Festival de Cannes: «Peak Everything» (2025), la ansiedad en la búsqueda de un vacío inalcanzable


Peak Everything (Amour apocalypse, 2025) fue, quizás, la sorpresa más grata que me encontré en la Quincena de Cineastas del Festival de Cannes de este año. Tal vez por eso he demorado un poco más en poner en palabras lo que esa película evocó. Ya de por sí hay un frenesí intrínseco en asistir al estreno de una película en el festival—especialmente cuando la directora, el elenco y el equipo están presentes en la proyección—; es casi la versión más elevada del cine como experiencia en comunión, su propósito original: unir a las personas.

El largometraje de la directora quebequés Anne Émond hace justamente eso, y habla sobre cómo el cine es mucho más que lo que está en pantalla; se vuelve la experiencia de ir al cine.

Al presentar la película se percibía un ambiente jovial. Cuando el equipo subió al escenario, las bromas no tardaron en surgir. Fue justamente un mensaje final, dicho por el protagonista Patrick Hivon, en el que mencionó que en ningún momento durante la realización del largometraje sintió ansiedad ni depresión, el que nos introdujo sutilmente en las capas que la película desplegaría solo unos minutos después.

El equipo de Peak Everything (2025), durante su estreno mundial en Cannes.

En el film seguimos a Adam, un hombre tímido y cándido, completamente paranoico por las catástrofes medioambientales que lo rodean. Vive paralizado, obsesionado con los distintos escenarios del apocalipsis y con lo vulnerable que se siente frente a ellos. Este tipo de personaje “paranoico” contrasta con una realidad de desastres naturales que ya estamos viviendo y que muchos parecen ignorar. Como ha sido tendencia en las nuevas ficciones de los últimos años, la temática de cómo nuestro sistema capitalista lucra con la ansiedad está muy bien representada: compras compulsivas para calmar angustias creadas por los mismos medios de comunicación.

Estas parálisis están tratadas con gran sutileza por Émond. Ese ambiente agresivo que el entorno parece ignorar—o asumir como una rutina más—se interrumpe cuando Adam conoce a Tina a través de un sistema de asistencia técnica de una lámpara que compra para manejar su ansiedad. Al principio, Tina es solo una voz sin rostro; más adelante la vemos como una persona real, con sus propios problemas, en un entorno distinto al de Adam. Esta figura, como metáfora, me parece maravillosa: el amor se percibe a partir del momento en el que uno se decide a comunicar su verdad, a ser honesto consigo mismo y verbalizar una idea que lo deje completamente vulnerable. Es en ese punto donde realmente se encuentra al otro. Y aunque en un inicio parezca solo un ente donde proyectar bienestar o sentimientos positivos, para que esa persona se vuelva real, y la relación también, hay que llevarla a tierra, dejar de idealizar y atreverse a vivir las siguientes etapas de lo que puede llegar a ser.

Tratar temas como el calentamiento global y el desplazamiento por crisis climáticas en contraste con enamorarse de alguien es un concepto que no suele desarrollarse, y resulta gratificante cómo Émond lo aborda con una ligereza cuidadosamente elegida. Las enfermedades mentales, como la que sufre el protagonista, están tratadas desde un código de comedia que refleja lo normalizadas que se han vuelto en nuestra época. Eso hace que el largometraje se sienta tremendamente contemporáneo. Los mitos del pasado y las proyecciones de un futuro apocalíptico ya se han hecho realidad, pero de una forma imprevisible. Todos somos conscientes del calentamiento global, y buena parte de la población ya ha tenido que desplazarse por ello. Sin ir muy lejos, en Madrid—donde yo vivo—la ciudad entera se paraliza en agosto por las altísimas temperaturas que se alcanzan.

Por eso se siente realmente refrescante cuando dejamos de convertir todo en una catástrofe y nos reímos, aunque sea un poco, de nuestra realidad. El cine también está para eso.

Amour apocalypse fue una bocanada de aire fresco frente a un mundo lleno de Trumps y noticias de genocidios en distintas partes del planeta. Ojalá llegue pronto a carteleras de todo el mundo.


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