El cine latinoamericano ha repuntado en los últimos años. Hay un interés particular por conocer -y trabajar- las historias que se cuentan, escriben y realizan en el séptimo arte de habla hispana. Más aún cuando la industria cinematográfica norteamericana parece haber entrado en una etapa de debilidad creativa que le ha obligado a buscar nuevas historias, a bajar la mirada hacia ese cine que se hace al sur de sus fronteras.

Una de las maneras en que han sabido beneficiarse de la mirada latina ha sido invitando a realizadores mexicanos como Cuarón, Gonzáles Iñarritu o Guillermo del Toro. Fruto de estas participaciones, Latinoamérica ha logrado captar interés del público no sólo norteamericano, sino también europeo y asiático, además del reconocimiento de la crítica en festivales como Cannes, San Sebastián o los mismos premios Oscar.

Uno de estos directores latinoamericanos que ha logrado ese reconocimiento al trabajar en grandes producciones hollywoodenses es Walter Salles que, fruto de su último filme Línea de pase (Linha de Passe, 2008), fue entrevistado en el programa Hard Talk de la BBC de Londres.

En dicha entrevista, además de hablar sobre su última película -un drama sobre fútbol y sueños no realizados-, Salles habla sobre sus proyectos anteriores, su concepción del cine social, la problemática de la violencia, las nuevas aspiraciones de la juventud carioca y los estereotipos del nuevo cine brasilero.

Otro punto interesante de la entrevista es el tema de la actuación, donde Salles habla de su gusto por combinar en un mismo proyecto actores reconocidos de la talla de Fernanda Montenegro, con nuevos rostros como Vinícius de Oliveira -que protagonizó Estación Central (Central do Brasil, 1998) y que diez años después brilla en el nuevo filme de Salles. Esta convergencia le permite al director dotar a la película de dos aspectos importantes, por un lado elevar la calidad del filme y por otro lado enraizar la película en una realidad específica.

El director reconoce que en su país -y en su cinta- hay una falta de la figura paterna desde hace décadas, pero que ese problema no sólo fomenta la violencia, sino que ha sido también un factor determinante en la colectividad y en el nacimiento de hermandades para compartir con los demás. Salles habla sobre el otro lado de la juventud brasilera, ese lado que no se ven en sus filmes, donde los jóvenes quieren reinventar el futuro, donde desean crear una identidad nacional distinta que les permita reinventar un nuevo Brasil, refutando lo que el destino les tiene marcado.

Aquí la segunda parte de la entrevista.