Cine regional peruano: Cinco cineastas conversan


  • Como parte de la muestra “De la cultura oral al cine de género: la expansión del cine regional”, se realizará un coloquio con cinco cineastas regionales peruanos, este jueves 4 de julio en la sala Ventana Indiscreta de la U. de Lima

1996 fue un año relativamente gris para el cine peruano, el negocio en general se resentía por la crisis económica, había pocas salas, cuatro años antes Fujimori había derogado la ley de cine que desde tiempos de Velasco y por 20 años –para bien o para mal- había sostenido la producción cinematográfica.

En ese contexto llegó a las salas limeñas, en mayo de 1996 y luego de un azaroso recorrido, “Asia, el culo del mundo”, tercer largo de Juan Carlos Torrico, fue un fracaso de crítica y de recaudación. La cosa mejoró cuando Francisco Lombardi estrenó su octavo largo “Bajo la piel” en octubre de 1996, que a la larga resultó ser uno de los filmes más logrados del cineasta tacneño.

"Lágrimas de fuego", José Gabriel Huertas (izq) y Carlos Lavio (der).

Esa es la foto oficial del cine peruano: dos largometrajes estrenados en 1996, sin embargo –y como en las mejores historias de terror- algo se larvaba debajo de la superficie. En abril de ese año, en Ayacucho se reunían varios amigos para alcanzar un sueño casi imposible: rodar una película en los márgenes de la industria, sin técnicos, sin actores profesionales, en video, pero con muchas ganas y empeño.

Los amigos eran José Gabriel Huertas, Luis Berrocal, Carlos Lavio, Melinton Eusebio, Víctor Eusebio y Carlos Noa, y su sueño sería a la postre el filme Lágrimas de fuego, película fundacional ayacuchana, fungiendo como director el profesor Huertas, quien tenía cierta experiencia teatral (pero la verdad es que nada está muy definido en este cine, los roles se intercambian y al final todos asumen un poco de dirección, otro poco de fotografía y así por el estilo.)

La fuerza de un heroeSin conexión alguna, en ese mismo año en Juliaca, un licenciado de la fuerza aérea se planteaba la realización de una película, era Ramiro Díaz Tupa, quien alguna vez contó que: “Trajeron la película Titanic y yo me inspiré en esa película. ¿Por qué no podemos hacer una película en nuestro lago Titicaca? Si traen la película “La vida es una sola”, “La boca del lobo”, ¿por qué no hacer una producción aquí en Juliaca? Todos me decían que estaba loco.”

Díaz no se amilanó y sacó adelante La fuerza de un héroe ficción en memoria del comandante Emilio Gonzáles Andía que organizó brigadas civiles para luchar contra la delincuencia y el terrorismo, una película de acción en el altiplano.

Esa fue la génesis del llamado cine regional peruano y por lo que vemos desde un inicio igualó la apuesta de Lima estrenando dos largos en su limitado pero dinámico circuito, lo que vino después es más o menos conocido por todos: una amplia camada de cineastas amateurs cogieron las cámaras de video y se echaron a rodar todo tipo de historias, primero en Ayacucho y Puno y luego en cada punto del territorio nacional.

17 años después las cosas han cambiado para el cine regional: no se ha consolidado un mercado, los altibajos en términos de calidad son permanentes y quizás la vitalidad de un primer momento se ha perdido, pero se ha ganado un espacio y muchos creadores tienen carreras en camino de consolidación (o lo que puede ser más cercano al término en el precario panorama del cine peruano).

Además, esta corriente artística ha concitado la atención de la academia, pues si bien los méritos estrictamente cinematográficos muchas veces escasean, no se puede decir lo mismo de los aportes sociológicos y antropológicos que brindan las historias de terror, melodramas, comedias y filmes de acción que ya superan largamente la centena.

Cinco cineastas regionales peruanos
Vallejo, Eusebio, Pacco, Quintana y Acosta

Todo aquel que haya visto por lo menos una decena de esos largometrajes se planteará preguntas como: ¿Cuál es la génesis de las historias? ¿Cuál el sistema de producción? ¿Cómo reditúan económicamente? ¿A dónde va esta apuesta?

Quizás en búsqueda de esas repuestas se hallan Emilio Bustamante y Jaime Luna Victoria, dos especialistas en el tema y quienes son –si cabe el adjetivo- “cineregionalistas” de vanguardia, ellos se encuentran en plena investigación sobre el cine regional para el Instituto de Investigación Científica de la Universidad de Lima, y en el marco de esa labor han organizado la muestra “De la cultura oral al cine de género: la expansión del cine regional” incluyendo la proyección de cinco largometrajes, pero “la pepa” del evento es el coloquio que se realizará el jueves 4 de julio a las 11 am en la sala Ventana Indiscreta de la U. de Lima, con la participación de Dalmer Quintana (Huancayo), Roger Acosta (Arequipa), Miler Eusebio (Ayacucho), Percy Pacco (Juliaca) y Henry Vallejo (Puno). Todos ellos realizadores en activo, con por lo menos un largo en su haber y con expectativas de seguir produciendo.

Más detalles del evento y la programación han sido publicados por Héctor Turco en su blog.


Una respuesta

  1. […] en los que participaron los cineastas cuyas películas fueron exhibidas. En el primero (julio del 2013) participaron Roger Acosta (Arequipa), Miler Eusebio (Ayacucho), Dalmer Quintana (Junín), Percy […]

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