TL-1, mi reino por un platillo volador (2004)


TL1 - Mi reino por un platillo volador (2004)Dir. Tetsuo Lumière | 111 min. | Argentina

Intérpretes: Florencia Smayenka (Lara Peterson), Anna Carina (Karen Rys), Jorgelina Aruzzi (Elena Ríos), Olga Nani (Daniela Zanetti), Natalia Kim (Nadia Schaffer), Ana María Castell (Anahí de Lumière), Martina Perret (Salomé Sarli), Evelyn Bliman (Emma Connor), Leon Dugodny (Benjamín Friedman), Ernesto Suazo (Andrés Salomón), Claudia Schijman (Dra. Viviana Schantal), Verónica Moreno (Analía Lumière), Daniel de la Vega (Shon Conery)

Estreno en Perú: 22 de marzo de 2007

Este filme promete ser uno de los más entretenidos homenajes al cine, la infancia y la imaginación. Pretende ser una especie de Ed Wood argentino; aunque, como veremos, hacer una buena mala película es más difícil de lo que parece. El filme es la falsa biografía (¿o presunta autobiografía?) de Tetsuo Lumière, el realizador de esta simpática obra.

TL1 - Mi reino por un platillo volador (2004)

Ya desde sus primeras imágenes este filme nos muestra un trabajo de acabado formal muy imaginativo, desde episodios de animación hasta imitación de las obras clásicas de los hermanos Lumière y de los primeros ejercicios del cine mudo. Las secuencias iniciales, sobre todo, resultan no sólo divertidas sino entrañables y entroncan formalmente con otros filmes de este estilo (como Filmatrón o La Antena, aunque sin el filo crítico de esta última), que conforman una tendencia dentro del cine argentino actual. La ironía de usar en una de las primeras tomas el conocido obelisco de Buenos Aires para jugar con la idea del los OVNI marca una pauta de humor constante a lo largo del filme. El cual está compuesto por aparentemente todas las obras de este realizador; las cuales van sumándose hasta llegar a la última, referida a su más temprano sueño: filmar una película sobre platillos voladores. Todas ellas elaboradas con un tratamiento que va de lo naif a la reiteración del amateurismo más explícito; pasando por diversas escenas de un notable humor visual.

Un segundo elemento a destacar es el uso de la música. Especialmente logrado me parecen las piezas de Debussy al inicio del filme, con esa apelación al color y la imaginación desbordante de las escenas iniciales de TL1. Sigue luego con Beethoven, para avanzar luego hacia Grieg o Chaikovski; con un festivo toque de Mozart por allí. Este secuencia musical acompaña la evolución del personaje y soporta las extravagantes vicisitudes de su existencia.

TL1 - Mi reino por un platillo volador (2004)

Sin embargo, conforme nuestro héroe va avanzando hacia su corta y definitiva adultez, el filme también va decayendo; debido, principalmente, a la repetición constante de escenas cada vez más «malas». No nos referimos a los encantadores –y, a veces, sutiles– errores y deficiencias que muestra Burton en su Ed Wood; sino de fallas poco “creativas” que cada vez dan menos risa y, en cambio, generan cierto agotamiento, justamente por falta de imaginación para mantener la autoironía que tan eficazmente exhibe Tetsuo en la primera mitad de su obra. No obstante ello, siempre quedan chispazos de humor que sostienen el filme hasta su final.

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