Entrevista a Cecilia Atan y Valeria Pivato, directoras de “La novia del desierto”


Durante la última edición del Festival de Lima, pudimos conversar con las directoras argentinas Cecilia Atan y Valeria Pivato, cuya película “La novia del desierto” fue elegida como la mejor ópera prima en este certamen. Se trata de una road movie que narra la historia de Teresa (la chilena Paulina García), una mujer que después de trabajar durante décadas como empleada doméstica en una casa en Buenos Aires, acepta un trabajo en la provincia de San Juan y abandona su pequeño mundo seguro para transitar uno desconocido e imprevisible.

En esta entrevista conversamos con las directoras de este drama sobre la inspiración de este proyecto, el estreno de la película en la sección Una cierta mirada del Festival de Cannes, su experiencia previa como asistentes de dirección de cineastas como Juan José Campanella y Pablo Trapero, su próximo proyecto juntas, entre otros temas.

“La novia del desierto” muestra la posibilidad de una nueva oportunidad en el amor para dos adultos solitarios, en paisajes desérticos. ¿Cómo nació la idea de contar la historia de estos personajes en ese contexto?
Cecilia: El germen de “La novia del desierto” tiene que ver con retratar un personaje que estuviera en lo que nosotras llamamos un “no lugar”. Al comienzo de la película, el personaje pierde su status quo y de alguna manera ese obstáculo se transforma en una fortaleza. Entonces, queríamos contar la historia del personaje a partir de este limbo que es el desierto, entendiendo el desierto tanto de manera literal, pero también como una metáfora de este espacio que ella tiene que atravesar para poder resurgir.

Valeria Pivato y Cecilia Atan, directoras de «La novia del desierto».

En la película se muestra la fe de los habitantes del pueblo por una santa local. ¿Por qué incluyeron el tema de la fe como una motivación de los personajes?
Valeria: Tratamos de incluir ese tema de una manera amplia. El tema de la santa es solo un ejemplo de fe, pero no queríamos referirnos a esa única fe, porque justamente lo que descubre Teresa en el recorrido es su posibilidad de volver a creer en ella misma, en los otros, en el destino. Entonces la fe está presente, pero en un sentido amplio, personificado en la figura del santuario de la difunta Correa. Pero no solo es un pueblito donde se la venera, sino que es venerada en todas las rutas de Argentina, porque es una santa del camino.

¿Es una santa que existió?
Valeria: En realidad es una santa pagana. El mito cuenta que ella atravesó el desierto con su bebé recién nacido en brazos siguiendo a su marido que fue alistado en el Ejército. Durante ese peregrinaje ella murió y la encontraron dos días después unos arrieros. Su bebé estaba vivo porque sobrevivió amamantándose de ella. Entonces eso se conecta con la idea del desierto como un espacio en el que la vida se impone sobre la muerte, donde uno puede trascender o donde a veces uno necesita morir para volver a nacer.

«Tratamos de buscar a una actriz que personifique a una mujer de Latinoamérica. Queríamos contar una película que pueda atravesar fronteras, que sea una película latinoamericana, que nos represente más como sector del mundo que como país».

Este es el primer largometraje que ambas dirigen. ¿Cómo se dividieron las distintas tareas de la realización?
Cecilia: Para ambas era un desafío. Nosotras nos conocemos desde hace mucho tiempo, hemos trabajado juntas asistiendo a otros directores, en el mismo equipo de dirección, lo que ya generaba una dinámica que sabíamos que funcionaba. De todas maneras, el proceso de trabajo con una película propia es diferente. Creo que el haber escrito el guion juntas durante aproximadamente tres años hizo que fuéramos conociéndonos y conociendo la historia. Cuando llegamos al rodaje, sabíamos lo que queríamos contar y habíamos dividido las tareas. Sin embargo, llegamos allí y fluyó diferente porque las dos hacíamos de todo. No te puedo decir que hubo una estrategia concreta, a veces las directivas las daba Valeria, a veces las daba yo. Fue una experiencia en la que aprendimos muchísimo. Queremos seguir dirigiendo juntas, porque también encontramos mucha fortaleza la una en la otra.

¿Cómo seleccionaron a sus dos protagonistas, la chilena Paulina García y el argentino Claudio Rissi?
Valeria:
El proceso de selección de cada uno fue muy disímil. Paulina está con nosotros en el proyecto desde 2013. Cuando empezamos a pensar en Teresa, tratamos de buscar a una actriz que personifique a una mujer de Latinoamérica, no pensamos exclusivamente en actrices argentinas. Queríamos contar una película que pueda atravesar fronteras, que sea una película latinoamericana, que nos represente más como sector del mundo que como país. Y en esa búsqueda apareció Paulina, le acercamos una primera versión del guion, ella lo leyó y le fascinó el personaje.

¿Ya la habían visto ustedes en la película chilena “Gloria” de Sebastián Lelio?
Cecilia:
La vimos durante el proceso de selección.

Valeria: En cambio, Claudio Rissi se incorporó mucho más cerca del rodaje. Cuando lo contactamos, él estaba haciendo una obra de teatro en Buenos Aires llamada “Terrenal”. Fuimos a ver la obra y empezamos a cerrar la idea de que él era nuestro personaje, pero era imposible congeniar los tiempos, porque Buenos Aires queda a mil kilómetros de San Juan, entonces él no podía tener funciones en la semana y a la vez filmar en San Juan, era imposible la logística. Finalmente, nuestro rodaje se retrasó casi cinco meses y cuando cambiamos las fechas, él automáticamente pudo ser parte del proyecto.

Teresa es una mujer hermética, de pocas palabras y emociones contenidas. ¿Cómo trabajaron con Paulina García la construcción del personaje y su lenguaje corporal?
Cecilia: Al haber estado Paulina involucrada tanto tiempo antes, pudimos escribir en función de ella, conociendo el gran arco dramático que tiene como actriz. Cuando se fue acercando el rodaje, ella llegó a Argentina un mes antes, empezamos a hacer ensayos, primero solo lecturas y después incorporando el movimiento corporal. Nuestra sensación es que Paulina abordó el personaje primero desde el cuerpo y después vino todo lo demás. Si bien conversamos muchísimo, la meta no era intelectualizarlo, sino sentirlo. Además, lo que hicimos fue tratar de rodar en orden, para que ella pudiera filmar primero todas las escenas de la casa, para que ella conociera los espacios y pudiera, durante esa semana de rodaje, absorber esos 30 años en los que Teresa trabajó allí. Y luego la lanzamos al viaje.

Valeria: Esa primera semana en la casa la ayudó a entender de dónde partía para saber hacia dónde tenía que ir. Como dice Cecilia, no buscamos intelectualizarlo, sino más bien tratar de sentir los ruidos, los olores, los silencios. Creo que fue muy interesante el resultado, pues ella entendió estando ahí esos 30 años que había vivido el personaje en esa casa.

¿Cómo fue la experiencia de estrenar su ópera prima en «Una cierta mirada» del Festival de Cannes?
Cecilia:
Es el festival con el que uno puede soñar, pero pocos llegan. Para nosotras fue un honor y un privilegio. La posibilidad de que la película sea proyectada en Cannes representó una ventana enorme al mundo. No lo esperábamos. La realidad es que teníamos pensado para la película otro recorrido más modesto. Luego que ganamos el premio de Cine en Construcción en Toulouse, tuvimos la posibilidad de presentarnos a Cannes y después recibimos la buena noticia de estar en la sección «Una cierta mirada», al lado de directores enormes. Aprendimos mucho en todo el proceso y tener la posibilidad de que la vea el mundo fue maravilloso.

Claudio Rissi y Paulina García, protagonistas de «La novia del desierto».

¿Qué es lo que más les impactó de estar en Cannes?
Valeria: Antes de estrenarla, nosotras teníamos la sensación que el tema de la película era universal. Y justamente al haber estado en Cannes, tuvimos la confirmación y la sensación de que la película toca una cuerda que conecta con cualquier persona de cualquier nacionalidad. De alguna manera elegimos a Teresa para contar esa historia, pero en realidad la circunstancia de que sea una mujer y una empleada doméstica, es justamente eso, una circunstancia, porque el recorrido que hace el personaje habla de un tema universal, que tiene que ver con conocerse uno mismo.

Valeria, has trabajado como asistente de dirección de Juan José Campanella y Pablo Trapero. ¿Cuál fue el mayor aprendizaje que obtuviste trabajando con ellos?
Valeria:
Cuando me preguntan qué nos inspira, realmente creo que para ambas el set es nuestro lugar más claro de inspiración. Al haber trabajado con directores tan diferentes, pude ver y entender cómo hay muchas maneras de abordar un obstáculo. Un rodaje es una continuidad de obstáculos, es decir, hasta que vos como director encontrás lo que estás buscando, hay muchas cosas que hay que atravesar para poder llegar allí. Y justamente haber trabajado con estos dos grandes directores creo que me dio esa visión amplia del arco de cómo se puede hacer y de que no hay una sola manera de hacerlo. Creo que está buenísimo estudiar cine, es algo que obviamente a mí me formó, pero realmente siento que el cine es un oficio y los oficios se aprenden haciendo. Entonces el set es la mejor manera de aprender.

«Un rodaje es una continuidad de obstáculos, es decir, hasta que vos como director encontrás lo que estás buscando, hay muchas cosas que hay que atravesar para poder llegar allí».

Cecilia, en tu caso, ¿qué aprendizaje te marcó más de los directores con los que trabajaste antes?
Cecilia:
Yo empecé a trabajar en cine a los 18 años. No estudié cine, sino que fue puro oficio, trabajé con directores absolutamente diferentes de Argentina y del mundo. Y pude entender a lo largo del tiempo la flexibilidad que se necesita para dirigir. Uno puede planear todo al pie de la letra, pero por suerte en el proceso siempre existe el azar y si uno sabe aprovecharlo, sin duda va a enriquecer la película. También es necesario entender lo mucho que crece una película si el director sabe escuchar, dar y recibir, pero también trabajar en equipo. Por más que uno tenga una mirada clarísima, creo que una película se construye a partir de todo un equipo, uno escribe un guion y eso se convierte en película gracias a mucha gente. Saber aprovechar eso e incorporarlo en tu historia es todo un arte del director, que no todo el mundo tiene. No digo que yo lo tenga, pero digo que lo vi y por lo menos trato de ponerlo en práctica.

También tuviste una participación como actriz en “Tesis sobre un homicidio” con Ricardo Darín. ¿Qué recuerdas de esa experiencia delante de cámaras?
Cecilia:
Fue una linda experiencia tener la posibilidad de estudiar actuación. Es muy enriquecedor como director, me parece que entendés al personaje desde el cuerpo también. Cuando estoy en la escritura del guion, debo pasar por el cuerpo los diálogos y sentir si son orgánicos o no a partir de lo que yo aprendí como actriz. En cuanto a la experiencia de estar en “Tesis sobre un homicidio”, fue enorme para mí, nunca había estado en una película con una producción tan grande. A Ricardo Darín lo conocía pues ya había trabajado también con él como técnica, así que a la vez fue como estar en familia.

¿Te gustaría en algún momento volver a actuar?
Cecilia:
Me gusta expresarme de las maneras que puedo y que sé. Durante muchos años mi foco también estaba puesto en la actuación. Ahora con “La novia del desierto” se corrió un poco ese foco, pero sí, la verdad es que si llega la propuesta para actuar, no me negaría (risas).

¿Cuáles son sus siguientes proyectos después de esta película?
Valeria:
Justamente estamos en el proceso de investigación. Es un largometraje de ficción que vamos a coescribir y a codirigir. Básicamente va a seguir un lineamiento que vemos en “La novia del desierto”, que tiene que ver con el empoderamiento femenino. Es una historia que es llevada adelante a partir de un personaje femenino, quien tiene que atravesar conflictos personales y con otros personajes también. Nos parece atractivo en este momento el poder profundizar esta búsqueda de más personajes femeninos que protagonicen películas, que no sean siempre accesorios a un personaje principal masculino.

Cecilia: Además, los personajes femeninos en su mayoría están contados por hombres. Entonces incluso las que son protagonistas no siempre nos representan. Entonces, como dice Valeria, queremos profundizar en esa línea para que haya más mujeres y más miradas femeninas en el cine.

Entrevista realizada por Juan Carlos Ugarelli, en San Isidro el 6 de agosto de 2017.
Foto de las directoras Cecilia Atan y Valerian Pivato: Juan Carlos Ugarelli.

Bonus: Recomendamos que vean también esta entrevista con las directoras, realizada por la asociación Directores Argentinos Cinematográficos.


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