollar este tema.
El hecho de que “Reinas” suceda en los años 90, de que estas niñas se van para siempre al extranjero con la mamá, pues sí, es muy cercano a lo que viví yo, ya que me fui a los 10 años con mi madre y mi padrastro para siempre. Pero igual hemos recreado todo un contexto familiar, porque mi historia tampoco es como en la película. Por ejemplo, mi padre biológico se fue a EE. UU. cuando yo tenía 5 años y nunca más lo vi. Entonces, si bien no es exactamente igual, en la película están plasmados los sentimientos, de las niñas sobre todo, sobre lo difícil que es irse de adolescente, esa época en que uno tiene su vida y no le importa el contexto, todo le da igual y solo quiere ir a fiestas. Pero en la peli también está el punto de vista de los adultos, de los padres, que es algo que ahora yo lo puedo ver porque soy madre. Eso es lo que me interesaba explorar, cómo los puntos de vista cambian y cómo englobar todo esto para contar una historia con diversos puntos de vista, pero que el contexto social también sea una suerte de antagonista.
Juan Carlos Ugarelli: En la película, los dos personajes de las niñas tienen un peso muy importante, ellas cargan gran parte del relato. ¿Cómo fue el proceso para dar con estas dos actrices? Entiendo que ambas son debutantes en el cine.
KR: Sí, correcto. Yo estaba buscando a niñas que no tuvieran mayor experiencia en cine o televisión, porque con los jóvenes, es una forma muy diferente de trabajar. Por la manera en que dirijo a los niños, necesito frescura, entonces si me llega un niño que tiene mucha experiencia en televisión y comerciales, ya sigue un tipo de actuación.
Siempre es mucho más difícil encontrar a niñas que sean frescas, ¿no? Así que el casting duró muchísimo tiempo, yo recibía videos acá, a distancia, y por la pandemia se paró todo durante un año. Luego recomenzamos, pero era bien difícil encontrar al personaje de Lucía, la más pequeña. Los casting managers Paola [León] y Paulo [Paredes] continuaron mandando a su equipo a buscar opciones, yo les decía: “bueno, creo que tienen que salir y buscar en la calle”, y así, a Abril [Gjurinovic] la encontraron en un centro comercial. Estaba con su papá, la vieron más o menos dentro de la descripción que yo les di, y le pidieron que pase el casting. Lo vi el mismo día desde acá, y dije “¡wow, ella es!”. Me parece que realmente tiene la encarnación de esa persona que estoy buscando. Pero entonces me dicen: “tenemos un problema, no la encontramos (risas)”. Ahí nos enteramos que Abril vivía en Bruselas con su mamá, así que la suya era una historia un poquito similar a la de Lucía. Ella sí pudo venir acá a Suiza y aquí la conocí.
Con Luana fue muy divertido, porque era súper complicado encontrar al personaje adolescente, a Aurora. En un momento dado, conversando en Zoom con Daniel, su hija pasa por detrás, le pregunto qué edad tiene, y me dice que tiene 14 años. Entonces le digo: “¿y no quiere hacer el casting?”. Daniel me dice: “no, yo estoy metido en este mundo del cine, ella quiere exactamente lo opuesto, no quiere cine Klaudia, no está interesada en la actuación”. Y yo le digo: “mándame una foto aunque sea”, porque Luana no se dejaba ni ver. Me manda la foto y le digo: “oye, pero sería chévere igual, que trate”. Como yo estaba casteando a su amiga Mia Owens, le dije a Daniel: “¿por qué no le dices a Luana que acompañe a Mia el día del casting? A ver si se anima”. Ella aceptó, diciendo: “Ok, pero yo no quiero ser actriz, lo pruebo solo porque me divierte”. Lo probó y yo dije: “¡es que ella es!”. Así que ya ahí la convencí nomás. Fue un milagro con las dos realmente.
JCU: Continuando con el elenco, la actriz española Susi Sánchez regresó al Perú luego de 15 años de filmar “La teta asustada” para hacer su segunda película en nuestro país. ¿Cómo fue el proceso junto a ella para construir este personaje, de la abuela de una familia de clase media limeña en los años 90?
KR: Susi es una actriz muy generosa, desde el momento en que le di el guion y que tuvo ganas de hacer esta película, estuvimos en contacto. Ella ya conocía bien a Tatiana Astengo [quien también forma parte del reparto de la película], son amigas, entonces muy orgánicamente, de manera muy fluida, entró en su personaje porque, primeramente ya había estado en Perú, ya conocía un poco la idiosincrasia. Creo que entendía bastante bien lo que es este tipo de familia. Para ella, su personaje era la abuela, y lo que esta abuela quiere simplemente es proteger a su hija y a sus nietas de este señor muy “creativo”. Susi es una actriz con un talento tan enorme que, desde el momento en que ella entendió cómo encarnar y darle su propia alma y energía a esta abuela, la verdad es que yo la dejé hacerlo, porque vi que lo que ella daba era exactamente lo que necesitaba esta abuela, con su forma de ser un poco fría pero también muy cariñosa y divertida.
LR: ¿Cómo fue el trabajo con los actores peruanos, más experimentados, como Jimena Lindo y Gonzalo Molina? ¿Cómo fue la elección de ellos para sus respectivos papeles?
KR: A ellos los conocí también por los casting manager, primero por videos. Gonzalo tenía algo que me llamó mucha la atención, porque es una persona que aunque le pongas una escena muy dramática, muy oscura, él tiene esta luz muy natural, tiene ese entusiasmo en sí, y eso es lo que yo necesitaba para el personaje de Carlos. Necesitaba que la gente lo ame a pesar de que haga todas estas cosas que vemos en la peli. Después, ya en Lima, hablé con Gonzalo y fue bastante claro para mí que él podía darle estos colores diferentes a Carlos. Me encanta también él como persona, es muy curioso, un gran trabajador, siempre quería saber más sobre su personaje, y también llegó a hacer proposiciones que eran muy justas.
Igualmente, Jimena es una actriz con un talento enorme, es más, pude verla en el teatro en Lima cuando estábamos rodando, porque ella tuvo que alternar el rodaje con su actuación en una obra. Ella es muy precisa en su técnica. Creo que son tan diferentes los dos, que eso es realmente lo que me atrajo. Tenemos a Elena, que es un poco distante, fría, súper pragmática, pero al mismo tiempo muy cariñosa con las niñas, eso es lo que yo necesitaba, y lo que Jimena pudo dar de manera absoluta; y está Carlos, que era muy espontáneo, muy creativo.
JCU: Previamente has dirigido películas en Suiza, siendo “Reinas” tu primer largometraje de ficción filmado en el Perú. ¿Qué representó para ti el poder filmar en tu ciudad y en tu país natal?
KR: Fue un gran regreso, creo que parte de mí siempre quería regresar al Perú, pero yo no quería volver como una turista, o de vacaciones para ir a ver familiares, lo que ya había hecho. Cuanto más vieja me ponía, más necesitaba reconectar con Perú y con su gente, creo que esto era algo subconsciente. Ahora, con el proceso ya terminado, claro, me parece obvio, pero en ese entonces tenía esta ilusión de poder regresar y de colaborar con gente peruana. Porque creo que es la mejor manera de volver a crearse un tipo de vida, un tipo de paréntesis. Todos mis recuerdos de Lima, de Perú, estaban asociados a mi infancia, y eso es un poquito lo que vemos en la peli, que es realmente lo que yo dejé. También creo que como adulta, como madre, como peruana, yo necesitaba crear nuevas memorias, un futuro con lo que también es mi país. Fue increíble, muy bonito, fue un sueño en realidad poder hacer esto.
LR: Al ver “Reinas”, recordaba otras películas peruanas recientes, como “Norte”, como “Las malas intenciones”, “La bronca”, “Viaje a Tombuctú”, películas que tratan la experiencia de tener que escapar de Perú, en la época del conflicto armado interno. ¿Ustedes tuvieron como referencia alguna película peruana o de otras filmografías?
KR: “Las malas Intenciones” sí la he visto, claro. “La bronca” también. Yo conocía estas películas, que son muy bonitas todas. Creo que el hecho de haber vivido en esa época, y de tener esos recuerdos tan específicos de mi infancia, o sea los apagones, el “no salgas a la calle”, entonces era bastante normal para mí que mi primera película en Perú hable de esto, porque es lo que conozco mejor. En general, no creo que me agarre a referencias específicas peruanas, creo que simplemente hay películas en general, que pueden ser de coming-of-age, que me han gustado o que sí, influyen de una manera u otra. Pero no creo que en la escritura con Diego tuviéramos referencias específicas, solo tratábamos de avanzar con estos recuerdos míos y tratando de tener una vista general sobre eso.
JCU: La película narra la historia de esta familia en el contexto de una época social y política muy convulsionada en el Perú, en el verano de 1992. ¿Cuál fue el mayor reto para retratar ese contexto a nivel de guion y de puesta en escena, y poder plasmarlo en pantalla?
KR: Bueno, yo quería hablar de esta familia pero sin hacer del contexto un gran protagonista. El contexto tenía que ser parte de lo que ellos estaban viviendo, pero no es una película que hable del conflicto armado en sí. Eso es parte de lo que están viviendo. Entonces, creo que encontrar un balance, un equilibrio sobre eso fue lo más complicado en escritura, porque a veces nos íbamos muy lejos con el tema del conflicto, y luego decíamos, “uy, hemos perdido la historia de la familia”, o “hemos perdido la historia del papá”. El reto fue encontrar un equilibrio pero que funcione. Porque también es súper importante hablar de eso, es una realidad que obviamente existió en Perú, y también veo que, de modo más universal, es algo que se reproduce en la historia constantemente. En diferentes países siempre hay algo muy fuerte, un conflicto o una crisis que quiebra al país, que produce este tipo de viajes, de escapes. Entonces era importante poner en pantalla este tema, pero sin hacer una película sobre el conflicto. Y hasta el día del rodaje estuvimos viendo cómo solucionar esto, cómo lograr un buen equilibrio.
LR: Como yo también he sido niño en los años 80 y 90, es cierto, desde la inocencia de la niñez y de no tener real conciencia de lo que estaba sucediendo, uno vivía los apagones, la falta de agua, toda la crisis, pero igual recuerdo esos años como de las mejores épocas de la vida, porque todo era juego, diversión, sin preocupaciones. Realmente el mundo de los niños es otro, ¿no?
KR: Exacto, durante la escritura del guion contacté a muchos familiares que viven todavía en Perú, o que vivieron ahí, mi madre, tías, tíos, y les pedía que me cuenten cosas específicas, de cómo vivieron aquellos momentos pero como adultos. Porque yo, como niña, allá la pasaba súper bien, ¿no? Sí recuerdo que el tema del conflicto era algo omnipresente, y que los adultos de alguna forma siempre estaban hablando de eso. Entonces, ya siendo adulta y habiendo pasado tantos años, le decía a mi mamá: “¡es increíble cómo nos dejaban salir a la calle!”. Muchas de esas historias que me contaron, las incluimos en la peli, como por ejemplo cuando ellos salen en la noche en toque de queda, y los militares los detienen, eso le pasó a uno de mis tíos.
LR: Por último, nos puedes comentar sobre sus expectativas con el estreno en Sundance, y qué viene a continuación para la película.
KR: Mira, ya estar en Sundance para mí es algo enorme, no me lo puedo creer todavía. Fue algo inesperado, no sé cómo van a darse las cosas allá, pero con el hecho de estar ahí con la peli estoy feliz. Y luego, a continuar, a que aparezcan otros festivales, y espero que mucha gente vea “Reinas”, que para mí es una película de corazón, muy peruana, pero también con otras cosas del mundo. Esas son las expectativas, que continuemos viajando mucho con “Reinas”.
LR: Gracias por tu tiempo, Klaudia.
KR: Gracias a ustedes por haber visto la peli, y también por la entrevista, muchas gracias.
Entrevista realizada por Laslo Rojas y Juan Carlos Ugarelli, el 9 de enero de 2023, vía Google Meet.
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