«El cine peruano ataca», en Cinépata

Av Peru en Chile

Dando inicio a la Semana de Cine Peruano que han preparado en el sitio hermano Cinepata.com, republico en CNC un texto que tuvieron a bien encargarme los amigos chilenos.
Pero primero debo recomendarles que lean este otro artículo, «La venganza de internet», escrita por el maestro de maestros, el Yoda de América Latina (aunque sería más el Obi Wan, por aquello del tamaño, pero bueh), don Héctor Soto.

¿Ya lo leyeron? Bueno, si aún les sobra algo de tiempo, malgastenlo aquí. Va una apretada presentación del nuevo cine peruano, o algo así:

Av Peru en Chile

Hace un par de años, en Santiago, fui testigo presencial de un momento típico del que desde entonces conocí como «cine garage». Eran los eufóricos días posteriores a los conciertos de Radiohead (la mejor banda del universo, por si es necesario recordarlo), y esperaba junto a un amigo peruano en un restaurant «español, porque la comida chilena es muy mala», a un escritor devenido en cineasta, muy famoso él, con quien habíamos concertado una cita desde Lima.

Los minutos pasaban y las ricas tapas se acababan, cuando de pronto, Fuguet llegó raudo al lugar, entrando como una tromba con todo y bicicleta. Recordando el momento hoy, a la distancia, me doy cuenta que ese era el cine garage on the making, ese era Velódromo naciendo. Así se hacen las películas hoy en día en América Latina, por lo menos estas películas que comparten tal espíritu; grabadas con ímpetu, sin pensárselo demasiado -que no sin planificación-, películas honestas, poco pretenciosas, personales, directas, con historias por lo general urbanas y contadas en primera persona, autobiográficas hasta cierto punto.

En ese encuentro fue que nació esta relación de complicidad entre Cinencuentro y Cinépata, la cual ahora da pie a esta semana de cine hecho en el Perú. Durante todo este tiempo hemos podido compartir con Alberto y sus cómplices cinépatas una selección de trabajos peruanos que transpiran el mismo feeling que pregonan sus pares chilenos, argentinos y colombianos, entre otros. Nuestras realidades son distintas, pero muchas condiciones se repiten: la predominancia del digital, la rapidez para plasmar una idea en imágenes, y la igualmente rápida velocidad con la que se cierran las ventanas de exhibición para muchos de estos nuevos trabajos. Sin embargo, esto último está cambiando, sitios como Cinepata ayudan a agilizar el tránsito de una obra desde las manos del autor hacia los ojos del espectador, sin importar demasiado desde qué ciudad se conecte uno.

Y en un mar de opciones cada vez más vasto, está bueno contar con un faro que guíe y señale un camino a seguir. No es el único, no será «el más prestigioso», o el «de mejor calidad», pero es una opción, y es una ruta que nosotros en Cinencuentro recorremos con gusto. Y es que se trata de nuestro ambiente natural, el online, ahí nacimos, ahí crecemos día a día, click a click, con cada byte escrito, visto, descargado, comentado.

Muchos de los nuevos cineastas peruanos alimentaron su cinefilia, no solo en el mítico Polvos Azules, sino con bastantes dosis de internet, con las películas que bajaron, con los artículos y críticas que leyeron, en blogs y publicaciones online. Resultado de esta alimentación la podemos ver en trabajos recientes, como Rumeits de Gonzalo Ladines, o Púrpura de Jorge Shinno. Ambos reflejan un acercamiento lúdico, colorido, jovial y con humor, a la realidad de los limeños de nuestros días, sin dejar de tener como fondo a la ciudad que siempre acompaña a los personajes de estas historias, chicos y chicas en sus 20, adolescentes que no terminan de madurar, con sus líos de pareja, entre divertidos y patéticos.

Otros cortometrajes como Indie, de Franco García, o Reunión de Antolín Prieto, comparten una atmósfera nostálgica y gris típica de Lima y su neblina, con remembranzas de un época feliz. Historias de niños y jóvenes de décadas recientes que, sin salirse del marco urbano, logran escapar de la apatía actual gracias a ese otro escenario propio de Lima: el mar, una figura omnipresente a la que muchos acuden tarde o temprano, a manera de escape o liberación, aunque sea momentánea.

Estos serían ejemplos recientes de un cine inmediato, lleno de referencias a la cultura popular, localista y de más allá. La selección de esta semana también incluye un trabajo más adulto, si se quiere, como Interior bajo izquierda, de los hermanos Vega, que rescata elementos del mejor Francisco Lombardi (el de los 80), su Lima vetusta y sus personajes acorde, revistiéndolos ahora de un humor negro poco usado, sin embargo necesario, y con influencias de un cine que mira a los festivales de prestigio con mayor seguridad que otros trabajos de realización más modesta, pero no por eso menos valiosos.

Sin dudas este no es todo el cine del Perú, ni mucho menos. En la ciudad siguen apareciendo esas producciones de presupuesto modesto, o a veces inexistente, como la saga numérica de Eduardo Quispe, o las revisiones a la serie B de Rafael Arévalo y Fernando Montenegro.

Mencionemos también, para los que deseen seguir adentrándose en nuestra realidad, al así llamado Cine regional, producciones hechas en ciudades fuera de Lima, que viene significando una veta cada vez más rica e inabarcable, desarrollando sus propios mitos y subgéneros. Todas estas producciones aparecen casi como respuesta o alternativa al cine más tradicional y hasta comercial que siempre continúa realizándose en la capital, con distinta suerte de público y de crítica.

Si hace unos años en Cinencuentro prácticamente cometimos traición a la patria al permitir un “Cine chileno ataca Lima”, pues ahora, haciendo honor a la imagen y memoria de Miguel Grau (Caballero de los Mares a quien aun le debemos un biopic a la altura de su chapa), proclamamos que el “Cine peruano ataca Chile”, y gracias a la internet, a toda América Latina. Tahuantinsuyo style.

(Imagen tomada de este blog)


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