Dir. Pablo Fendrik | 67 min. | Argentina

Festival de Lima: Sección Oficial Opera Prima

La película de Pablo Fendrik presenta algunas características de lo que se conoce en festivales y revistas de cine como «nuevo cine argentino”: título escueto, rigor y verismo en la mirada de la cámara, naturalismo y sobriedad en la dirección de actores, final abierto, todas ellas convenciones institucionalizadas, en cierto modo, en más de una década de producciones argentinas de repercusión internacional, que van desde El bonaerense y El custodio, hasta las recientes El otro y Una novia errante.

El director intenta apartar su ópera prima de aquellas etiquetas, optando por un breve thriller rodado a la manera de los hermanos Dardenne, es decir con una cámara pegada al hombro de su personaje y siguiéndolo en tiempo real. Vemos a un hombre ingresar a un colegio a matricular a su hijo, y en poco más de una hora lo acompañamos en todas sus acciones, en su angustioso deambular por la gran ciudad donde se le cruzan la sorpresa, el azar y la incertidumbre. Hay un intento por equilibrar el estilo personal, la mirada de “autor” con las fórmulas de género. Lo mejor de la cinta se encuentra en los climas de suspenso y tensión de algunas escenas, y en la presencia de un crispado y a la vez sereno Arturo Goetz quien, literalmente, lleva sobre sus hombros el peso de la historia, ofreciendo una lograda interpretación que hace creíble hasta un reencuentro imposible en algún momento de la película.

Aunque al cierre, se revelan algunos detalles del entorno vital y de las motivaciones del personaje, El asaltante, más que un largo, se asemeja a un boceto, a un eficaz cortometraje al que le han estirado los minutos de acción, que prefiere tensar las situaciones a interiorizar en su personaje o descubrirnos el mundo que lo rodea. Y, como en el caso de El otro, es de aquellos filmes hechos para el lucimiento de su actor principal. En el cine argentino de hoy la “política de autores” convive alegremente con la “política de actores”.