Con Claudio nos conocimos hace año y medio, cuando el destino y la cinefilia conspiraron para que coincidiéramos en el 27 Festival de Cine de Guadalajara. Boliviano del Estado Plurinacional y paceño de corazón como se autodefinía, visitaba la tierra tapatía integrando el jurado FEISAL (Federación de Escuelas de la Imagen y el Sonido de América Latina) y quien escribe lo hacía como jurado FIPRESCI. Sin embargo, ello no impidió que la amistad y la camaradería fluyeran de inmediato entre nosotros y que aquel momento fuera especial, pues se trataba de nuestro primer viaje al exterior tras el final de la pandemia que por dos años había paralizado casi por completo cualquier actividad cinematográfica presencial.

Claudio tenía ya un lugar ganado en la cinematografía de su país como crítico e investigador. En los albores de este siglo formó parte del cambio que se dio dentro de la crítica boliviana, cuando los jóvenes de la llamada generación Internet nacida en democracia dieron el (a)salto desde páginas web como Cinemas Cine a las columnas de opinión en periódicos de circulación nacional, provocando un renacer de la crítica y los textos especializados de cine en medios masivos. Como muchos que empezamos en el oficio en modo online, siguió ese camino para luego incursionar, sin dejar de lado lo digital, en revistas y diarios impresos, en la radio y la televisión, convirtiéndose en una voz respetada en el cine boliviano, colaborando permanente en medios de su país y del exterior.

Además de crítico e investigador, se desempeñó con encargado de distribución, exhibición y programación de la Cinemateca Boliviana, y docente de la Escuela Andina de Cinematografía (EAC) en La Paz, proyecto académico de la Fundación Grupo Ukamau cuya máxima figura es el cineasta Jorge Sanjinés. Entre sus últimas colaboraciones, cabe mencionar sus críticas, comentarios y artículos sobre cine, literatura, historia y música en el suplemento Ramona del diario Opinión, en diario La Razón y su conducción de la primera temporada del programa de cine Nada que ver por Abya Yala TV.

En sus escritos e intervenciones iba más allá del habitual comentario de estrenos comerciales y festivaleros, entrelazando sus análisis con el contexto político y social de cambios en Bolivia y con la memoria fílmica e histórica de su país, aportando así al rescate y preservación de la misma. Fruto de esa inquietud son sus libros Los aviones en el cine silente boliviano (Editorial 3600, 2013), Notas y críticas de cine en La Esquina (Editorial 3600, 2013), Notas y críticas (II). Textos libres sobre cine (Pandemia Ediciones, 2020) y Arturo Posnansky y el cine. El argumento de La Gloria de la Raza (2020), su investigación sobre el filme desaparecido de 1926 que dirigió Arturo Posnansky, personaje singular comparable a un Fitzcarraldo altoandino, considerado uno de los pioneros del cine boliviano y precursor de los efectos especiales.

Precisamente, en agosto del año pasado vino a Lima a presentar su última obra en la sede de la Biblioteca Nacional, en un evento organizado por la APRECI en el que compartió, con generosidad y bonhomía, sus hallazgos con colegas peruanos, una actividad que replicaría meses después en otra presentación en Arequipa, aunque no era la primera vez que aterrizaba en estas tierras. En 2019 el Festival de Cine de Lima lo invitó a integrar el jurado de la crítica internacional de su 23 edición, el cual otorgó su premio a la brasilera «Bacurau», de Kleber Mendonça Filho y Juliano Dornelles. Su conexión con Perú se mantendría a través de sus colaboraciones aquí en Cinencuentro, y en sus notas dedicadas al cine producido en Puno. Abogaba por el reencuentro entre las cinematografías boliviana y peruana partiendo de sus coincidencias culturales, históricas y geográficas con el altiplano y la nación aimara.

Con apenas 37 años, Claudio Sánchez nos dejó este miércoles 13 en La Paz. Su temprana partida -que en este triste momento me resuena a la del cineasta puneño aimara Oscar Catacora, quien falleció de manera sorpresiva, y siendo joven y talentoso como Claudio- es motivo de luto y pesar en la comunidad audiovisual de su país y latinoamericana, y en quienes tuvimos el privilegio de conocerlo y considerarlo como entrañable amigo y colega. Buen viaje, Claudio.