Según una encuesta digital difundida hace unos años, la escena que hizo llorar a más gente en la historia del cine fue aquella en que un cazador mata de un balazo a la madre del pequeño ciervo Bambi en el clásico filme de Walt Disney.
En el séptimo arte, madre no hay una sola. Las hay rudas y valientes, como la incombustible y vengativa Uma Thurman en el papel de «La novia» de Kill Bill o la arrojada y decidida Linda Hamilton como Sarah Connor en The Terminator, como también tiernas y sacrificadas, y como ejemplos están Nargis Dutt en el lacrimógeno melodrama hindú Madre India; Kee (Clare-Hope Ashitey) que dará a luz al primer niño en décadas en la cinta de Alfonso Cuarón Niños del hombre; las madres kriptonianas o terrestres de Kal-El /Clark Kent en las versiones varias de Superman; y Sally Field como la mamá de Forrest Gump o en No me iré sin mi hija, Ojo por ojo, y En un lugar del corazón.
La madre en el cine, durante los albores de la industria, era una simple ama de casa, compañera fiel y sumisa del hombre, que era el protagonista. Estaba encasillada a roles dibujados, estereotipados por los creativos machistas de los guiones. Eran papeles secundarios, previsibles, teñidos de la visión masculina. Pero eso fue cambiando entre los años 60 y 70 del siglo XX, en que las madres comenzaron a mostrar más matices.
Meryl Streep ha mostrado siempre una faceta como madre inquietante en Un llanto en la oscuridad (donde es juzgada por la desaparición de su bebé, presumiblemente devorado por perros salvajes durante una excusión) Kramer vs. Kramer (en la que trata a su hijo como una mercancía con la que castigar al padre); Agosto (en un duelo interpretativo fuera de serie con Julia Roberts); o La decisión de Sophie, (en la que debe decantarse por una opción desgarradora). En todas ellas, el público no sabe si compadecerla o detestarla (algo se reivindicó en el musical Mamma Mia).
Para tenerles miedo, inquietantes, castradoras, sobreprotectoras hasta el desagrado son Piper Laurie como la progenitora de Sissy Spacek en Carrie, Barbara Hershey en Cisne negro, Jessica Lange como una tóxica suegra en Hush; la cruel madre que encarna Mo’nique, que destruye la autoestima de su propia hija en Preciosa; la vendada madre de dos gemelos asustados que no reconocen a la autora de sus días en la cinta austriaca de terror psicológico Buenas noches, mamá del 2014, como en su remake estadounidense del 2022; el aterrador filme canadiense Mamá (2013) de Andrés Muschietti; y hasta la misteriosa señora Bates en Psicosis de Alfred Hitchcock.
Otras madres inolvidables, que han dejado huella son la señora Robinson (Anne Bancroft) empeñada en acostarse con el novio de su hija en El graduado, la fría Jacki Weaver en Animal Kingdom, la aparentemente dulce pero sanguinaria Kathleen Turner de Los asesinatos de mamá, la diva Joan Crawford (interpretada por Faye Dunaway) en Queridísima mamá, Mia Farrow embarazada en El bebé de Rosemary, Nicole Kidman en Los otros, Frances McDormand en Tres carteles en las afueras de Ebbing, Missouri; o las progenitoras que han luchado contra el demonio salido de sus entrañas, sean con el rostro de Lee Remick o el de Ellen Burstyn en La profecía y El exorcista.
También recordamos a Shirley MacLaine en La fuerza del cariño, a Cecilia Roth en el filme de Almodóvar Todo sobre mi madre«, a la distraída Catherine O’Hara de Mi pobre angelito, la adolescente Ellen Page en Juno, la inspiradora Scarlett Johansson en JoJo Rabbit, la valiente Jodie Foster en Plan de vuelo, la despilfarradora Andrea Riseborough en To Leslie, la graciosísima Estelle Getty como madre de Stallone en Para o mi mamá dispara, Julie Walters como la madre de la numerosa prole Wesley en la saga de Harry Potter; las sacrificadas señoras March, con distintos rostros en los diversos remakes de Mujercitas; Taraji P. Henson en El extraño caso de Benjamin Button, OIivia Colman en La hija oscura, Lea Thompson como la madre de Marty McFly en Regreso al futuro, y Kim Hunter como Zira, la progenitora chimpancé de un mono que cambiará el futuro de la Tierra en Escape del planeta de los simios.
También algunas madrastras, malas y buenas, como las de Blancanieves y Cenicienta en el primer caso, sin escrúpulos ni instinto maternal; o las que en el segundo caso encarnan, por ejemplo, Julia Roberts en Quédate a mi lado, apoyando a Susan Sarandon, la ex de su esposo, con cáncer; y Sigourney Weaver, haciéndose cargo de una sobreviviente de la nave infestada de voraces criaturas espaciales, la pequeña Newt, en Aliens, el regreso.
Hay, claro, muchas más, pero con este apretado recuento queremos desearles un feliz día a todas las madres cinéfilas.
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