“Falling”, Viggo Mortensen debuta como director


A inicios de octubre tuve la suerte de asistir a la presentación en Madrid de «Falling» debut como director de Viggo Mortensen, el reconocido actor estadounidense-danés, frecuentemene asociado a la cultura latina por su conexión con Argentina y con su equipo de fútbol favorito, San Lorenzo de Almagro. 

Era un martes por la noche en el que esperábamos por verlo,  el cine “Renoir Princesa” era el lugar donde ocurriría la cita. Había colas larguísimas en las que teníamos que mantener las distancias de seguridad. Aquello hacía que la expectativa se sintiera aún más alta,  dentro la sala estábamos todos esperando a Viggo, con las mascarillas puestas y dejando sillas vacías entre nosotros en función a la distancia de seguridad exigida del cine. Mortensen entró a la sala como una persona sencilla, uno no podría haber sospechado a simple vista de que se trataba de un actor tan reconocido.

A continuación empezó a contarnos el por qué sintió la pulsación de hacer esta película, una historia sobre un anciano y el rol que sus hijos deben tomar sobre su vida. Algunos de los presentes le preguntaron sobre qué reflexión tenía sobre los ancianos, ahora que ha pasado una pandemia que ha afectado tanto a ese grupo de la población. Viggo nos contó que siente que se les considera más que nunca, y quiero pensar que eso es verdad. 

También nos mencionó que la película había tenido muchas dificultades de realización y por ello decidió actuar en ella y así potenciar la estrategia de marketing de la misma. Sabia decisión considerando que los que fuimos estábamos muy interesados en verlo a él. Finalmente, se despidió de forma muy amable y empezó la función. 

“Falling” tuvo su estreno mundial durante el Festival de Sundance a inicios de este año, fue la película que cerró dicho festival. Además tuvo su estreno europeo en el Festival de San Sebastián, donde Viggo Mortensen recibió el premio Donostia, como reconocimiento a su trayectoria.

Según el mismo Viggo este es un proyecto personal que le costó sacar adelante, un proyecto que empezó siendo sobre la reflexión del deterioro y muerte de sus padres y cómo él se encontraba en la posición de tener que observar y atenderlos constantemente pero sabiendo que su estado solo continuaría empeorando. «Falling» nos lleva a la reflexión del rol que toman los ancianos luego de que dejan de estar en todas sus capacidades, aquel difícil momento en que los hijos tienen que hacerse cargo de sus padres, un momento al que nadie quiere llegar.

La cinta es un drama familiar que muestra las heridas profundas dentro de la relación entre un hombre mayor, Willis (interpretado por Lance Henriksen) y su hijo, John (Viggo Mortensen). La dinámica de su relación se va construyendo en el largometraje a partir de flashbacks de la infancia del hijo, que muestran la agresividad con la que Willis trataba a su esposa y a sus seres queridos, y nos llevan al tiempo presente en el que Willis es un anciano que empieza a confundir los espacios y los tiempos, pero que se mantiene con la misma agresividad. John intenta cuidarlo pero conforme avanza el relato nos daremos cuenta que esto será imposible. El personaje de Willis sirve como metáfora de todos los valores negativos de antaño, homofobia, racismo, conservadurismo extremo, machismo, agresividad. Rasgos que lo posicionan como un outsider en el espacio en el que sus hijos y sus nietos se manejan en la actualidad. El mundo de Willis no es el mundo que se vive en el 2020, pero a él no le importa adaptarse a él. 

Sus hijos son los que llevan la peor parte de ello, ya que fueron los directamente afectados por sus malos tratos y los que no han podido superar los traumas de los mismos. Willis no es consciente de esto o no le importa, además parece estar desarrollando cierto nivel de demencia en el que no solo mezcla los tiempos en los que vive sino también las parejas que ha tenido y hasta los insultos con las que las califica. Confunde constantemente a la madre de los hijos con una novia que tuvo, abriendo heridas cada vez que habla de ella. John es quien se lleva la peor parte, su padre está constantemente atacandolo con comentarios abiertamente homofóbicos sobre los cuales él intenta no reaccionar, dejándonos entender que estas situaciones han ocurrido muchas veces antes.

Conforme avanza la historia notamos que las consecuencias de los malos tratos que Willis proporciona han afectado de manera estructural a la familia, acciones imperdonables son pasadas por alto por los hijos para no causar peores consecuencias. Estas son difícilmente ignoradas por los nietos, jóvenes que forman parte de la Generación Z, quienes lo confrontan abiertamente por sus actitudes pero no hay resolución, un personaje como el Willis que Mortensen director nos plantea no tiene solución, es alguien que se mantendrá en convicciones equivocadas hasta el momento en que muera. 

El relato es agridulce, Viggo no intenta que empaticemos con Willis, nos muestra la peor cara de esta persona y conforme lo conocemos más sabemos que esta es la única cara que podremos ver, no encontramos excusas ni justificaciones sobre su actitud. El largometraje no intenta hacernos ver lo que lo llevó a ser quien es, quiere mostrarnos que este hombre existe y que si no se deja ayudar, simplemente no podrá ser ayudado por más que sus seres queridos se esfuercen. 

Finalmente vemos a John confrontar a Willis pero solo para notar que Willis baja del mito, y a pesar de mantener su carácter, es un hombre anciano a las puertas de su muerte. La película acierta muy bien en ese mensaje, los hijos sienten una responsabilidad indispensable respecto a su padre y no dejan de sentirlo a pesar de que él los rechaza una y otra vez, algo que ocurre mucho en el mundo fuera de la ficción.

La película cumple con la expectativa que teníamos al entrar al cine, es una historia que ocurre dentro de una familia disfuncional, una puesta en escena muy realista, en el que se intenta llegar al trasfondo del cerebro de Willis pero que solo se logra ver pequeños retazos de su identidad. Lo que sí queda claro es el dolor que causa a las personas de su entorno y lo poco que aparentemente le importa. «Falling» sigue el camino de filmes como The Irishman (2019, Scorsese), Da 5 Bloods (2020, Lee) y  Once Upon A Time in Hollywood (2019, Tarantino), en el sentido de un cine hecho por cineastas maduros, historias sobre las dificultades que encuentran en una etapa de su vida en la que se empiezan a sentir prescindibles, y sobre la nostalgia -en este caso una nostalgia dolorosa- que viene con estos pensamientos nuevos. Me crea mucha expectativa para saber cómo continuará desarrollándose esta etapa en la carrera de nuestro querido Viggo Mortensen.

Archivado en:

,

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *